El futuro de Sumar es diluirse en el PSOE
Tanto Sumar, la coalición de izquierda radical que todavía representa la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, como Podemos, la otra formación populista que opera en el mismo sector ideológico, se enfrentan a un dilema de muy compleja solución y que está detrás de las periódicas convulsiones internas que sacuden al Ejecutivo, como, por citar el último ejemplo, la enmienda podemita a la política exterior con respecto a México.
Nos referimos, claro, a la progresiva pérdida de votos de estas formaciones que registran de manera unánime las encuestas de opinión, incluido el CIS, que amenazan, por una parte, con dejar a los de Pablo Iglesias como fuerza extraparlamentaria y, por otra, pronostican una caída en votos para los de Sumar de más de seis puntos, dejándoles en la irrelevancia. En estas circunstancias, que ya se han visto confirmadas en las últimas citas electorales, lo que menos necesitan es un final abrupto de la legislatura –de ahí el empeño de la vicepresidenta Díaz en sacar adelante los Presupuestos Generales de 2025, cueste lo que cueste– y tener que concurrir a unas elecciones adelantadas.
Pero, al mismo tiempo, son conscientes de que su permanencia en un Ejecutivo tensionado permanentemente por las reclamaciones nacionalistas y que ha perdido su «impulso de transformación de la sociedad» sólo puede acelerar el declive. No en vano, el acuerdo entre Pedro Sánchez y ERC para una financiación singular de Cataluña ya ha llevado el desconcierto al seno de la coalición, con partidos como Compromis, Chunta Aragonesista y la propia Izquierda Unida cuestionando un trato más favorable al Principado en detrimento del resto de las comunidades autónomas de régimen común. Sinceramente, no creemos que la extrema izquierda gubernamental vaya a solucionar el problema a base de la sobreactuación de sus ministros en cuestiones políticas marginales, caso de la persecución a la Tauromaquia o la ya citada del apostolado indigenista en Iberoamérica, con el trasfondo de ataque a la Corona, cuando las preocupaciones reales de los españoles pasan por la pérdida de poder adquisitivo, la crisis migratoria y la escasez de vivienda cada vez más acusada.
Pero es que, además, la escenificación de unas tensiones internas en el Consejo de Ministros que no llevan a ningún lado, sí provocan mayor desgaste de la imagen del Gobierno ante la opinión pública española, saturada de propuestas y mensajes contradictorios. Se abre, pues, la posibilidad de que el presidente del Ejecutivo, con las encuestas en la mano, decida un adelanto electoral, que sería a cara de perro con la oposición del centro derecha, en el que Pedro Sánchez se postularía como el único representante posible de toda la izquierda, incluyendo a parte de Sumar en listas electorales conjuntas o, simplemente, quedándose con sus votantes, como hizo en su día Felipe González.