“No miraré hacia otra parte”. Homenaje a las víctimas del genocidio en Gaza
Andrés Palomares.- El australiano Jayson Gillham, uno de los más pianista más célebres y admirados actualmente, se atrevió, en un concierto reciente, a dedicar una pieza a los más de 100 periodistas asesinados en Gaza por la barbarie sionista.
La Orquesta Sinfónica de Melbourne, con la cual Jayson Gilham tenía previsto actuar en una serie de conciertos, bajo presión del lobby sionista, decidió cancelar su actuación. La ola de protestas internacionales y el escándalo suscitado en las RS han obligado a la Orquesta a admitir su error y dejar sin efecto su anterior decisión de vetar al pianista por sus comentarios sobre Gaza, que obviamente no habían sido del gusto de los genocidas que se sintieron ofendidos por que alguien se solidarizara con las poblaciones masacradas y con los profesionales de la información deliberadamente abatidos por los mismos que han masacrado (y hecho morir por otros medios: falta de atención médica, hambre…) sin duda a más de 150 000 palestinos en Gaza.
La Orquesta Sinfónica de Melbourne admitió este jueves que cometió un error al cancelar el concierto del afamado pianista británico Jayson Gillham a raíz de sus comentarios sobre la muerte de periodistas en Gaza durante la guerra entre Israel y Hamás. En un comunicado, la orquesta aseguró que busca fijar una nueva presentación del artista.
El concierto estaba programado en un auditorio del Ayuntamiento de Melbourne, ciudad que ha registrado previamente masivas manifestaciones en condena de los ataques de Israel contra la población civil de Gaza. La orquesta alegó en su escrito “motivos de seguridad” para justificar la cancelación del evento a raíz de “los acontecimientos que se han producido desde el concierto del domingo con Jayson Gillham”.
Previamente y desde el escenario, Gillham dedicó “a los periodistas de Gaza” el solo de piano “Witness” (Testigo), del compositor australiano Connor D’Netto. “El asesinato de periodistas es un crimen de guerra según el derecho internacional, y se hace para impedir que se documenten y difundan al mundo los crímenes de guerra”, comentó Gillham durante su actuación. Al día siguiente, la Orquesta Sinfónica de Melbourne decidió cancelar la función de hoy, un paso criticado en múltiples comentarios publicados en las redes sociales del conjunto musical.
Según Reporteros sin Fronteras, a día de hoy 103 periodistas han sido asesinados en Gaza desde el inicio de la invasión en octubre del 2023 por el ejército israelí, y considerada al lugar el más peligroso del mundo para los profesionales que trabajan en medios de comunicación, por la política deliberada de las tropas sionistas de asesinar a los periodistas.
NO MIRARÉ HACIA OTRA PARTE
Jayson Gillham (piano)/Caitlin Johnstone (texto)
“No importa lo horrible que sea,
No apartaré la mirada.
No importa cuántos niños vea muertos y heridos de las formas más espantosas imaginables,
No apartaré la mirada.
No importa cuánto sufrimiento humano vea al mantener la vista puesta en Gaza,
No apartaré la mirada.
No importa cuantas pesadillas tenga,
No apartaré la mirada.
No importa cuántas lágrimas derrame,
No apartaré la mirada.
No importa cuántas razones se le ocurran a los propagandistas y manipuladores para que mire hacia otra parte,
No apartaré la mirada.
No importa cuántos insultos y acusaciones me acribillen por negarme a mirar hacia otro lado,
No apartaré la mirada.
No importa lo fácil que sería mirar hacia otro lado,
No apartaré la mirada.
No advertiré mi mirada. No me distraeré.
No me perderé en el estupor sedado del escapismo.
No me esforzaré para fingir que todo es normal y que la vida básicamente está bien.
Incluso si no podemos detener esto, al menos podemos darles a las víctimas nuestra mirada.
Al menos les debemos eso.
Es una oferta insignificante, en realidad. Casi nada. Pero es todo lo que tengo para ofrecer: este voto simple y sagrado de honrar a las víctimas negándome a apartar la vista de lo que se les está infligiendo. Estar aquí para ello, en la mayor medida posible. El pueblo de Gaza está sufriendo mucho más de lo que yo he sufrido jamás, y probablemente mucho más de lo que yo sufriré jamás.
Pero a mi manera, de manera escasa y totalmente insuficiente, puedo intentar asegurarme de que no sufran solos e ignorados.
De esa manera, incluso si mis otros esfuerzos fracasan, si todos nuestros esfuerzos colectivos fracasan, si el activismo se queda corto, si no abrimos los ojos lo suficiente y no aplicamos suficiente presión en los lugares necesarios, entonces al menos sus muertes, sus pérdidas y su angustia no habrán pasado desapercibidos. No apreciados. No valorados. Sin testigos.
No apartaré la mirada porque estas vidas importan y tengo el deber de honrarlas.
No apartaré la mirada, porque eso sería darles a esos cabrones lo que quieren.
No apartaré la mirada, porque incluso en mi impotencia para ayudar, todavía tengo el poder de dar testimonio.
No apartaré la mirada, por la misma razón que cuando mis padres estén muriendo, les tomaré la mano y me quedaré junto a su cama hasta que se hayan ido.Incluso si no podemos detener esto, al menos podemos darles nuestra visión.
Al menos les debemos eso.”
Este poderoso poema, que se centra en las respuestas individuales, o en la falta de ellas, se presta a un análisis social más amplio. Es primordial no apartar la mirada, especialmente de Gaza hoy en día, en esta hora de total desesperación, en esta hora de la más tenebrosa y desesperante oscuridad de nuestra época nocturna en el que el Mal parece que vaya a triunfar.
Para nosotros, estos versos son especialmente pertinentes y necesarios. Pertinentes porque en nuestro mundo privilegiado es fácil apartar la mirada. Hay tanto ruido, tantas tentaciones frívolas, de hecho, tantos otros asuntos menores que compiten por nuestra atención. Vivimos en un mundo demencial de distracciones que los “propagandistas y manipuladores de toda clase nos arrojan para hacernos “dar la espalda”, mirar hacia otra parte.
El poema es necesario para nosotros porque nuestros países tienen enormes responsabilidades por los sufrimientos que padecemos y no debemos ignorarlos. Nuestra influencia en zonas como Oriente Medio es abrumadora. Podemos literalmente crear o destruir regímenes políticos, sumir países enteros en el caos y la miseria más espantosa, podemos iniciar y fomentar guerras y podemos utilizar nuestro poder para detenerlas. El desastroso conflicto actual en Palestina es un claro ejemplo de ello. No podemos apartar la mirada del papel que la historia nos ha impuesto allí. Como occidentales, debemos a la población de Gaza (y al mundo entero), la seguridad de que en nuestros países hay gente que no aparta la mirada y que asomados al espanto y al horror de la barbarie desatada, llora con ellos e insta a nuestros gobiernos a que utilicen su enorme poder para lograr el cese de la matanza allí.
Esto es de lo que no debemos apartar la mirada, por más duro que sea:
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