El Papa a los seminaristas en la Almudena: “No se dejen intimidar por un entorno que excluye a Dios”
Para llegar al templo, Benedicto XVI ha recorrido en Papamóvil el camino entre el Retiro -donde ha podido confesar a cuatro jóvenes durante 40 minutos- hasta el templo madrileño, al que ha llegado a las 10.00 horas. Mientras, se han podido escuchar por encima de las campanas de la Catedral, que no dejaron de tocar hasta que el Pontífice entró en la Almudena, los vítores de los jóvenes: ‘`Viva el Papa! `Viva la Iglesia!’.
Durante la Eucaristía, jóvenes pertenecientes a diferentes seminarios del mundo se han encargado de realizar las lecturas, las peticiones, las ofrendas y repartir la Sagrada Comunión. El protagonismo de los seminaristas en este acto litúrgico ha llegado también hasta el coro, formado por un centenar de jóvenes de la Provincia Eclesiástica de Madrid que han cantado la Misa de Angelus y algunas piezas.
En el saludo pronunciado por uno de ellos que “no resulta fácil hoy la misión de ser testigos de Cristo”. “Nos cuesta mucho llegar a nuestros hermanos alejados o no creyentes”, ha admitido. Sin embargo, le ha querido ofrecer “la esperanza del Evangelio” con su “futura entrega sacerdotal”. Además, ha agradecido a Benedicto XVI el “gran cariño y cuidado pastoral” de los futuros sacerdotes y ha citado a su antecesor, el beato Juan Pablo II, para asegurar que “merece la pena dar la vida por Cristo y por los hermanos”.
“Estos seminaristas de la JMJ de Madrid quieren ser santos sacerdotes, porque quieren ser buenos y fieles instrumentos de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote para la santificación de sus jóvenes compañeros y del mundo entero”, ha dicho primero el cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en su saludo, en el que ha enfatizado que “quieren ser los primeros apóstoles de la juventud de su tiempo como el Papa y la Iglesia se lo piden”.
Mensaje del Papa
En su mensaje de esta primera Santa Misa, el Pontífice ha explicado que la santidad de la Iglesia es ante todo la santidad objetiva de la misma persona de Cristo, de su Evangelio y de sus sacramentos. Eso sí, Benedicto XVI ha advertido a los seminaristas: “Nosotros debemos ser santos para no crear una contradicción entre el signo que somos y la realidad que queremos significar”.
Así, les ha pedido que mediten bien este Misterio de la Iglesia viviendo los años de su formación con “profunda alegría, en actitud de docilidad, de lucidez y de radical fidelidad evangélica (como ya pidiera a las religiosas), así como en amorosa relación con el tiempo y las personas” en medio de las que viven.
“En cualquier circunstancia en la que se halle, y por dura que ésta sea, el sacerdote ha de fructificar en toda clase de obras buenas, guardando para ello siempre vivas en su interior las palabras del día de su Ordenación, aquellas con las que se le exhortaba a configurar su vida con el misterio de la cruz del Señor”, ha recordado.
El sucesor de Pedro les ha animado también a no dejarse intimidar por un entorno que pretende excluir a Dios y “en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia”.
“Puede que os menosprecien, como se suele hacer con quienes evocan metas más altas o desenmascaran los ídolos ante los que hoy muchos se postran. Será entonces cuando una vida hondamente enraizada en Cristo se muestre realmente como una novedad y atraiga con fuerza a quienes de veras buscan a Dios, la verdad y la justicia”, ha subrayado.
Doctor de la Iglesia
Tras oficiar la Santa Misa, Benedicto XVI ha anunciado su determinación de declarar al patrón de los sacerdotes españoles, el santo español San Juan de Avila, como Doctor de la Iglesia Universal. Tras cerca de dos minutos de aplausos y vítores de ‘San Juan de Avila, San Juan de Avila’ de los asistentes, Rouco Varela ha agradecido al Pontífice el anuncio en nombre de “los hermanos en el Episcopado de España”, de los sacerdotes, seminaristas y de “todos los fieles”.
Salida entre aplausos
Durante toda la Eucaristía, los seminaristas han aplaudido con entusiasmo cada vez que la imagen de Benedicto XVI salía en las pantallas instaladas en el exterior de la Catedral, y tras los saludos del cardenal arzobispo de Madrid y del seminarista Pablo Lamata.
Es más, el Santo Padre ha salido de la Almudena entre millones de aplausos de los feligreses y vítores de los jóvenes católicos que le esperaban en los exteriores del templo al grito de ‘Viva el Papa’ o ‘Esta es la juventud del Papa’.
Como consecuencia del calor que ha hecho en Madrid durante la mañana, los voluntarios repartieron agua durante toda la Eucaristía a los que presenciaban la Liturgia fuera de la catedral. Además, han rociado con agua a aquellos que lo solicitaban, para evitar lipotimias.