El PSOE resiste con 20 escaños pero se queda más lejos del PP que en las últimas generales
El PSOE ha logrado 20 escaños en las elecciones europeas celebradas este domingo, solo 2 eurodiputados por debajo del PP y consigue resistir respecto a los resultados de 2019. Sin embargo, la distancia con el PP se hace más profunda y se incrementa hasta los 4 puntos porcentuales, mientras en las generales del 23J fue de solo 1,3 puntos.
Aumenta también la distancia en votos entre los dos grandes partidos. Este domingo –en unos comicios que ambas formaciones plantearon como un test de la fuerza que acumulan sus líderes nacionales– el PP ha superado al PSOE en casi 700.000 votos mientras que el 23J la diferencia fue de algo más de 300.000.
Los socialistas pierden solo un escaño respecto a los 21 que lograron en las elecciones europeas de 2019, y consiguen 5.244.610 votos con un porcentaje de voto escrutado superior al 99%, lo que supone cerca de 700.000 votos menos que los ‘populares. Se quedan, por tanto en un 30,18% de los apoyos, cuatro puntos por debajo del PP que obtiene un 34,20% y es primera fuerza.
El PSOE pierde así la primera posición en las europeas en favor del PP y se deja 2,68 puntos respecto a los comicios de 2019, en los que superaron los 7.300.000 votos, aunque en esa ocasión la participación fue muy superior dado que coincidieron con autonómicas y municipales.
Respecto a las elecciones generales de julio de 2023, el PSOE sigue siendo segunda fuerza por detrás del PP aunque obtiene alrededor de 2 millones y medio menos de votos, pues el 23J obtuvo 7.821.718 votos y un 31,68% de los apoyos.
En todo caso, el PSOE logra contener las malas previsiones que auguraban las encuestas desde hace meses y que les llegaron a situar diez puntos por debajo de los de Feijóo. Una diferencia que se ha ido reduciendo en las últimas semanas.
PRIMER EXAMEN TRAS LA AMNISTÍA Y LA IMPUTACIÓN DE BEGOÑA GÓMEZ
Estas elecciones han sido el primer examen al que se enfrentaba el PSOE en todo el territorio nacional tras las generales del 23J y después de que el Gobierno promoviese una ley de amnistía pactada con los partidos independentistas catalanes, a cambio de su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez.
Se producen además después de una campaña electoral, marcada por la investigación a la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción, y por la decisión del juez de citarla a declarar al juzgado como investigada.
Esta medida, que se hizo pública a solo unos días de las votaciones, marcó la última semana de campaña e incluso llevó a Sánchez a decir que había un intento de influir en los resultados del 9J y a varios ministros a calificar de “extraña” la decisión del juez.
MILEI Y PALESTINA
Antes de este episodio que sacudió la recta final, la campaña había transcurrido por una senda más favorable al PSOE alimentando la idea de la “remontada” frente al PP, que finalmente ha logrado la primera posición.
La carrera a las urnas comenzó con el choque del Gobierno con el presidente argentino Javier Milei, un conflicto que el PSOE trasladó a las elecciones llamando a votar a los ‘zurdos’; apropiándose así del término con el que este descalifica a la izquierda.
Además, Sánchez hizo coincidir el anuncio del reconocimiento de Palestina como Estado en plena campaña, un asunto que marcó la pauta de la campaña durante varios días, hasta que el juez que investiga a Begoña Gómez decidió citarla a declarar el próximo 5 de julio, una noticia que dio un vuelco a la campaña e hizo reaccionar al Ejecutivo.
Sánchez envió una nueva carta a la ciudadanía en la que alertaba de un intento de influir en el resultado electoral y, en plena polémica, Gómez reapareció en un mitin del PSOE junto a Sánchez.