«No hay que eternizar lo inviable»
Esta es una frase que resume una situación como la que vivimos en España y donde se ha creado una grave situación, por la personalidad de quien ocupa la Moncloa actualmente, con una ambición desmedida de poder, y que descalifica a cualquiera que considera pueda perturbar su posición allí. Esa frase de titular lo dio el «ultraderechista» presidente socialista de Castilla-La Mancha, Comunidad que aporta 8 diputados del grupo «ultraderechista» que preside el «progresista» Sánchez y del que bastaría que tres de ellos dejaran de apoyarle para que él tuviera que convocar elecciones anticipadas.
Ayer hizo suya esa frase el propio Feijóo en la sesión de control del Congreso, que motivó que también él fuera calificado como ultraderechista por Sánchez. Es necesario cargarse de la virtud de la templanza –entre otras–, para no perder la paciencia ante lo que el jefe del Frankenstein (el ultraderechista Rubalcaba dixit) está haciendo con España. Su última advertencia lo condensa todo: controlar el Poder Judicial y la prensa.
Fue la conclusión de su retiro de reflexión tras conocer la imputación de su mujer y ahora, tras conocerse algo parecido con su hermano, vuelve a la carga contra la máquina del fango que ensucia la imagen de su progresista persona. Así que ahora anuncia medidas para mejorar la calidad de nuestra democracia que fue un compromiso que asumió solemnemente desde la Tribuna del Congreso hace ya más de seis años para defender su moción de censura al gobierno de Mariano Rajoy, al que había calificado de «coche sin gasolina» es decir de un «objeto inútil» por no tener presupuestos. Por cierto, cuando los consiguió con el PNV, éstos a continuación pactaron con él, dándole la presidencia del Gobierno.
Una jugada política indigna por parte de unos y otros. Ahora que él está sin presupuesto y sigue en La Moncloa por una auténtica corrupción, con unos políticos amnistiados «a la carta» para que con sus votos le sigan manteniendo allí, se permite decir que va a presentar un plan para mejorar la calidad de nuestra democracia. Comenzando por sustraerle al órgano de gobierno del Poder Judicial la competencia de proveer las plazas en el Tribunal Supremo y otros órganos jurisdiccionales. Debe ser muy democrático que los nombre el sanchismo, sobre todo a la vista de los casos de corrupción que le rodean tan cercanos a él. Y también con más control de los medios, para que tomen ejemplo de las entrevistas-masajes que le hacen en la TV pública. En verdad, no puede pretender eternizar lo que es inviable.