El “palacio fantasma” del socialismo andaluz
Recorrer sus dependencias es pasear por un pasado reciente en el que las cajas rebosaban de euros, Manuel Chaves dominaba sobre Andalucía y algunas decisiones se adoptaban al margen de la lógica. Grandes espacios de acero y cemento «moldeados» por un diseño vanguardista que se asientan sobre suelos sin acabar, carentes de los servicios mínimos y con estancias que parecen el escenario de una guerra.
El Palacio de Ferias y Exposiciones de Antequera (Isfera), una gran infraestructura impulsada por el PSOE a pesar de las numerosas dudas sobre su necesidad, ha quedado «varado» por la falta de financiación. Su destino es incierto. Inacabado y cerrado, nadie quiere asumir los millones de euros necesarios para su finalización y la Junta de Andalucía cierra ahora el grifo.
Ubicado en el extrarradio del municipio, su perfil plateado se erige sobre un campo baldío donde en la actualidad deberían haber aparcamientos y zonas ajardinadas. La «granja de pollos», como algunos lo conocen por su diseño, cuenta con una nave principal de 6.000 metros cuadrados para acoger los eventos y que se encuentra sin concluir. Carece de solería y de los equipamientos básicos, un hecho que no evitó que el ex alcalde del municipio, el socialista Ricardo Millán, tratara de inaugurarlo unos días antes de las elecciones. La zona exterior de exposiciones, de similar superficie, es una «lengua» de cemento rodeada por una extensión de unos 9.000 metros cuadrados en la que deberían haber jardines y en la que sólo hay matorrales.
El edificio principal es una pequeña ciudad fantasma en el que sus dos plantas acogen salas audiovisuales, locales de alquiler, un auditorio o un restaurante que hoy en día no son más que tabiques sin asientos ni iluminación. La cafetería de la planta superior podría servir de decorado para una secuencia de una película bélica. Únicamente una barra a medio hacer da entender cuál iba a ser el cometido final de la estancia.
La falta de vigilancia se ha convertido en un reclamo para los ladrones, quienes ya han irrumpido en el perímetro para hacerse con el cobre y otros metales que vender, y las aves han encontrado en el particular diseño un aliado para anidar.
El despropósito en la concepción de esta infraestructura lleva a decisiones que únicamente pueden ser consideradas como surrealistas como la instalación de escaleras mecánicas cuando ni siquiera está instalada la solería. Además, se observa la colocación de tabiques de pladur con los que tratar de esconder las zonas inacabadas de la recepción.
Este proyecto fue redactado en 2005 tras el impulso de las tres administraciones implicadas y que por entonces eran gobernadas por el PSOE: Ayuntamiento de Antequera, Diputación y Junta. El coste inicial era de unos diez millones, de los que cerca del 90 por ciento debía ser financiado por las arcas públicas, mientras que el resto sería aportado por Unicaja.
Ya no es una prioridad
Los trabajos se iniciaron en 2008, pero el dinero se agotó y casi cuatro años más tarde la finalización de los mismos parece una utopía. El presupuesto se ha incrementado en cuatro millones con el paso del tiempo y, lo más preocupante, serán necesarios al menos siete más para poder concluir el proyecto tal y como se confeccionó. Para la Junta ya no es una prioridad y no parece dispuesta a aportar más fondos.
El nuevo equipo de gobierno local, con el alcalde Manuel Barón (PP) a la cabeza, considera que han heredado del PSOE una «patata caliente» imposible de asumir por las arcas municipales. Al coste de su conclusión habría que sumar el gasto mensual de personal, seguridad y mantenimiento y la empresa pública que debería crearse para su gestión. Unos hechos que han llevado al regidor a sopesar la posibilidad de llegar a un acuerdo de explotación con alguna entidad privada. No obstante, las fuentes consultadas estimaron esta vía como remota debido al tradicional poco peso de la localidad antequerana para ser sede de ferias y exposiciones. «En dos años se ha celebrado uno, y es lo lógico porque en la Costa hay recintos con más solera y experiencia», explicó un miembro de la corporación.
Ante este futuro incierto, la estructura de lo que iba a ser la llave de la diversificación económica de Antequera languidece como símbolo de tiempos de opulencia y despilfarro.
ABC