Víctimas y verdugos
Ya he comentado la venganza tremenda, con muy mal estilo y sin disimulos que ha llevado a cabo el partido socialista andaluz contra los alcaldes del PP por haber tenido la osadía de ganar las elecciones municipales. Se nos condena al ostracismo y se nos denomina personas non gratas en el Parlamento de Andalucía. La forma de acometer la venganza es a través de una ley que convierte a los alcaldes en incompatibles con el escaño autonómico.
No lo somos con el Senado, el Congreso o el Parlamento Europeo. Bajo todo análisis razonable, resulta absolutamente incongruente e injusto llegar a ese nivel de sectarismo y mezquindad. La medida sólo responde a una situación y es que la izquierda no acepta con espíritu democrático el resultado de las urnas. Se rebela, se revuelve y ataca. Esta conclusión es la única certera.
Yo soy alcaldesa desde hace 20 años. En las pasadas elecciones, los ciudadanos acaban de decidir que desean seguir confiando en el trabajo municipal que mi equipo y yo, venimos desarrollando. Ellos me han hecho compatible. Ellos consideran que soy capaz de ocuparme bien de sus intereses a pesar de las tareas que desempeño en el Parlamento Andaluz. Ellos saben que soy diputada desde hace tiempo y que jamás ha supuesto problema alguno. Ellos de sobra conocen la dedicación y la entrega que me acompañan en cada jornada laboral.
El PSOE se burla de la voluntad popular y decide legislar por vía de urgencia a favor de sus propios intereses. Sólo le preocupa la ejecución de la sentencia realizada unilateralmente la noche de las elecciones por un partido derrotado y resentido. Utiliza su mayoría parlamentaria para sacar adelante una norma legal contra los alcaldes ganadores, contra los resultados del 22 de mayo, contra la libertad en Andalucía.
Es ruin. Pero es así. Y en este momento, los alcaldes parlamentarios se ven condenados injustamente por unos verdugos sedientos de represalia, de revancha y de maldad. Muy pronto llegará el día en que el socialismo se frote las manos por presenciar, henchidos de satisfacción, el abandono a la fuerza del escaño municipal o del escaño autonómico. Ese día habrán consumado su fechoría.
Todo ello supone cambios drásticos en las vidas de los inocentes condenados. Supone modificar sus proyectos de futuro. Supone planteamientos familiares completamente diferentes. Significa, en definitiva, una intromisión con repercusiones personales que en ningún caso se merecen los alcaldes ganadores.
Los gobernantes andaluces están demostrando una vez más su ausencia de pudor, de respeto democrático, de elegancia. Simultáneamente demuestran sus defectos más detestables enseñando así su verdadera cara. Nada bueno puede salir de un gobierno que recurre a estrategias tan mezquinas. Nada bueno puede salir de un gobierno que prioriza egoístamente partiendo de la base de su carencia de dignidad.
Estoy convencida de que los andaluces son personas de buen corazón, de buen fondo y de buenas formas. Por eso, más que la jugada sucia efectuada a los alcaldes, me duele que estos socialistas vengativos se hayan beneficiado tantos años del voto confiado de millones de personas en Andalucía.
Esta falta de sintonía no puede persistir. Es otro síntoma inequívoco del cambio a mejor que se avecina.
*Alcaldesa de Fuengirola y portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía.