Golpes falsos y dictaduras verdaderas: casos de Bolivia, Cuba, Venezuela y Nicaragua
Arturo McFields Yescas.- En Bolivia jamás hubo un golpe de Estado. Todo fue un golpe publicitario. Una estrategia manufacturada y prefabricada para justificar la represión, victimizar al agresor y reactivar a una base de fanáticos en torno a un líder inepto, corrupto e impopular.
El golpe anunciado por el presidente Luis Arce es histórico. Sin muertos, sin heridos, sin desapariciones forzadas y sin destrucción masiva de edificios públicos. Una puesta en escena poco creíble en un país donde el principal represor es el Estado gobernado por el MAS (Movimiento al Socialismo).
En 2008 Evo Morales también se inventó su propio autogolpe. En esos días eran protestas cívicas en Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando. Todo fue una excusa perfecta para que el régimen cocalero de Evo Morales aumentara la represión y su estadía en el poder.
En 2019 Evo Morales realizó un fraude monumental para intentar reelegirse por cuarta ocasión. La Constitución lo prohibía, un referendo también, pero nada lo detuvo. En las urnas también perdió y quiso hacer fraude, finalmente se inventó un golpe para justificar su manipulación al conteo.
En 2018 el pueblo de Nicaragua se rebeló contra Daniel Ortega y su tiranía familiar. El dictador respondió con sangre y fuego. Ortega dijo que era un golpe fallido orquestado por “el imperio”. La cuartada le ayudó a endurecer la represión y cimentar su dinastía.
En Venezuela Hugo Chávez usó y abusó de golpes, autogolpes y atentados. Estas artimañas le valieron para desaparecer a opositores, someter a aliados, doblegar a militares y aniquilar a competidores desleales. Los asesores cubanos fueron fundamentales.
Desde 2013 Nicolás Maduro ha denunciado 30 planes para asesinarlo y varios golpes fallidos. La estrategia ha servido para movilizar a las bases del partido y exiliar a 8 millones de venezolanos que no encuentran presente ni futuro en ese país.
En 2021, la dictadura de Raúl Castro reprimió con brutalidad las protestas de “Patria y Vida”. Más de 1100 personas encarceladas en una puerta giratoria de arrestos interminables. Cuba ha legalizado la pena de muerte y la eliminación de ciudadanía.
Doble rasero
La izquierda radical se niega a reclamar justicia por los 1600 presos políticos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Argumentan que esto es injerencia en temas internos soberanos. En el caso de Bolivia fueron rápidos para pronunciarse y condenar el golpe publicitario.
Los derechos humanos y la democracia están secuestrados por un profundo sesgo ideológico en América Latina. Muy pocos países se atreven a alzar la bandera de libertad y justicia en todo el hemisferio. Esta es la razón por la que los dictadores siguen atornillados al poder.
Las dictaduras del siglo XXI jamás han sido víctimas de un golpe de Estado; al contrario, son ellas las que han golpeado y aplastado las instituciones, las leyes, los derechos humanos y las libertades más esenciales de sus ciudadanos. Ese golpe es real y todavía sigue impune.