El régimen comunista de Corea del Norte acusa a Seúl y Washington de llevar la península al «borde de la guerra»
Corea del Norte ha acusado a su vecino del sur y a Estados Unidos de llevar a la península coreana al “borde de la guerra” con su plan de maniobras militares a gran escala cinco días después del ataque de Pyongyang contra la isla surcoreana de Yeonpyeong, en el que murieron dos civiles y dos militares de esa nacionalidad.
“La situación en la península de Corea está cada vez más cerca del borde de la guerra debido al temerario plan de aquellos elementos de gatillo fácil de realizar nuevamente ejercicios de guerra dirigidos contra Corea del Norte”, según ha anunciado la agencia oficial norcoreana, la KCNA.
Washington y Seúl mantienen que tenían previsto realizar las maniobras antes del ataque del martes. En esos ejercicios va a participar el portaaviones norteamericano USS George Washington, hasta ahora destinado en un puerto de Japón. Además, Seúl ha ordenado reforzar la defensa en las islas del Mar Amarillo (Mar Occidental) y ha anunciado un aumento de su presupuesto militar para el próximo año. El Ministerio de Defensa ha solicitado que ese presupuesto extra sea de al menos 264.000 millones de wones (unos 200 millones de euros) para 2011, destinados a adquirir armamento como misiles guiados o sistemas de radar anti-artillería.
La retórica bélica de Pyongyang
El régimen comunista de Corea del Norte ha lanzado nuevas amenazas contra Seúl al señalar que responderá “sin piedad” a cualquier provocación, y provocación considera esas maniobras militares en el Mar Amarillo (Mar Occidental). En el comunicado recogido por la agencia estatal, Pyongyang asegura con su habitual retórica bélica que está “preparada para aniquilar” Corea del Sur si su soberanía es violada. “Mostraremos un ejemplo firme y sin piedad a cualquier provocación sobre nuestra dignidad y soberanía”, señala el régimen de Kim Jong-il.
El intercambio de disparos de artillería del martes supuso uno de los sucesos más graves entre ambas Coreas desde el fin del conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953, y que terminó con un armisticio en lugar de un tratado de paz.
China sigue con su cautela
Ante esta situación, el ministro de Asuntos Exteriores de China, Yang Jiechi, ha pedido a las partes implicadas en la resolución de la crisis que gestionen el asunto de forma “responsable”. Después de reunirse con el embajador norcoreano en Pekín, Ji Jae Ryong, y de hablar por teléfono con los ministros de Exteriores de Corea del Sur, Kim Sung Hwan, y Estados Unidos, Hillary Clinton, Yang ha recordado que su país está “profundamente preocupado” por los últimos acontecimientos. “La principal prioridad ahora es mantener la situación bajo control y asegurar que hechos así no vuelvan a ocurrir”, ha explicado el jefe de la diplomacia china en un comunicado.
Pekín, el principal aliado internacional de Pyonyang, se ha mostrado cauto en sus reacciones después del ataque de artillería norcoreano a la isla de Yeonpyeong. En este sentido, ningún representante del Gobierno chino ha condenado públicamente a Corea del Norte y los mensajes difundidos llaman principalmente a la “contención” en la zona.