Rubén Kaplan.- La veracidad de la sospecha que desde hace años se tenía en relación a que la República Islámica de Irán está procurando desarrollar recursos nucleares para su industria bélica y no -como de manera mendaz alega- para obtener energía para uso civil se ha confirmado plenamente.

Debido a la negligente permisividad de la Unión Europea, a la inoperancia de la ONU, a la política pendular de la Administración Obama y a la llamativa pasividad de Israel, el país persa que amenaza reiteradamente sin eufemismos, eliminar al Estado judío del mapa, será capaz de construir según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) bombas atómicas en los próximos meses.

En un informe difundido el martes 8 de noviembre que incluye un anexo de 13 páginas, con descripciones técnicas claves para la investigación, realizada por el organismo -el más detallado efectuado hasta la fecha sobre Irán-, la OIEA expresó: “La Agencia tiene serias preocupaciones acerca de posibles dimensiones militares del programa nuclear de Irán. Irán ha trabajado en el desarrollo de un diseño de armas nucleares y otras investigaciones, y llevado a cabo pruebas pertinentes para esas armas”.

El informe, que fue entregado a los 35 miembros de la Junta de Gobernadores de la OIEA, suministra detalles de una serie de pruebas, adquisición de materiales y tecnología, que sugieren que Irán continuamente ha trabajado para producir un arma nuclear desde 2003.

El Washington Post, que había anticipado hace un par de días el flamante informe, reveló que ese país ya ha adquirido conocimientos, tecnología y recursos para lograr la capacidad nuclear. El documento señala de acuerdo a fuentes diplomáticas, que el programa nuclear iraní es “más ambicioso y estructurado” de lo que se creía, y que “está enfocado a la construcción y prueba de un arma nuclear que pueda acoplarse a un misil de largo alcance”. Asimismo el “paper” revela que Irán no detuvo la investigación armamentística ni el desarrollo tecnológico de su programa nuclear en 2003, como pensaban sugestiva y puerilmente hasta ahora los servicios de inteligencia de Estados Unidos. “El programa nunca se detuvo realmente”, dijo al diario Washington Post el director del Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional, David Albright, quien fue inspector de armas para la ONU y ha tenido ocasión de revisar el informe. “Después de 2003, se destinó dinero a la investigación en áreas que parecen desde luego dedicadas a las armas nucleares, pero estaban ocultas dentro de instituciones civiles”.

Albright, a la sazón ex funcionario de la OIEA, añadió basado en un informe de inteligencia del ente de la ONU, que Irán “tiene suficiente información para diseñar y producir un dispositivo nuclear viable de implosión” utilizando uranio muy enriquecido como su núcleo fisionable.

No es la primera oportunidad en que la OIEA señala el verdadero objetivo del gobierno de los Ayatolá. El 9 de agosto de 2010 el organismo informó que Teherán había puesto en funcionamiento nuevas máquinas de enriquecimiento de uranio con el fin de hacer más eficiente el proceso para la obtención de arsenal nuclear. El régimen teocrático iraní, haciendo caso omiso de las sanciones impuestas por las Naciones Unidas, que la instaban a que suspenda el enriquecimiento de uranio y las actividades relacionadas, había establecido una segunda serie de centrifugadoras en la planta de Natanz, para enriquecer uranio al 20 por ciento. “La OIEA puede confirmar que el 17 de julio, cuando los inspectores de la agencia estaban en la planta experimental, Irán enriquecía material nuclear para las dos cascadas interconectadas de 164 máquinas centrifugadoras”, declaró la portavoz de la AIEA Gill Tudor, que confirmó así la información publicada por el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, con sede en Washington. Ya en 2002, un grupo de oposición iraní, reveló la existencia de una planta de enriquecimiento de uranio en Natanz, que constituyó la primera evidencia de un programa clandestino nuclear de Irán. Manteniendo dos cascadas, los técnicos iraníes pueden reutilizar las sobras de uranio poco enriquecido. Analistas extranjeros creían que la República Islámica había alcanzado un nivel de enriquecimiento del 20 por ciento y que en cuestión de meses podría comenzar a producir bombas atómicas.

La evidencia irrefutable que Irán puede, según analistas, construir ya cuatro bombas nucleares para destruir a lo que llama la “Entidad Sionista” en referencia a Israel, ha reinstalado la idea que el Estado judío puede atacar preventivamente a los persas, solo o con la intervención de EE.UU. y Gran Bretaña, en virtud que la OTAN no intervendría en primera instancia y tampoco Francia, partidaria solamente de incrementar las sanciones económicas, que han demostrado su inutilidad, como lo atestigua el caso de Corea del Norte, quien junto a Rusia y Pakistán, colaboran para que Irán obtenga su bomba atómica.

