Feijóo desafía chulescamente a VOX en las comunidades donde hay acuerdos contra la inmigración ilegal, y se solidariza con las mafias que trafican con ellos, y con el gobierno golpista.

Abascal le ha lanzado un ultimátum: si esos acuerdos se incumplen, tendrá que romper con el PP en esas comunidades. Esto es muy peligroso para Feijóo, pues, por una parte, ha de haber en esas regiones y algunas otras, votantes y afiliados al PP que no admitan la vulneración de nuestra leyes y fronteras por las mafias; por otra parte, si VOX se retira de esos gobiernos regionales se abren, o nuevas elecciones o vuelta del PSOE al poder en ellos, lo cual en rigor no significa nada, pues PP y PSOE son en todo lo esencial un mismo partido. VOX quedaría así en plena libertad para independizarse de unas políticas con puntos ambiguos que han favorecido el llamado “voto útil”.

Para VOX, el coste sería una nueva campaña mediática masiva de los mamporreros del PP, tipo Losantos, Herrera, y similares, que lo acusarían de hacer el juego a Sánchez. Pero una tal campaña puede ser desbaratada con una movilización especial de los militantes y simpatizantes de VOX para difundir sus verdaderas posturas. Quiero pensar que esto es lo que realmente sucederá. Si después de su ultimátum VOX se echase atrás, dudo que tardase mucho en seguir el destino de Ciudadanos y similares. En cambio, si es consecuente, contribuirá extraordinariamente a clarificar un panorama político que tantos se empeñan en enturbiar a la desesperada.