Los 100 Autos de Fe de Sánchez para tapar las vergüenzas de ayer y de hoy
Las de ahora son ese volcán de mierda en erupción que tienen encima y que por más que intenten taparlo y taparse cada sube más alto y las escorias van cada vez a más. Las de ayer son las de aquel entonces cuando Franco no era un espantapájaros sacado a pasear como un pelele sino un dictador vivo y peligroso. Y todas estas grandes lanzadas a moro muerto lo que intentan ocultar es que en aquella batalla su incomparecencia fue prácticamente total.
Como bien dijo Ramón Tamames, entonces destacado militante del PCE y está mas que demostrado y hasta bastantes todavía podemos dar buena fe, cuando era antifranquismo de verdad, el PSOE estuvo «de vacaciones». Vamos que ni se les vio asomar por allí. Después han pretendido, y en buena parte conseguido, usurpar y apropiase de un papel heroico que jamás tuvieron. «Memoria» de la suya contra la historia de verdad.
A las pruebas me remito. Ni un solo alto dirigente, ni miembro del primer gobierno socialista de 1982 había pisado una prisión franquista. Con dos salvedades en honor a la verdad, la de Nicolás Redondo y su grupo vasco de UGT que si sufrieron represión y cárcel y otra que les sorprenderá, un ministro, Miguel Boyer. Sí. El mismo, el de la beautiful people fue el único que, finalizados sus estudios universitarios, de manera brillantísima, por cierto, y no como otro que me sé, fue represaliado, expulsado de su trabajo y encarcelado.
Quien llevó el peso de la oposición al franquismo fue el PCE, eurocomunista entonces y ahora regresado al leninismo y el estalinismo más retrógrado. Sus militantes y dirigentes fueron quienes llenaban Carabanchel. En aquello estaban también los grupúsculos de extrema izquierda, anarquistas, trotskistas, maoístas y por la derecha algunos monárquicos y democristianos. Pero del PSOE hasta ya casi el 1976 pocos, por decir que alguno. Así que de medallas, pocas y sí que mucho que callar.
Este pregonar medio siglo después su heroicidad en el combate no es otra cosa que ocultar con tal vocerío que no estuvieron en él y en ello va también el querer aparecer como los vencedores de Franco desenterrándolo una y otra vez para hacer un akelarre, quemarlo en efigie y erigirse en lideres del antifascismo mundial.
Los que sí estuvieron, estuvimos, en aquello, aprobada la Constitución de la Reconciliación, pues eso ante todo es lo que fue, dimos al dictador por enterrado y así lo estuvo y cada vez más olvidado. Y bien olvidado lo tenía la sociedad española y dejados atrás los odios políticos hasta que primero Zapatero y ahora Sánchez hicieron de él su comodín, la carta falsa y tramposa que no dejan de sacar una y otra vez.
Pero se nota mucho que hablan y alardean de lo que desconocen y cómo afloran esas «vacaciones de antifranquismo». Porque meter estos saraos de conmemoración del año 1975 es pegar martillazos contra el calendario y la verdad. Aquel año fue terrible. Y fue en aquel 27 de septiembre cuando tuvieron lugar los últimos fusilamientos del Régimen a pesar de la movilización interna y la presión internacional, hasta del propio Papa suplicó la gracia del dictador.
Me acuerdo muy bien de aquel día. Al siguiente fui detenido por la BPS, la temible policía política. La represión se intensificó. Hubo sufrimiento, sangre y muerte. Un episodio muy desconocido pudo desatar el horror. Se llamó Operación Lucero. Tenía prevista la detención masiva y sin jueces de por medio, a cargo de miembros de la Guardia de Franco, de los «subersivos» más destacados por todas y cada una de las provincias de España. El Rey Juan Carlos, en un primer gran servicio a la nación, que estaba ya en funciones de Jefe de Estado, la abortó.
Pasaría mucho tiempo, con momentos durísimos y trágicos, los asesinatos de los abogados de Atocha, militantes de CC.OO y del PCE, hasta que en junio de 1977 hubo al fin elecciones libres.
Así pues, ¿Qué coño están celebrando este aniversario? ¿Qué mentira, Sánchez, nos vas a repetir una y otra vez hasta convertirla en verdad?