El Ministro de Relaciones Exteriores francés Alain Juppé, corroborando la postura favorable a las medidas punitivas materiales, advirtió que un ataque contra Irán sería desastroso. En relación al país galo, trascendió por periodistas que lo escucharon, que el presidente Nicolas Sarkozy- quien vergonzosamente votó por la inclusión de los palestinos a la UNESCO siendo que ya tiene a Francia cada vez más islamizada- por la indiscreción de un micrófono abierto que parecía cerrado- le dijo a su homólogo estadounidense, Barack Obama, cuando ambos estaban reunidos el pasado jueves en la cumbre del G-20 de Cannes, refiriéndose al Primer Ministro de Israel Byniamin Netanyahu: “No lo puedo ni ver, es un mentiroso”, a lo que replicó en una clara infidencia, Obama: “Tú estás harto de él, pero yo tengo que trabajar con él todos los días”. El episodio refleja la hipocresía y falsedad de algunos mandatarios y políticos, que mienten igual o más que aquéllos a quienes vituperan.

Irán, que a pesar de sus bravuconadas tiene un temor cerval a Israel y EE.UU., teniendo presente que en 1981, el reactor nuclear iraquí de Osirak fue destruido por la aviación israelí en un ataque preventivo, ha adoptado la práctica norcoreana de construir instalaciones masivas subterráneas localizadas en terrenos montañosos, protegidas por muchas capas de hormigón. El helicóptero israelí CH 53 que se desplomó por un accidente el 26 de julio de 2010 en una región montañosa en las cercanías de la ciudad de Brasov, en el centro de Rumania, sugestivamente realizaba maniobras conjuntas con el ejército rumano en una zona muy escarpada y de difícil acceso muy similar a donde se encuentran los reactores nucleares ocultos que tiene emplazados Irán. Recientes maniobras de Israel con la OTAN en Cerdeña, son indicativas de aprestos militares que, también, intranquilizan a los iraníes.

La cyber-guerra para demorar el progreso de Irán para obtener armas nucleares fue útil en la medida que el gusano Stuxnet depredó sigilosamente por unos meses el sistema de control de la instalación de enriquecimiento de uranio en la central de Natanz, pero no lo destruyó. Los asesinatos encubiertos de científicos nucleares iraníes fueron igualmente sólo temporales reveses que fueron superados y no disuadieron nunca a Teherán de continuar su marcha implacable para obtener un arsenal nuclear.

Tal como lo hizo con el informe del Tribunal Especial para el Líbano de la ONU que condenó a miembros del Hezbollah -el grupo terrorista que integra el gobierno de Líbano y arma y financia Irán- por el asesinato del ex Primer Ministro libanés Rafiq Hariri el 14 de febrero de 2005 junto a otras 22 personas, al estallar un coche-bomba al paso de su convoy en pleno centro de Beirut, la República Islámica de Irán, el mayor peligro para Israel y Occidente, salió a desmentir con su cinismo habitual, el lapidario informe de la OIEA. No conforme con ello, amenazó atacar a EE.UU., Europa e Israel.

El jefe de la Comisión de política exterior y la seguridad nacional del Parlamento iraní, Seyed Hossein Naqavi dijo el martes que Irán comenzaría una “guerra de calle” en Tel Aviv si su programa nuclear fuera atacado. “Israel no es lo suficientemente grande como para lanzar un ataque militar a Irán, pero si toma esa decisión tonta, los militares iraníes lucharán con sus soldados en las calles de Tel Aviv y obligarán a los sionistas a retirarse de la tierra palestina”. Naqavi advirtió también que en caso de ser atacado el programa nuclear de Teherán, el campo de batalla no será en Irán, pero sí “la totalidad de Europa y Estados Unidos”. “Las fuerzas iraníes lucharán contra los enemigos con la máxima fuerza y potencia a lo largo de la tierra europea y Estados Unidos, si Irán es atacado”, reiteró.

El involucramiento de Estados Unidos en una contienda contra Irán es incierto. La menguada chance del presidente Obama de ser reelecto en las próximas elecciones por sus múltiples desaciertos, podría eventualmente aumentar si, como lo prometió al ser elegido, no permitirá que Irán obtenga la bomba atómica. Persistir en las sanciones económicas, ha quedado harto demostrado que es inútil.

Porque se trata de su existencia misma amenazada, la responsabilidad mayor la tiene Israel, quien a pesar del gran riesgo que correría si se decide a destruir las centrales nucleares iraníes, debe tener la certeza que en caso de lograr Irán tener la bomba, no dudará, a cualquier costo, en arrojarla a su país.