Caos político en Rumanía: historia de una cancelación de la voluntad popular sin precedentes
Rumanía afrontaba la recta final del año con tres fechas electorales, la primera vuelta de las elecciones presidenciales, las elecciones parlamentarias y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Pese a pasar desapercibido por el público general, el país tiene una gran importancia geopolítica, ya que posee varias bases militares que albergan fuerzas extranjeras, en especial de los Estados Unidos, el Reino Unido y la OTAN. Además de estas bases, Rumanía ha sido el anfitrión de variados ejercicios militares, entrenamientos conjuntos y despliegues rotativos de tropas y equipo.
Las elecciones presidenciales fueron celebradas el 24 de noviembre y la segunda vuelta estaba prevista el 8 de diciembre. Sin embargo, el Tribunal Constitucional decidió suspender las elecciones por primera vez en su historia como democracia.
Primera vuelta: Sorpresa sin precedentes
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales rumanas se daba por hecho que Marcel Ciolacu, del PSD, ganaría sin problemas, con George Simion (AUR) en segundo lugar, debido a la inhabilitación de Diana Șoșoacă. Lasconi, la candidata progresista y europeísta, era la favorita para quedar tercera. Sin embargo, sorprendiendo a todos, el candidato independiente Călin Georgescu ganó la primera vuelta con un 22,9%, seguido por Elena Lasconi (19,17%) y Ciolacu, que quedó tercero con un 19,15%. Simion, a pesar de las expectativas, quedó cuarto con un 13,86%. El voto decisivo de la diáspora, en el que los rumanos que residen en el extranjero pudieron votar durante tres días, favoreció a Georgescu, quien obtuvo un 43,35% de esos votos. El gran perdedor fue Ciolacu, con sólo un 2,87%. Esta inesperada victoria de Georgescu y la ausencia de candidatos del sistema en la segunda vuelta marcaron un hito en la historia política de Rumanía.
La decisión del Tribunal Constitucional
Tras lo ocurrido, el Tribunal Constitucional decidió volver a contar todos los votos de la primera vuelta después de las elecciones parlamentarias, lo que causó cierta controversia. Al principio dijeron que lo harían el viernes, pero luego anunciaron que lo harían el lunes para no influir en las elecciones parlamentarias. El lunes previo a la segunda vuelta, los resultados de la primera vuelta fueron validados tras el recuento de todos los votos, que superaron los nueve millones, contados por sólo 500 personas.
El viernes por la tarde y sin previo aviso, el Tribunal Constitucional se reunió de urgencia y decidió suspender las elecciones ese mismo día, pese a que ya había gente votando en la diáspora.
Según el Tribunal Constitucional, se habían suspendido las elecciones presidenciales por supuesta financiación irregular y supuesta injerencia extranjera. En un comunicado de la inteligencia rumana, los servicios secretos alegaron que un usuario de TikTok pagó más de 361.000 euros a otros usuarios para promocionar contenidos de Georgescu. Las autoridades de inteligencia afirmaron que la información que obtuvieron «revelaba una agresiva campaña de promoción» para aumentar y acelerar su popularidad.
La cuenta de Georgescu en TikTok fue etiquetada como cuenta política y tratada como cualquier otra, declaró la plataforma, que añadió que había actuado en relación con los vídeos señalados por las autoridades.
«Es categóricamente falso afirmar que su cuenta fue tratada de forma diferente a la de cualquier otro candidato», dijo TikTok en un comunicado enviado por correo electrónico. «Cuando las autoridades rumanas se pusieron en contacto con nosotros para marcar una serie de vídeos que carecían de identificadores (…), tomamos medidas sobre esos vídeos en 24 horas».
Marcel Ciolacu, actual Primer Ministro rumano, declaró que la decisión del tribunal de anular las elecciones era «la única solución correcta tras la desclasificación de los documentos… que demuestran que el resultado de la votación de los rumanos fue descaradamente distorsionado como consecuencia de la intervención de Rusia».
Klaus Werner Iohannis, actual presidente de Rumanía, declaró: «He recibido información de los servicios de que este candidato fue apoyado ilegalmente por un país extranjero, lo que constituye un asunto de seguridad nacional».
George Simion, líder de AUR y segunda fuerza en el Parlamento rumano, dijo que había sido un «golpe de Estado». Lasconi, líder de USR y candidato a la segunda vuelta presidencial, declaró: «La decisión del Tribunal Constitucional es ilegal, amoral y aplasta la esencia misma de la democracia, el voto».
