No soy de los que van a misa diaria, ni soy nada beato, pero me parece que la campaña de críticas a la visita del Papa son para mear y no echar gota. Y cuando se miente tan descaradamente, y se utiliza la demagogia como herramienta para hacer comulgar con ruedas de molino, e intentar justificar lo injustificable, a uno le entran ganas de escribir para desahogarse y al mismo tiempo intentar poner los puntos sobre las íes a los cuatro abrazafarolas de turno que andan berreando sandeces.

La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) tendrá un coste de unos 50 millones de euros, que serán costeados en un 70% por los propios participantes y en un 30% por empresas patrocinadoras. Los beneficios estimados por los más de 400.000 peregrinos que acudirán a la cita se estiman en unos 100 millones de euros. La patronal de hostelería de Madrid “La Viña” ha señalado que por la visita del Papa, más de 70.000 locales de hostelería no cerrarán el mes en números rojos, gracias a los que están por gracietas absurdas como la ley antitabaco que promulgaron los sociolistos. Esto supondrá el mantenimiento de un 6000 puestos de trabajo, al menos durante este mes de agosto. Cayendo la que está cayendo estos simples argumentos deberían bastar para alegrarse de que venga el Papa, e incluso para ir a Barajas a hacerle la ola y rezar cuatro padre nuestros para que venga todos los meses.

Como algunos andan buscándole tres pies al gato, nos dicen que los gastos para las arcas públicas son multimillonarios, por ejemplo en seguridad. Pues bien. Los gastos de la visita en materia de seguridad están presupuestados en el Ministerio del Interior en una partida que lleva prevista desde el principio del ejercicio y cifrada en unos 7 millones de euros. Sólo en IVA, el Estado tiene previsto recaudar con la visita 25 millones de euros. Así que fíjense si nos deja margen y deja en entredicho la sandez del argumento de los que dicen que España no puede permitirse el lujo de esta visita por la crisis. Pero hay más. Nos dicen que a esos gastos les tendremos que sumar el despliegue de la policía municipal y servicios como el Samur. Pues bien, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid tienen previsto ingresar en materias como transporte público (la subida del billete sencillo en un 50%no se ha hecho ahora porque sí), impuestos por alojamientos, permisos de ocupación de vía pública etc, más de 12 millones de euro. Así que ni por esas.

Pero hay más. La Secretaría de Estado de Turismo dirigida por Joan Mesquida ha estimado que al final de la JMJ, casi el 20% de los peregrinos continuarán al menos cinco días más en España haciendo turismo, y en una reciente entrevista apuntó que había habido un repunte en las reservas hoteleras y plazas de transporte desde Madrid hacia lugares como la costa levantina, Galicia, Castilla León y Andalucía, tras la visita del Papa.

Pero lo más curioso de todo, es que quienes critican la visita del Papa escudándose en la crisis son los mismos que con una descarada doble moral callan o miran hacia otro lado cuando España se gasta 14 millones de euros al mes en andar haciendo el indio bombardeando Libia, o haciendo el imbécil y poniéndonos a tiro para que maten a nuestros soldados en Afganistán, que nos cuesta 26 millones de euros al mes, o aplaudían a la SGAE mientras les repartía beneficios. Luego esos mismos, son los que acusan de doble moral a la Iglesia, cuando la suya es cuando menos, bastante más cuestionable y sobre todo más cuantificable.

Sólo por esas razones deberíamos todos alegrarnos de que el Papa venga a España. Otra cosa es que a cada cual le guste o no lo que representa la Iglesia Católica, que esa es una cuestión que pertenece a la libertad y la esfera privada de cada cual y en la que nadie debe meterse. Así que yo me alegro de que el Papa venga a España, le doy la bienvenida, y haber si alguien le convence para que venga por lo menos un par de veces al año. Y si los que tanto critican que venga son capaces de hacer lo mismo, y dejar los mismos beneficios a nuestra maltrecha economía, que lo hagan o se callen por favor.

*César Román es el secretario general de El Centro.