La historia detrás de los niños de San Ildefonso, las voces de la suerte en la Lotería de Navidad
la voz de la suerte cada 22 de diciembre. El Colegio Municipal de San Ildefonso tiene su origen en el periodo que comprende las guerras y la peste que asolaron Castilla, desde mediados del siglo XIV hasta mediados del siglo XV. Los alumnos de la residencia son los encargados desde 1771 de dar continuidad a la tradición de cantar la Lotería. Fue el 9 de marzo de ese año cuando emplearon sus voces por primera vez. Una tradición que se ha mantenido durante los últimos siglos desde entonces, que cobra especial relevancia en el sorteo extraordinario de Lotería de Navidad.
Aunque no se puede precisar una fecha fundacional concreta para este centro, la institución nació para acoger a los niños más desfavorecidos y darles una buena educación. Hasta 1973 no se admitió la entrada de alumnos externos del barrio, siempre varones, y en 1981 ingresaron las primeras niñas.
Con la entrada en vigor de diferentes leyes y decretos en materia de menores, la institución se divide entonces en dos: el Colegio Público San Ildefonso —hoy uno más en la red educativa de la Comunidad de Madrid— y la Residencia San Ildefonso, una institución pública que continúa con la labor de albergar a niños y niñas para darles una educación de calidad y los escolariza en diferentes colegios.
La sociedad Loterías y Apuestas del Estado colabora con sus estudios hasta el más alto grado de cualquier carrera universitaria que realicen una vez salen de la residencia. Para formar parte de los sorteos de la Lotería Nacional, una actividad extraescolar, se selección a los que tienen buen timbre de voz y pronunciación clara. A todos ellos se les ejercita para la fácil y rápida lectura de los números y se les enseña el manejo de las bolas de los sorteos mediante ensayos continuos.
O sea , en vez de dar la oportunidad a los niños de aquí se la dan a los que vienen del tercer mundo,vamos, lo de siempre…..eso sí, pagado con nuestro dinero
Pero alma de cántaro…
No hay niños de aquí.
En la puerta de un colegio hay un 90% de niños no europeos y un 10% de niños españoles o rumanos.
En un parque o en los grupos de adolescentes, hay solamente chicos no europeos y algunas chicas españoles que beben los vientos por los zambos que les proporcionan las drogas, el dinero, los coches potentes y el sexo que ven en internet.
Por las calles de Madrid, no hay ningún bar donde te atiendan españoles, no hay ninguna frutería para cristianos.
Eso ya no es España.
Pero cada vez hay menos niños españoles cantando los premios
La invasión que no para.