El caso Errejón y el caso Sánchez
Por supuesto que no voy a juzgar en lo personal el «caso Errejón»; en primer lugar, porque ni me corresponde ni me gusta ese papel –«no juzguéis y no seréis juzgados»–, además de saber de ello tan sólo lo publicado. Pero reconozco que hay algo en su actuación última que me ha sorprendido –y aunque parezca paradójico– para bien.
Su comunicado con la dimisión de todos sus cargos y su retirada de la actividad política, es una drástica decisión de las que estamos muy necesitados y poco acostumbrados actualmente en España.
Formalizar de manera tan sorpresiva, como rotunda y clara, para la opinión pública y la publicada, una decisión tan extrema es evidente que debe estar muy fundamentada y basada en hechos que parecen incompatibles con una responsabilidad política tan significativa como ser el portavoz en el Congreso del grupo parlamentario «plurinacional» de Sumar. Hasta aquí todo parecería muy claro y muy «normal», pero no es así en España en la actualidad, donde el verbo dimitir es inexistente y solo se conjuga el verbo «resistir». Y presumiendo de ello cual si aferrarse al cargo al precio que sea, fuera un mérito y una conducta a admirar, con afirmaciones de que «hay legislatura para rato», «no pasa por mi cabeza la idea de dimitir», etc., tan frecuentes actualmente.
Ante las informaciones diarias sobre presuntos delitos de corrupción, tráfico de influencias, malversación, cohecho, etc., que acechan al Gobierno y al PSOE y que investiga la justicia, no se ha producido ninguna dimisión. Al menos que se conozca por parte de quien suscribe.
Es evidente que la presunción de inocencia es un derecho constitucional que protege a todos y aplicable al ciudadano Íñigo Errejón, que sin embargo no se ha escondido tras ella, dando la cara antes de que la Justicia –en su caso– acredite la veracidad de las acusaciones que recaen sobre él. De demostrarse ser ciertas, es evidente que esa retirada de la primera línea de la política sería una inexcusable decisión voluntaria o forzada, pero con buen criterio ha optado por anticiparse a la acción de la justicia. Sería deseable que esta actitud cundiese en las filas del sanchismo ante otros casos, como el que acapara la atención política y mediática un día sí y otro también.
Es encomiable el «Resistir» del Dúo Dinámico ante el covid, pero no es aplicable al caso Koldo-Ábalos-Sánchez, aunque algunas de sus conductas investigadas también coincidieran con la epidemia del covid. Con la población sometida «inconstitucionalmente» –así sancionado por el (anterior) Tribunal Constitucional– a un masivo arresto domiciliario y con las bocas tapadas por sus mascarillas.