Ni la muerte se libra de la crisis
El hecho de tener el cliente cautivo (todos tenemos que morir) no sirve al sector funerario para verse a salvo de la crisis económica. Los nuevos usos ante la falta de dinero en las cuentas corrientes de las familias y la brutal competencia asiática están obligando a todos los implicados en esta industria a reinventarse. Y es que los datos son incontestables. Durante los dos últimos años, las incineraciones han pasado de ser usadas en el 20% de los decesos a un 30%. Ataúdes más sencillos, menos flores y coches de acompañamiento, ahorro en el alquiler o compra de panteones o nichos, menos esquelas… El gasto se comprime. Y el negocio cae.
Según la patronal del sector, Panasef , en los tres años de la crisis la facturación ha caído un 25% hasta quedar alrededor de los 700 millones de euros anuales. En paralelo, el gasto medio en un enterramiento ha bajado de los 2.800 a los 1.800 euros.
El sector funerario ha presentado sus novedades esta semana en Fumermostra, la feria del sector funerario más importante del panorama nacional y que se celebra cada dos años en Feria Valencia. En el marco del certamen, el consejero-director general del Grupo Memora, Eduard Vidal, explica que la afectación por la crisis no es tan grande como cabría esperar ya que en torno al 60% de los decesos están cubiertos por aseguradoras y no suponen coste para el usuario. Pero los nuevos usos de los clientes y la crisis si se deja ver en el 40% restante de los 385.000 decesos anuales que hay en España.
El consejero-director general de Memora —compañía líder del sector en España y Portugal, que cuenta con 1.300 empleados en 130 empresas funerarias y que en 2010 realizó más de 44.000 servicios y facturo 150 millones de euros— dice que ese segmento de personas que no aseguran, tienen una mayor capacidad económica y requiere servicios extra como la atención al duelo. Y asegura que una de las tendencias de futuro son los productos destinados a fomentar el recuerdo del fallecido.
Apostar por el recuerdo
En Funermostra ha aparecido un nuevo producto creado por un escultor colombiano que, a raíz de una dura experiencia personal, ideó una forma de conservar el recuerdo de un ser querido. Se trata de Oscar de Julián, un escultor que trabajaba en atrezzo para directores como Ridley Scott o Milos Forman. Cuando estaba fuera de su país, su pareja alumbró al hijo de ambos que falleció minutos después. Cuando Oscar volvió a Colombia fue a visitar la tumba del bebé. Y descubrió que había sido profanada y el cadáver robado.
Quiso buscar una opción al enterramiento. Y tras muchos años de estudios descubrió que las cenizas que resultan de la incineración son en realidad fosfato de calcio. Un producto clave en la elaboración de porcelanas. Hizo las primeras pruebas y comprobó que las cenizas eran útiles para dar consistencia a la porcelana y hacer esculturas. Desde noviembre pasado, ha puesto en marcha la empresa Neoesculturas que desde 250 euros puede convertir las cenizas de un ser querido en el alma de una escultura. Martín Delgado, gerente de Neoesculturas, explica que son los únicos en el mundo que desarrollan esta técnica y considera que su negocio tiene un gran potencial de crecimiento.
Por su lado, los productores de ataúdes se muestran preocupados por la competencia china. El gerente de Divina Aurora, Félix Pont, explica que con la irrupción de la industria china en Europa se han visto obligados a bajar los precios de sus arcas en un 20% a lo largo de los últimos cuatro años. Divina Aurora produce 50.000 ataúdes al año, de los que 40.000 se utilizan en España, lo que supone el 10% del mercado nacional. La empresa emplea a 110 personas —«seguimos creando empleo», asegura Pont— y factura en torno a ocho millones de euros al año.
«Hemos tenido que adaptarnos a una situación injusta, porque no competimos en igualdad de condiciones», explica Pont, que se queja de que «si nosotros importásemos una madera china, el paulome, que es muy buena para fabricar arcas por su ligereza, pagaríamos un 7% de arancel, mientras que los ataúdes chinos de paulome entran en España sin pagar arancel alguno». En todo caso, el gerente de Divina Aurora aclara que su compañía apuesta por la innovación y por los nuevos diseños que demanda el mercado. Aunque, eso si, avisa con una frase lapidaria, oportuna a más no poder: «Si en nueve años los chinos se hacen dueños de todo, la muerte está asegurada».