Diez métodos para acabar con la humanidad
A juzgar por la cantidad de películas sobre el fin del mundo y otros productos de la fantasía humana, la población de la Tierra está cada vez más fascinada con la idea del día del juicio final que ya estaría por venir. Efectivamente, la vida, que surgió en la Tierra hace aproximadamente 3.500 millones de años, es muy frágil y la muerte es una parte indispensable de su historia.
De unos 4.000 millones de especies que alguna vez existían en el planeta, el 99% se extinguió. Durante los últimos 500 millones de años, las extinciones masivas se produjeron en cinco ocasiones. En esos períodos desapareció más del 75% de las especies.
Al menos una de las extinciones masivas se produjo probablemente debido a un evento que hasta cierto punto parece el “fin del mundo”, como lo imaginamos. Se cree que la caída de un meteorito en México hace 65 millones de años provocó terremotos y tsunamis en toda la Tierra y el polvo que subió a la atmósfera cubrió el sol durante varios años. Esos fenómenos de tanta magnitud se producen una vez cada varios centenares de años, indica la ciencia.
Una catástrofe global también puede ser causada por otros fenómenos naturales, pero aun más peligrosa es la actividad humana. Nuestra especie tiene la capacidad de cambiar el mundo. Y esto nos puede llevar pronto al fin.
La computarización también es un punto débil de nuestra civilización. Aunque las tecnologías informáticas proporcionan métodos efectivos de negocios, comunicación y gestión, los terroristas pueden fácilmente poner en peligro sistemas energéticos de países enteros o, por ejemplo, robar los datos claves para en el suministro de alimentos.
Cuanto más sabemos sobre los enigmas del universo, más riesgo de autodestrucción corremos. Y cada vez más nos damos cuenta cuán efímeros somos. El periódico británico The Guardian compuso una lista con los métodos más ¨exóticos´ que pueden conducir a la desaparición de la humanidad, descubiertos por la ciencia en los últimos tiempos.
La muerte a causa de la euforia
Muchos de los habitantes de la Tierra consumen cafeína y nicotina y -con el avance de la ciencia- llegan cada vez más los preparados que nos mejoran el estado emocional, agudizan la atención o aumentan la actividad. Algún día llegaría el momento en que las personas ya no podrán vivir sin estas sustancias. No será un “fin” brusco de la civilización, pero hará que la humanidad se extinga paulatinamente.
El nuevo “Big Bang”
En una hipótesis en el marco de la teoría cuántica de campos, nuestro universo se halla en un estado de falso vacío, que podría transformarse en vacío auténtico. De ser así, la transición se produciría en forma de una burbuja que aparecería en cualquier punto del espacio y que inmediatamente empezaría a expandirse a la velocidad de la luz. Este proceso se propagaría a todo el universo, que dejaría de existir tal y como lo conocemos. En ese proceso, se produciría una sopa muy caliente de partículas que corresponde al punto de partida del Big Bang estándar.
Materia extraña que devorará la Tierra
La teoría cuántica de campos tiene otras cosas espantosas hipotéticas en reserva. Por ejemplo, partículas llamadas ‘strangelets’, pequeños fragmentos de materia extraña (materia de núcleos que tiene una alta proporción de ‘quarks’ extraños, partículas elementales más ligeras), que pueden convertir todas las partículas a su alrededor en sus copias. En cuestión de horas, todo el planeta puede convertirse en una masa de ‘strangelets’.
Por fin, el fin de los tiempos
Las leyes de física moderna admiten la posibilidad de que el tiempo se agote. En 2007, científicos españoles de la Universidad del País Vasco y la Universidad de Salamanca propusieron una explicación alternativa de la acción de la misteriosa materia oscura que constituye el 75% de la masa del universo y actúa como una especie de antigravedad, empujando las galaxias aparte. Según su opinión, los fenómenos que nosotros observamos se deben a la desaceleración del tiempo a medida de que este va derramándose de nuestro universo.
Tsunami devastador
Geólogos temen que una posible erupción de un volcán en las islas Canarias pueda lanzar una roca inmensa que al caer en el Océano Atlántico generaría una ola de un kilómetro de altura, con una velocidad similar a la de un avión reactivo. La mitad de las mayores ciudades del mundo quedaría bajo el agua en pocos minutos.
Inversión geomagnética
Los polos magnéticos de la Tierra de vez en cuando cambian. En un período de tal inversión, el campo magnético del planeta, que nos protege de la nociva radiación cósmica, se debilita o desaparece. El último evento semejante se produjo hace unos 780.000 años.
Rayos gamma desde el espacio
En el momento de su fin, las estrellas supermasivas emiten al espacio dos chorros de rayos gamma de alta energía. Si estos rayos impactaran en la Tierra, la inmensa energía despedazaría la atmósfera y desintegraría la capa de ozono con consecuencias mortíferas para los seres vivos que habitan el planeta.
Agujero negro
Un agujero negro puede destrozar la Tierra con su gravedad. Tal objeto cósmico es capaz de atraer el planeta en una distancia de miles millones de kilómetros, ‘arrancando la Tierra del Sol’, la fuente de la vida, lanzándola en un viaje vagabundo por la oscuridad del cosmos.
Especies invasoras
Son animales, plantas u otros organismos transportados e introducidos por el ser humano fuera de su área de distribución natural, que consiguen establecerse y dispersarse en la nueva región, donde resultan dañinos. Varias de estas especies ya se convirtieron en un problema para los sistemas ecológicos mundiales.
Transhumanismo
Las innovaciones biológicas y tecnológicas pueden llegar a transformar a los humanos hasta tal punto que los nuevos seres no se parecerían de ninguna manera a sus ancestros. Los “transhumanos” tendrán una inteligencia artificial, basada en las ideas y memorias de los antiguos humanos, y puede ser que tengan el formato de la información digital que se transmite por redes superrápidas y sean capaces de existir virtualmente siempre. Al menos, hasta que el sistema informático experimente un fallo.
Tendríais que haber hablado de algo más verosímil y posible: la tormenta solar. En nuestro mundo de ordenadores, ondas de radio y satélites, serían terribles los efectos de una tormenta solar.
Ya hubo una a mediados del siglo XIX, y la red de telégrafos se fue al traste. No quiero ni imaginarme lo que pasaría hoy.