Luis María Anson.- «Yo, Pedro Sánchez, caudillo de España por la gracia de Sumar, puedo cerrar alianzas con Bildu, el partido proetarra heredero de la banda terrorista; también con los separatistas de ERC y Junts, ambos anticonstitucionales; con partidos de extrema izquierda, agrupados algunos en Sumar, que aspiran a un régimen totalitario. Pero tú, Feijóo, no puedes, porque así lo dicto yo, llegar a alianzas con Vox, a pesar de que ese partido proclame su respeto por la Constitución».

La incongruencia brilla en la oscura realidad de la política española. En anchos sectores de la opinión pública se rechaza que Feijóo llegue a acuerdos con Vox, pero se acepta en cambio la alianza del sanchismo con los separatistas catalanes y vascos, con los proetarras y con la extrema izquierda totalitaria de varios integrantes de Sumar, partido liderado por una militante comunista: Yolanda Díaz Iscariote.

Pedro Sánchez se ríe jocosamente de Alberto Núñez Feijóo y le ha ganado el relato de las alianzas. Según las encuestas serias, el Partido Popular precisa obligadamente del acuerdo con Vox para poder gobernar. El sanchismo forcejea con el fin de impedir que el PP pueda aliarse con Vox, partido al que Sánchez y sus compinches se esfuerzan por apestar y descalificar.

Feijóo se bate a la defensiva. En lugar de atacar a fondo y demostrar lo evidente: que la alianza imposible debería ser la del PSOE con partidos anticonstitucionales que pretenden despedazar España, se dedica a defenderse de sus inestables contactos con Vox en las Autonomías.

Los agradaores que rodean a Alberto Núñez Feijóo no se dan cuenta del atropello del que es víctima el líder popular. Acorralados por el relato sanchista, se esfuerzan por hacer ascos a un partido sin el cual, en las circunstancias electorales actuales, el PP no podría abrir los portones del palacio de la Moncloa.

Está claro que, Alberto Núñez Feijóo debe reaccionar y conseguir que la opinión pública brame contra las alianzas anticonstitucionales del sanchismo con Junts, ERC, Bildu, PNV y Sumar. El dirigente popular no puede dejarse arrollar por Pedro Sánchez, instalado en una posición democráticamente insostenible.