Otro “fracaso” de Yolanda Díaz sacude el futuro de Sumar
La dimisión de Íñigo Errejón como político tras las acusaciones anónimas de diferentes mujeres por posible violencia machista supone un fracaso directo para la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder «in pectore» de Sumar, Yolanda Díaz. Además, llega en el peor momento, en medio de la reconstrucción del partido y de su pugna interna con Podemos por el poder de la izquierda. A ello se le une el papel secundario, cada vez más acentuado, del partido en Moncloa.
El nombramiento de Errejón fue una apuesta personal de la también ministra de Trabajo. Ha sido el segundo portavoz que ha tenido en un año el grupo parlamentario plurinacional Sumar. Sustituía a la dirigente gallega Marta Lois, a la que Díaz confió la misión –fallida– de lograr representación en Galicia. Errejón era entonces el «cerebro» del espacio de izquierdas y un valor al alza en medio de la fuga de intelectuales políticos que, desencantados, se habían apartado del espacio ideológico. El politólogo, además, era una herramienta clave para desarticular a Podemos, al ser cofundador del partido. Se encargaba, además, de pilotar las bases del planteamiento político de Sumar y tenía como mandato actualizar ahora las tesis del partido de cara a su congreso de diciembre.
Fuentes muy cercanas a esta reconocían entonces la contradicción que había supuesto nombrarle, porque muchos en el espacio eran conocedores de los «vicios» –relatan– del ya exportavoz. De hecho, algunas fuentes dudan de que fuera la persona idónea para ser el número uno en el Congreso por sus «adicciones». Sin embargo, la decisión de Díaz de poner al frente del grupo parlamentario a Errejón era firme. Ahora, estas mismas fuentes, preguntadas por sí ha supuesto un «fracaso» para la vicepresidenta la decisión de haber situado en la primera línea a Errejón, desmienten completamente que fuera una persona «muy cercana» a ella, sino que, inciden, era la mejor persona del grupo parlamentario para desarrollar las labores de portavocía por su «valía política y su buen análisis político». La propia Díaz se alejó ayer de Errejón ayer: «A todas las mujeres que han denunciado, hay que acompañarlas», sentenció a la prensa desde Colombia. El partido busca ahora cohesión en medio del desconcierto para aguantar a la campaña que prevén que diseñarán en Podemos contra Sumar.
La dimisión de Errejón llega, además, en un momento clave, en medio del intento de recomposición de la izquierda alternativa tras sus sucesivos fracasos en el último ciclo electoral. El partido asiste a un difícil resurgimiento para evitar su fin, donde ahora ya nadie confía en Movimiento Sumar como partido «aglutinador» en la izquierda. Los de Díaz habían prometido una «reflexión conjunta» de todos los partidos que forman la alianza en el Congreso, que todavía no ha llegado. Si bien, tanto IU como Más Madrid vienen advirtiendo desde hace tiempo de que Sumar no es ya el partido hegemónico de la alianza y le exigían comportarse como «uno más» dentro de la coalición. Esta última semana, IU había puesto condiciones aDíaz para fraguar los cimientos de la nueva izquierda en la que debía establecerse un método democrático de decisión y donde exigía incluir a Podemos en la ecuación.
A la vez, Sumar se encuentra en una encrucijada en el Gobierno, en medio de la competencia con Podemos. La formación de Ione Belarra ha emprendido una estrategia de oposición contra Moncloa con el objetivo de reconstruirse políticamente tras quedar reducidos a la mínima expresión. Los morados buscan minar a Sumar, al que acusan de no ser capaces de «doblar el brazo» a Pedro Sánchez en un momento de máxima tensión por la guerra en Israel y la vivienda. El partido redobla sus exigencias y muestra las contradicciones en las que cae Sumar al no ganar algunas batallas ideológicas.
La Razón