El PSOE y los separatistas como en 1934/36
Recta final de la campaña de las elecciones catalanas de este domingo. Pere Aragonès, su actual presidente, las adelantó un año al carecer de presupuestos por el rechazo de los Comunes y en aplicación de la frase de Sánchez cuando estaba en la oposición a Rajoy «un gobierno sin presupuestos, es como un coche sin gasolina: es un objeto inútil». Que es precisamente como se encuentra ahora él, pero pedirle coherencia entre lo que dice y lo que hace sería no conocer al personaje.
Pero la razón última del adelanto hay que encontrarla en Puigdemont, y fue para impedir una campaña centrada en quien para entonces ya no sería un prófugo de la Justicia como todavía es, sino que estaría amnistiado por Sánchez y aspirando a volver directamente a donde fue desposeído en octubre de 2017, en aplicación del artículo 155 de la Constitución por el gobierno Popular.
Aunque está por ver si la decisión ha sido acertada en términos de los intereses partidistas de ERC y de Sánchez, que pueden encontrarse ante un oxímoron existencial porque si Puigdemont queda por encima de ERC el domingo, ese eventual pacto sería el final del gobierno frentepopulista.
Lo que Sánchez y Junqueras desean –con Yolanda de palmera y Puente de regenerador democrático– es reeditar aquella política de muros gestada en el Tinell en 2003, y que colocó en 2018 a Sánchez en La Moncloa y allí le mantiene hace ahora seis años… pero entonces, el actual Puigdemont no existía todavía.
Aquel govern presidido por Maragall tiene su página negra en la Historia de España por decisiones que están en la raíz del principal problema que ahora padecemos. A saber: la división de la política en dos bloques opuestos y enfrentados, y con ella a la ciudadanía española. El Tinell estableció un muro contra el PP a nivel nacional (Vox no existía por entonces), y que con el nuevo Estatut sentó las bases que han llevado al independentismo a su actual protagonismo.
De aquellos vientos, alimentados por quien –tras el 11 M y apenas cinco meses después, se convirtió en el presidente del Gobierno y que durante la campaña electoral autonómica había avalado aquella decisión con su afirmación de «apoyaremos en Madrid lo que apruebe el Parlament»–, vinieron las tempestades actuales.
Ahora sus sucesores se presentan como bomberos para extinguir el incendio que ellos mismos causaron dañando la convivencia, actuando cual pirómanos políticos. Y con los autores del golpe de 2017 amnistiados y mandando en el gobierno de España: como en 1934-1936. La Historia, maestra de la vida, se repite.
Y el PSOE y los separatistas son los mismos de entonces.