Paseo militar de la selección, aunque hay que tener en cuenta las limitaciones de Bulgaria, al final 37 puntos de diferencia para los de Scariolo en Guadalajara. Navarro, Llull y Pau Gasol, máximos anotadores.

¿Dónde empieza la aplastante dominación de España? ¿Dónde las limitaciones de su rival? Después de arrancar la gira ante Francia y Lituania, dos rivales cualificados que aspiran a todo en el Europeo, la selección abusó también de Bulgaria —que también jugará el torneo— con extraordinaria suficiencia (96-59), con la dificultad del que se bebe un vaso de agua, es decir, ninguna.

Juan Carlos Navarro, en una madurez deportiva abrumadora, cogió su fusil, apuntó desde más allá del arco y puso morado al equipo que vestía de verde, un combinado pelín antiguo, repleto de Juan Palomos, tan plano como su camiseta, muy decepcionante en definitiva.

Era el partido idóneo para ver a los que menos se les ve e incidir en el debate sobre el pasajero número 13, el jugador que no irá al Europeo. Como si tuviera encargada esa misión, reducir el encuentro a un entrenamiento con árbitros y público, el capitán de la selección tiró de su habitual puntería para volar por los aires un partido a golpe de triple, 4 de 4 en el primer cuarto. Tiene un detonador en la mano, como es conocido.

Pau había celebrado su décimo aniversario en la ÑBA en el banquillo. La leyenda, suplente. Scariolo probó con Marc y Felipe de pareja de pívots, y con San Emeterio de alero por segunda noche consecutiva.

No hubo más miga tras el 27-10 del primer parcial, donde también se hizo notar Calderón. Viva su solidaridad y su acierto. También Llull, algo perdido hasta la fecha, que se encontró. Suárez y Claver seguían un poco descolocados, como si fueran invisibles aunque estaban por allí. Sada, cual hormiguita, aprovechaba sus minutos y sumaba con su habitual constancia. Quitarle del grupo creo que es una resta. Por cierto, Rudy, como todos sus compañeros, iba vestido de color blanco. Casualidades.

Con 55-27 en el descanso, y un detalle técnico de Marc, que se pasó el balón por debajo de las piernas en difícil postura, gran momento de un partido para el olvido, España afrontó el segundo tiempo dispuesto a pasar el tiempo sin sufrir ningún percance. Esa tuvo que ser su misión principal.

La selección se descosió en un segundo tiempo donde era difícil no hacerlo. Poner interés sin tener rival es complicado. Se intentaron caños, eso sí. Suárez terminó jugando sus mejores minutos de la gira y Llull siguió gustándose y anotando, lo que le gusta. No dio para más.