Desenmascarando las mentiras feminazis
Según las conclusiones de un estudio sobre “Violencia contra la mujer en las relaciones de pareja” publicado por el Instituto Centro Reina Sofía, “España es un país que ocupa uno de los lugares más bajos en el ranking internacional sobre violencia en general y sobre violencia contra la mujer en particular”. Por ejemplo, en Europa ocupamos los últimos lugares de la clasificación, con 5,15 feminicidios por millón de mujeres, muy lejos de los 51,2 de Estonia o los 13,02 de Finlandia. Sólo siete pequeños países europeos (Andorra, Liechtenstein, Malta, Mónaco, Dinamarca, Islandia y Eslovenia) tienen tasas de feminicidiosinferiores a las nuestras. A nivel mundial, “España, con 5,15 mujeres asesinadas por millón, ocupa el lugar 36 de los 44 países de los que tenemos datos”, dice el informe.
Pregunta no aclarada en el estudio, pero inevitable: ¿cómo es posible que España, siendo uno de los países europeos con menos violencia contra la mujer, haya adoptado, para combatir esa violencia, la legislación más radical de Europa, claramente incompatible con los principios reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales sobre derechos humanos y, por añadidura, totalmente ineficaz, e incluso contraproducente?
Sigamos con el estudio. Nuestra situación comparativamente envidiable en materia de violencia obliga al director del Instituto Centro Reina Sofía, José Sanmartín Esplugues, a plantearse algunos interrogantes acerca del fenómeno: “Si esto es así – se pregunta el Sr. Sanmartín-, ¿por qué la percepción de este problema en la sociedad española es casi como si estuviéramos en una guerra abierta? Todos tenemos anécdotas al respecto. Yo mismo, al concluir una conferencia en Puerto Rico, hace unas semanas, tuve que responder varias veces a la misma cuestión: ¿qué estaba sucediendo en España?, ¿cómo se podían explicar científicamente que ocurrieran tantos y tantos feminicidios en España? Eso me pasaba en Puerto Rico, país en el que en 2006, por cada millón de mujeres, han sido asesinadas ¡23 mujeres en general, 12 en el ámbito familiar y 14 a manos de la pareja o ex pareja!”.
Ciertamente, la anécdota encierra un profundo misterio. ¿Cómo explicar que nos consideren los peores, si estamos entre los mejores? ¿Será que nos tienen manía? ¿Tal vez envidia? ¿Habrá conspiración judeomasónica?
Ofrezco al Centro Reina Sofía dos posibles respuestas a tantos interrogantes, para que las tenga presentes en sus futuros informes: la primera, que España es, casi con total seguridad, el país europeo en el que más intereses se han creado en torno al problema de la violencia “contra la mujer”; y la segunda, que España tiene la clase política –incluido el lobby de género- y los medios de comunicación que menos escrúpulos han mostrado a la hora de rentabilizar esa violencia con fines políticos y económicos.
Caminando sobre tales zancos, ¿cómo no vamos a parecer más altos?
Es fácil responder a la pregunta que se hace el autor del artículo: Tenemos la ley mas dura, precisamente por ser los menos violentos. Ecuación exacta. En los países como Estonia o Finlandia donde la violencia es mayor, tambien lo es la permisividad porque no se valora como algo tan terrible.
Conocí ese engaño hace unos años. He estado esperando lo que sabía que acabaría pasando que éstas cosas fueran denunciadas ante los tribunales- el gobierno zapatero ha sido denunciado el 19 de diciembre ante el TS por organizaciones de derechos de los padres de familia-. Si nuestro estado se puede considerar en los llamados estados de derecho, ésta industria del género a la española acabará dando cuentas en los tribunales de todo esto por muy protegidas que estén por los lobbies y los poderes políticos (léase Urdangarín).
Gracias por su objetividad. Este gobierno sectario prioriza el interés económico de las feminazis antes que el de los niños por la custodia compartida.