¿Por qué tenemos que pagarle las vacaciones a Sánchez?
Francisco Marhuenda.- Nunca he entendido por qué el presidente del Gobierno tiene que disponer de los bienes públicos para su uso particular. Es algo que me parece excéntrico. No es algo que haya inaugurado Sánchez, aunque ha superado con creces a sus antecesores. Es bueno recordar que no es el jefe del Estado, ya que sus pelotas tienen por costumbre compararlo con lo que sucede con los presidentes de Estados Unidos o Francia.
En primer lugar, vive en un palacio a todo tren. Cuenta con personal a su servicio como camareros, cocineros…. No está nada mal. Es cierto que muchos primeros ministros o presidentes del Gobierno tienen una residencia oficial que es su lugar de trabajo como sucede con el Palacio de La Moncloa.
En cambio, no tienen a su disposición, para uso privado, una villa palacio como las Marismillas en Doñana con un terreno de 11.000 hectáreas. Hay pocos nobles o incluso reyes en el mundo que dispongan de una finca de estas dimensiones. Fue propiedad de los duques de Medina Sidonia y el duque de Tarifa la acondicionó según el estilo colonial inglés.
La residencia cuenta con quince dormitorios.
El resto de primeros ministros no tienen una residencia para sus vacaciones como La Mareta en Lanzarote que ocupa 15.500 metros cuadrados. El complejo está formado por diez bungalow y cuenta con dos piscinas. No sé si una está vacía por si alguien no sabe nadar. Fue un regalo del rey Hussein de Jordania a Don Juan Carlos en 1980 que decidió cederlo al Patrimonio Nacional. No creo que pudiera imaginar que se convertiría en una sinecura presidencial. Sánchez también puede optar por alejarse de la playa y tiene a su disposición la finca del Coto Nacional de Quintos de Mora que ocupa una superficie de 6.864 hectáreas en el término municipal de Los Yébenes (Toledo). Cuenta con una vivienda para su descanso vacacional.
Por supuesto, para desplazarse no necesita ir en su coche particular, desconozco si lo tiene, ya que dispone de los aviones, los helicópteros y los coches de alta gama que están a su total e ilimitada disposición. Es bueno recordar la «doctrina» Marlaska por la que Sánchez es presidente las 24 horas del día desde que fue elegido. Es cierto que no se aplica en otras democracias y los elevados dispendios de ese tren de vida no serían bien vistos.