L.R.- Mariano Rajoy, presidente del Gobierno «in pectore», ha decidido administrar con calma la herencia que reciba del Gobierno socialista en relación al País Vasco. Cree que quien tiene que seguir moviéndose es ETA y su entorno en la medida en que continúa habiendo una organización terrorista que no se ha disuelto, que no ha entregado su armamento y que «a sus presos les está diciendo que no pidan perdón y que tampoco se hagan cargo del daño que han hecho a sus víctimas».

Al PP no le sorprendió ayer la afirmación del socialista Jesús Eguiguren de que «desde hace tiempo» ETA y el Gobierno del PSOE están hablando y que la «Conferencia de Paz» fue fruto de un supuesto pacto con Batasuna. Pero aunque esta declaración entre dentro de sus previsiones, fuentes próximas al próximo jefe del Ejecutivo sí se apresuraron a precisar que, en cualquier caso, Rajoy no se sentirá vinculado por ninguno de esos posibles compromisos que el Gobierno ya en funciones o el PSOE hubieran acordado con la izquierda abertzale.

El PP no cree que en esta Legislatura se haya dado una negociación de mesas como la que hubo en la anterior durante el «proceso» de paz, pero sí tiene la sospecha de que ha habido conversaciones y «tomas de temperatura» entre socialistas y «abertzales». Cuando disponga de todos los instrumentos del gobierno, Rajoy revisará la situación de la lucha antiterrorista y a partir de ahí adoptará las decisiones que considere oportunas, explican las fuentes consultadas. En su agenda no entran los movimientos «precipitados de presos ni, por supuesto, ningún otro tipo de negociación con los del otro lado». Sí tendrán cabida, a iniciativa del presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, nuevas medidas en apoyo de las víctimas y de los exiliados vascos.

«Aquí hablan mucho algunos de la normalización y aquí la única cuenta pendiente es que los que se fueron por falta de libertad y por las amenazas de los violentos puedan volver a su tierra», explicó ayer Basagoiti a este diario. En relación a las víctimas del terrorismo, para el próximo Gobierno el aspecto económico está cubierto, en líneas generales, pero todavía quedan cosas por hacer en el ámbito político y social. Desde el entorno de Rajoy puntualizan «que lo más importante que queda por hacer por las víctimas es que ETA no consiga ningún beneficio político, y ése será el principio motor del nuevo Gobierno».

A petición del presidente de los populares vascos, Rajoy legislará en apoyo de los exiliados vascos. No hay una cifra oficial de cuántos han sido y son en estos momentos. Hay estudios que apuntan que pueden rondar los 200.000, pero, en cualquier caso, medirlo es complicado ya que no es sólo el que se ha ido, sino todos los que se han marchado con él, como es el caso, por ejemplo, del empresario que estableció su negocio fuera del País Vasco.

Si sigue adelante el fin de ETA y todo evoluciona positivamente, Rajoy impulsará un plan de apoyo para que estos «exiliados» vuelvan a su comunidad de origen, entre otras medidas con incentivos laborales, podría puntuar en el acceso a la función pública, o de estudios, en el sistema de becas.

En la pasada Legislatura se han introducido modificaciones electorales para flexibilizar las condiciones del voto de los españoles desplazados al exterior. Y a partir de ahí, la pretensión es hacer nuevos retoques para permitir que los vascos que tuvieron que abandonar su tierra por la presión de ETA y que ahora están ya instalados en otra comunidad puedan votar en las próximas elecciones autonómicas sin necesidad de renunciar a su actual empadronamiento. Muchos no votan en el País Vasco porque de ese empadronamiento depende el acceso a servicios esenciales en el día a día. Desde de 2008 hasta 2011 en el censo hay 50.000 vascos menos.

Clegg alaba los «planes ambiciosos» de Rajoy

El viceprimer ministro británico, Nick Clegg, aseguró ayer, tras su encuentro con el líder del PP, que le resulta «muy interesante» escuchar los «ambiciosos planes» que el futuro presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, quiere poner en marcha una vez tome posesión de su cargo. Ambos líderes dialogaron sobre la situación «extremadamente seria» que atraviesa la UE y han convenido en que se necesitan «rápidos progresos» para conseguir una solución global a esta crisis.