Europeo de fútbol o la reivindicación de la Europa de las identidades
Mis preferencias deportivas en el campeonato europeo de selecciones nacionales de fútbol, que se celebra estos días en Alemania, se decantan por los países con un mayor número de jugadores nativos. Eso descarta desde un principio cualquier afinidad emocional con las selecciones de Francia, Holanda, Inglaterra, Portugal y Alemania, entre otras.
Selecciones como Croacia, Hungría, Serbia, Eslovenia, Eslovaquia, Georgia o Chequia hacen más llevadera la contemplación de una competición que refleja, acaso como ningún otro acontecimiento, el insoportable cambio a que está siendo arrastrada la vieja y lobotomizada Europa.
Todo lo anterior hace aún más grande la presencia de combinados nacionales que se presentan al Europeo con futbolistas propios, sin edulcorantes ni exotismos multiculturales. Así, el triunfo argentino en el pasado Mundial, con todos sus jugadores de origen europeo, supuso la mejor declaración de principios contra los conglomerados religiosos y la amalgama de etnias en un mismo puchero.
Al orgullo que como identitarios nos suscita la presencia de selecciones endogámicas, se une el desencanto como españoles por habernos desviado de un modelo que estuvo preñado de éxitos. En fútbol, baloncesto y balonmano hemos sido campeones europeos y mundiales en los últimos 20 años. Y lo fuimos, es preciso insistir una y otra vez, con deportistas autóctonos, ibéricos. No hay en el mundo un sólo país que haya logrado tanto en deportes individuales y de equipo.
Por consiguiente, ¿por qué desviarnos de un modelo que nos proporcionó tantos éxitos antes de que una selección de medio pelo nos eliminara del pasado Mundial en octavos?
Para estw tema, hay una película de 1975 imprescindible : Rollerball, cuya acción se acerca a nuestra realidad, ¿.o quiza ya lo es ?
Camarada ARMANDO ROBLES, la gente cree que su identidad nacional no corre riesgo de ser diluida con el paso generacional. Ahora empieza a verse cada vez más que esto es asi y es verdad que cada vez más la sociedad europea y en particular la española se va oponiendo a esa agenda antiblanca elitista del NOM.