Carlos Mazón es un lastre para el PP
Carmen Morodo.- La reconstrucción de los daños causados por la Dana avanza muy despacio. El golpe de efecto con el fichaje de un teniente general retirado, Francisco José Gan Pampols, al que se designó como vicepresidente del Gobierno valenciano, y que se ha llevado como «dos» a otro militar del Ejército de Tierra, ha chocado en muy poco tiempo con la realidad. Los militares eran necesarios desde la primera noche de la Dana, no cinco días después, pero en las tareas administrativas no tienen ni el conocimiento ni la autoridad como para arreglar los problemas estructurales que son responsables de que todavía siga habiendo garajes inundados, alcantarillas atascadas, materiales y lodo sin recoger, cientos de familias sin recibir las ayudas que necesitan, y un tejido económico, que representa el 30 por ciento del PIB de Valencia, completamente hundido. Los militares están bien para planificar en situaciones excepcionales, cuando no rigen las reglas ordinarias de la Administración. Sirven para tomar la colina, pero no para batallar contra la burocracia de la colina cuando ya se ha instalado en ella un poder civil.
Y así, los militares están atados de manos ante lo que no pueden mover sin que toda la maquinaria de la administración se lo permita, y los que mandan en la Generalitat no saben por dónde tirar. Planean pedir ayuda externa, eligen un camino y al día siguiente se desdicen, están más preocupados por la comunicación que por asumir sus deficiencias y su falta de coordinación. Esto necesita de un plan nacional, y sin que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se dirijan la palabra, está complicado que pueda salir algo útil para los valencianos. Carlos Mazón es un lastre para el PP, un juguete roto al que se le ha colgado el cartel de «responsable» de la desgracia de la catástrofe, y puede ser injusto, porque no es exactamente así, aunque tenga su culpa, pero hay situaciones que por injustas que sean no tienen arreglo. Génova ha decidido darse tiempo hasta el verano antes de hacer algún gesto que corrija a Mazón e indique a los valencianos que asumen que juegan con un caballo cojo al que hay que retirar de la carrera o dañará a los otros caballos de la misma ganadería y que también están en la pista compitiendo.
Ya es evidente que el golpe de efecto del fichaje de los militares no compensa el daño reputacional que ha sufrido el PP en Valencia y aquí la estrategia política, que es en lo que todos están, puede volverse en tu contra cuando lo que tienes enfrente es un hartazgo emocional irrebatible con ningún argumentario.