El Gobierno entra en modo histérico
Francisco Marhuenda.- ¿Dónde está la mayoría de izquierdas? La realidad es que nunca ha existido más allá de la imaginación enfebrecida del sanchismo y sus aliados políticos y mediáticos. Estamos ante una impostura política que choca con la realidad. La izquierda está en minoría en el Congreso y Sánchez compró la investidura a cambio de una amnistía que aseguraba que era inconstitucional. Tras un año de gobierno, el balance es patético. La legislatura no tiene otro futuro que su obsesión de seguir en La Moncloa a cualquier precio. La actividad más relevante del Gobierno ha sido hacer de oposición a la oposición.
El Congreso tumbó este martes el techo de gasto y la reforma de la ley para establecer el reparto obligatorio de los menores migrantes. Por supuesto, los miembros del Gobierno y los partidos que le apoyan llevaban días dedicándose a insultar y descalificar al PP mientras le pedían que votara a favor. Esto se hacía sin negociar nada, porque el sanchismo se sustenta en una soberbia infinita.
Es la traslación de esa ridícula e inexistente superioridad moral de la izquierda por la que se tiene que apoyar el techo de gasto porque consideran que es bueno para España. Es otra de las mentiras habituales. Hay políticas más serias, eficaces y solidarias que los despropósitos presupuestarios a los que nos tiene acostumbrados el Gobierno de izquierda radical. Lo mismo sucede con el tema de los menores migrantes. Una vez más se pide un cheque en blanco y no se negocia nada, porque si lo dice Sánchez es como si fueran las tablas de la ley que tienen que ser aceptadas por todos. La histeria era evidente en La Moncloa, los ministros y el grupo socialista. Junts tampoco se dejó chulear y votó en contra de estas dos iniciativas.
En una democracia no se pueden exigir adhesiones inquebrantables. Sánchez ha despreciado a Puigdemont y ahora se encuentra con las consecuencias de sus actos. A la histeria colectiva se une la desazón por los procedimientos judiciales, ya que ni jurídica ni políticamente han sido capaces de gestionarlos con acierto. González y Zapatero hubieran actuado con éxito, pero Sánchez se ha convertido en un líder aislado que ejerce un poder absoluto en su partido sin que existan contrapesos que le ayuden en los momentos de crisis.