Solo cuando se muestran imágenes de la violencia mortal que entraña un aborto nos damos cuenta de lo que significa de verdad
Por Magdalena del Amo.- He querido utilizar como título las palabras del doctor Justo Aznar, presidente hace unos años de Provida Valencia. Vivíamos aquellos días momentos muy convulsos. Habíamos iniciado el recorrido por una pendiente resbaladiza hacia el precipicio de la muerte provocada y legal. Hoy la vida ha perdido su valor. y defenderla se ha convertido en un acto revolucionario y antisistema. Así estamos. Por eso hemos decidido insistir en esta problemática que nos afecta a todos, individualmente y como sociedad.
Genocidio legal era uno de los títulos alternativos del libro Déjame nacer. Considerando que en él se cuestiona la implicación en el aborto de muchas de las instituciones socialmente intocables, yendo de frente además contra la manipulación de las políticas de género y los planes de acción para implantar la salud reproductiva allí donde hace falta educación y agua potable, el sugerente título Déjame nacer nacer nos parecía demasiado suave; demasiado azul, para un texto que rezuma rojo y negro, si se me permite la metáfora cromática.
Nos faltó valor para plasmar en la portada, con dos palabras, el horror execrable del aborto en nuestra moderna sociedad, auspiciado por ideologías siniestras, y amparado por regímenes democráticos. Genocidio legal hubiera sido más gráfico, pero, sin duda, infundiría cierta inquietud en quienes no desean ver perturbada su conciencia.
A este respecto, un viejo artículo del padre Frank Pavone, de Priests for Life, titulado Las fotos en la dinámica de la reforma social, plantea la conveniencia o no de presentar fotos de bebés en gestación abortados para mostrar la cara del aborto en su realidad total. Es cierto que muchas personas que se manifiestan en contra del aborto, no están a favor de la aparición de imágenes en televisión que muestren la crudeza de una de las “operaciones quirúrgicas” más comunes en la sociedad actual. Entendemos que nuestra cobardía o exceso de prudencia, de alguna manera, puede hacernos cómplices de quienes perpetran esos horrores que con tanto celo quieren esconder.
Quienes llevan luchando desde siempre en los movimientos provida confiesan que muestran cierta timidez a la hora de denunciar las imágenes de los abortos, por su dureza y realismo. Es paradójico que tengan que mostrarse tan comedidos quienes luchan contra el horror perpetrado a los seres más indefensos de la sociedad.
A este respecto, el citado expresidente de provida señala, a propósito de un audiovisual que la asociación ha colgado en YouTube, que “hay quien se escandaliza con el contenido del vídeo y nos increpan diciendo que no es necesario mostrar la horrible y repugnante realidad del aborto. […] Solo cuando se muestran imágenes de la violencia mortal que entraña un aborto nos damos cuenta de lo que significa de veras”.
Es cierto que no se debe forzar a nadie a ver imágenes que puedan herir su sensibilidad, pero es necesario que las personas bienintencionadas conozcan el horror que se perpetra diariamente en muchos centros abortistas del mundo. Como bien señala el padre Pavone, una vez que estas imágenes tocan el corazón de una persona ya nunca más vuelve a ser la misma.
Un ejemplo de lo que hablamos lo tenemos en el sindicato de funcionarios Manos limpias, que presentó una denuncia ante la Fiscalía de Madrid, contra la clínica abortista El Bosque, tras visionar un vídeo en el que se mostraban restos de fetos humanos, emitido en Intereconomía TV. Nosotros también hemos dudado sobre la conveniencia de publicar algunas fotos en el libro y mostrarlas en las conferencias, y hemos optado por el sí.
La historia nos demuestra que unas fotos impactantes mostrando la realidad fueron definitivas a la hora de movilizar conciencias en pro de determinados derechos humanos. Las imágenes serán vitales en la concienciación contra el aborto, como lo fueron en su día para sacar a la luz los horrores de la segregación negra, el holocausto nazi, las guerras, las hambrunas, el terrorismo o los orfanatos rusos y chinos.
A medida que avanzábamos en el libro, también nos surgieron dudas sobre la conveniencia o no de desenmascarar los eufemismos balsámicos que todos hemos interiorizado convenientemente. Al final, excepto en el título, hemos optado por abordar el tema en toda su crudeza.
Sabemos que Déjame nacer cuenta ya con enemigos antes de ver la luz. Por muchas cosas. Porque es política y socialmente incorrecto; porque defiende los valores tradicionales, la Vida con mayúsculas, la familia, el amor verdadero y el sentido común.
Juan Pablo II, en su encíclica El Evangelio de la vida abunda en la necesidad actual de prestar atención a los pecados contra la vida, especialmente los relacionados con el aborto y la eutanasia. Por tanto, es hora de prescindir de posturas para caer más o menos simpáticos. Es hora de luchar con todas las armas contra la multinacional de la Cultura de la muerte.
*Psicóloga, periodista y escritora
Es una cuestión de psicopatía mezclada con obsesión: Acabar con el goy como sea, meztizándolo, abortándolo o implicándole en guerras encarnizadas de todo tipo…Así piensan los ganadores de 1945.
Buena composición fotográfica que evidencia lo que realmente es el aborto, el cenit de la degeneración de la sociedad en la que vivimos. Roguemos a Dios para que se acabe está masacre. Gracias por la info.