El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aplazado concretar los plazos en los que llegará al 2% del PIB en gasto en Defensa, cuya cuantía tampoco ha especificado, hasta la cumbre de la OTAN que se celebra en junio.

En una comparecencia en La Moncloa, después de reunirse a lo largo del día con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo y los portavoces parlamentarios del resto de Grupos Parlamentarios, excepto Vox que no fue invitado, Sánchez ha insistido en que su compromiso es “firme” y ha dejado caer que su aprobación no pasará por el Congreso.

“Todas aquellas cosas que tengan que pasar por el Parlamento pasarán por el Parlamento. Y otras cosas que tengan más que ver con la gestión del gobierno de España, pues tendrán que ser aceleradas y gestionadas por el gobierno de España. No hay mucho más debate en esta cuestión”, ha indicado.

Sánchez ha garantizado que ese aumento de la inversión no conllevará recorte en gasto social, pero ha evitado aclarar cómo y cuándo lo hará.

La ronda de contactos que ha mantenido este jueves con los portavoces de los grupos parlamentarios del Congreso se ha saldado con escasos resultados. Solo PNV y Coalición Canaria, en total 6 diputados, apoyan, en este momento, un aumento del gasto en Defensa.

Ni siquiera, el líder de la Oposición y del PP, Alberto Núñez-Feijóo, se lo garantizaba con el argumento de no facilitarle la información necesaria para ello porque “carece de un plan”.

Tras entrevistarse con él, Feijóo le advertía contra la “autocracia” y le pedía que “no esquivara al Congreso de los Diputados”.

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, que acudía a la entrevista con Sánchez con una camiseta de ‘No a la guerra’, consideraba “imposible” aumentar el gasto en Defensa sin recortes al gasto social. Además aseguraba que el Gobierno “no tiene la más mínima intención” de someter la inversión en defensa a una votación en el Congreso lo que, sostenía, es una “mala noticia para la democracia”.

Así las cosas, puede que lo más novedoso de la jornada, haya sido que la portavoz de Bildu, una fuerza política que aún no ha condenado la violencia de ETA, pisara por primera vez, el Palacio de la Moncloa, donde su portavoz, Mertxe Aizpurua, fue recibida a pie de escalera por un presidente del Gobierno que, sin embargo, no ha querido reunirse con Vox, que es la tercera fuerza política en España con 33 diputados.