Afectados por el ‘chiringuito financiero’ que pagó a Alvise rompen su silencio: “Era como una secta, te manipulaba”
Antonia, una jubilada de 69 años, vecina de la capital catalana de Barcelona, perdió más de 100.000 euros tras invertirlos en Madeira Invest Club (MIC), el ‘chiringuito financiero’ que lideraba Álvaro Romillo, el empresario que pagó a Alvise esta misma cifra de dinero en efectivo.
A este empresario se le investiga en la Audiencia Nacional, por un lado, por la macroestafa que habría cometido a través del entramado societario vinculado a MIC y, por otro, por la financiación ilegal de la campaña electoral de Se Acabó la Fiesta para las últimas elecciones europeas.
Estos más de 100.00 euros de Antonia eran los ahorros de toda una vida trabajando como médico y al frente de un negocio de comercio en línea. El capital que había acumulado y con el que pensaba poder tener un retiro digno “estirándolo hasta el final de su vida” ya que la pensión que percibe no supera los 850 al mes.
Esta denunciante niega que hayan acabado perdiendo miles y miles de euros por ser, como advierte que se ha dicho, gente “avariciosa y codiciosa”. Ella y el resto de antiguos clientes del MIC que conoció invertían sus ahorros, defiende, precisamente porque eran insuficientes, “necesitábamos dinero” y vieron en la compañía liderada por Álvaro Romillo una forma de “sacarle rendimiento”.
Muchos, como Antonia, entraron en contacto con Romillo a través de los cursos para la elusión fiscal que ofrecía y a través de los que, más tarde, anunció la apertura de Madeira Invest Club. Vieron en este asesoramiento para el ahorro en el pago de impuesto una vía para que les costase económicamente “un poquito menos” hacer frente a sus deberes fiscales.
La campaña de marketing que desplegó, considera esta mujer -que se declara víctima-, es la que exitosamente consiguió atraer a las más de 1.100 personas que ahora han denunciado a Romillo y sus colaboradores por la presunta estafa piramidal que habrían cometido con MIC. Las inversiones desaparecidas superan los 300 millones de euros. “‘Cryptospain’ -así se hacía llamar Romillo en redes- salía por 50.000 sitios, hablando de fiscalidad, en Youtube, TikTok, en podcasts…”, explica.
Romillo ofrecía para los que un día confiaron en él una imagen de persona de gran inteligencia, eficiencia y de un incansable y eficaz trabajador. Pero no tardaron en aparecer sus sombras, que muchos no vieron hasta que el MIC colapsó y echaron la persiana. “Manipulaba psicológicamente utilizando técnicas para el control de masas y de marketing basadas en un discurso de ‘yo soy el que más sabe, más que cualquier asesor fiscal'”, señala Antonia en conversación con este diario.
Una actitud que denota, como coinciden varios afectados, en que el cabecilla de este entramado tiene una personalidad marcada por el “egocentrismo y narcisismo”, que le permitieron “cautivar y embaucar” a miles de personas. Echaba, asimismo, mano de los supuesto clientes de “alto nivel” que decía tener en una gestoría que dirigía otro de sus socios principales, el abogado Pedro Estanislao Bris García, y que se dedicaba supuestamente a dar servicios para la elusión fiscal.
Cuando a finales de 2022 pone en marcha Madeira Invest Club el empresario lo vende como la vía definitiva para que varias personas se junten para lograr una acumulación de capital que posibilite versiones mayores, con mayor margen de beneficio en retorno, que solos -decía- nunca hubieran podido realizar.
Hubo tres hornadas en las que entraron miembros, que accedían de mil en mil. En la primera se hizo sentir a los que lograron acceder como “elegidos” para ser parte de un “selecto club”. Antonia entró en el segundo turno, tras desechar la idea cuando se inauguró por desconfianza. Pero, al ver a muchos conocidos “contentos” y a los que “pagaban los rendimientos” del dinero que aportaron, “ante todo este hype”, se decidió a ser una más de MIC en agosto de 2023.
Ella, por su edad y débil salud no acudió a los eventos, como en el que Alvise participó y que se celebró en mayo de 2023 en el Hipódromo de la Zarzuela (Madrid). Durante el acto anunciaron la puesta en marcha de la mayor obra de inversión por valor de 100 millones con varias ideas de negocio que se emprenderían en República Dominicana.
A ella le decían otros miembros de MIC que sí asistían que eran “espectaculares, preparaban y explicaban (Romillo y sus socios) magníficas rentabilidades, había catering y desplegaba una feria de coches de lujo”, estos últimos serían teóricamente fruto de muchas inversiones de los allí presentes. Fuentes del ya conocido como “caso Madeira Invest Club” señalan que era una forma de escaparate para demostrar que todo iba bien y el dinero aportado iba destinado a en lo que sus clientes invertían.
Esta mujer llegó a recibir una parte del capital más el 25 por ciento de rentabilidad que se anunciaba, pero lo volvió a meter en otra línea de inversión, como el concesionario de lujo PKW del centro de Madrid, al que la Policía Judicial entró para decomisar los vehículos que aún están ahí aparcados como activos con los que se podría acabar indemnizando a los miles de denunciantes de la supuesta estafa.
“Ha dejado a muchísima gente arruinada”
A posteriori se han dado cuenta de que muchos de los pisos, hoteles, restaurantes y demás bienes en los que decían que dedicaban el dinero que recibían de sus miembros nunca se compraron y la mayoría se alquilaron.
Ven el esquema ponzi o semi-ponzi en que los que entraron primero y un menor número de los que entraron en la segunda tanda recibieron el beneficio prometido, aunque después lo volvieran a invertir, pero los terceros y los restantes de los terceros (un grupo de 780) nunca llegaron a percibir nada.
Vieron cómo todo se torcía de forma inesperada. Dos semanas antes de cerrar, desde Madeira Invest Club se les informó de que la web iba a permanecer cerrada dos días por labores de mantenimiento. Antonia, como otros afectados consultados, se dieron cuenta cuando pasó ese plazo de que “nos habían tomado el pelo” y que todo era una “estafa”.
Pocas horas después emergió en las redes el vídeo explicativo de Romillo en el que anunciaba el cierre de la plataforma de inversión, vinculándolo a que las cuentas bancarias en Portugal del entramado societario a través del que funcionaba MIC habían sido bloqueadas y, por tanto, no podían seguir adelante con el proyecto.
Echando la vista atrás esta mujer que un día fue creyente de Romillo y sus consejos para ensanchar sus ahorros ve rasgos propios de una “una secta” en la manera de funcionar internamente. No había lugar para las quejas y a quien se atrevía se les amenazaba con su salida y la devolución de la membresía que pagaban anualmente para ser parte de MIC.
Fuente: La Razón