Georgescu, candidato independiente y candidato a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, declaró: «En este día, el Estado rumano tomó nuestra democracia y la pisoteó. El sistema corrupto de Rumanía mostró su verdadero rostro».
Situación previa a la suspensión de las elecciones: Georgescu arrasaba en las encuestas
Las encuestas eran claras: Georgescu lideraba con una gran diferencia en todas. Según los sondeos, prácticamente era imposible que Lasconi pudiera hacerle frente. ¿Por qué? En primer lugar, el PSD no había definido a qué candidato apoyaba, lo que dejaba a sus votantes libres de elegir a quién respaldar, mientras que Georgescu sí contó con el apoyo de los candidatos conservadores y nacionalistas. En segundo lugar, la diáspora estaba prácticamente ganada para Georgescu, quien obtuvo más de un 43% de los votos en esa categoría, además de un 13% que Simion logró en la primera ronda. En tercer lugar, la sociedad rumana sigue siendo más conservadora que la de Europa Occidental; de hecho, el PSD no es progresista, a diferencia del PSOE español, por lo que el enfoque progresista de Lasconi le restaba muchos puntos. Y, finalmente, Georgescu tenía el discurso «anti-partido», que funciona bien en muchos países, especialmente en Rumanía, donde en las elecciones parlamentarias de 2020 sólo votó un 31,95% de la población.
De hecho, Georgescu lideraba con hasta el 77% frente a un 23% de Lasconi en la diáspora cuando el Tribunal Constitucional de Rumanía decidió anular las elecciones
¿Quiénes componen el Tribunal Constitucional rumano?
1. Marian Enache, ex diputado socialista. Propuesta por el PSD (S&D).
2. Cristian Deliorga, propuesto por el PSD.
3. Laura-Iuliana Scântei, ex senadora del PNL (PPE).
4. Attila Varga, ex diputado de UDMR (PPE).
5. Gheorghe Stan, propuesto por el PSD.
6. Bogdan Licu, propuesto por el PSD.
7. Livia Stanciu, propuesta por el actual presidente Klaus Iohannis.
8. Simina Tănăsescu, ex asesora del presidente Iohannis.
9. Mihaela Ciochină, ex asesora del presidente Iohannis.
¿Qué se puede esperar?
La fecha de las próximas elecciones deberá decidirse en el Parlamento rumano, algo que probablemente ocurra el año que viene. Antes de fijar un momento, tiene que transcurrir un plazo mínimo de tres meses para recoger las firmas (200.000) y los documentos burocráticos y preparar la campaña electoral.
Aunque el Parlamento estaba algo dividido, los partidos proeuropeos rumanos acordaron formar un gobierno mayoritario que excluyera a los soberanistas y nacionalistas. El PSD, que ganó las elecciones del 1 de diciembre, llegó a un acuerdo a última hora del martes 10 de diciembre para formar una coalición con el PNL, el USR y el pequeño partido de etnia húngara UDMR.
Para las próximas elecciones presidenciales, Georgescu, si finalmente se demuestran las pruebas del Tribunal Constitucional, seguramente acabe siendo descalificado. En ese caso, George Simion, líder de AUR, podría ser la figura que recoja el testigo de Simion para el voto conservador y «anti-establishment». Sin embargo, si finalmente un candidato del PSD pasa a segunda ronda, será muy difícil que Simion acabe ganando la segunda ronda. Lasconi, seguramente no logre el hito de volver a segunda ronda, ya que el voto «anti-derecha» se concentrará en el PSD.
La indignación entre la población rumana es importante. La suspensión de las elecciones presidenciales y de un candidato como Georgescu puede desencadenar a que la gente desconfíe aún más de las instituciones. De hecho, según The Economist, el índice de calidad democrática de Rumanía se sitúa por detrás del de Ghana, Botswana o Sudáfrica.
Está claro que el globalismo no se saldrá con la suya, se ponga como se ponga. En el summum de la injusticia, podrá anular unas elecciones, o alterar resultados electorales, o ilegalizar partidos opositores, o encarcelar dirigentes de la disidencia u organizar cualquier cambalache político, o reprimir las manifestaciones de descontento, hoy absolutamente generalizadas en los pueblos de Europa donde está instalado. Pero, por fin, se manifesta el hartazgo de la gente, demasiado pacífica. que es estratosférico. Y cuando un pacífico se irrita, es que se ha llegado a colmar de al modo su paciencia que ha decidido que ya… Leer más »