Demasiadas cosas para que esta partitocracia aguante
Mis lectores saben que suelo detenerme en opinar sobre lo que de extraño suelen tener los acontecimientos que no encajan porque normalmente no nos los explican. Tan es así, que me he molestado en escribir una novela para intentar entender cómo es posible que España haya llegado a la situación que solo ha sido posible al entregar poder y financiación a nuestros peores enemigos.
Así, el hecho de buscar las verdades que nos roban, uno se gana fama de “conspiranoico” que es como los borregos definen a los que nos atrevemos a pensar por nuestra cuenta…Hoy es tal el cúmulo de cosas raras, que no hace falta emitir una sola opinión para demostrar que cualquier explicación que nos quieran dar las versiones oficiales suelen ser casi siempre falsa.
Por eso, en esta entrada, solo voy a enumerar una serie de hechos que vienen sucediéndose en las últimas semanas, y que bastan para comprobar que nada de lo que nos quieren vender los poderes de la nación, es cierto. Si queréis, en los comentarios, opinamos. De momento, hechos.
Ataques a la monarquía y revelaciones sobre el atentado de Carrero
Una de las periodistas más fieles y en contacto con la Casa Real, publica un libro que será un nuevo disgusto para un monarca que se creía intocable –dicen por ahí- que desde su montaje del 23F, según se deduce de los libros de Blanco hace años o en el de Palacios de principios de este año.
No creo que sea casual. El libro de Urbano se llama “El Precio del Trono” y su título es más que revelador de –imaginen- todo lo que tuvo que hacer –o dejar de hacer- Don Juan Carlos, para mantenerse tantos años entre tantos desmanes. Entre ellos, el magnicidio de Carrero, del que conocemos nuevos datos estos días y del que ya no se pude dudar que fue una operación de los enemigos de España con la colaboración de sus serviles dirigentes domésticos y con la ejecución de la marioneta creada por ambos para las grandes ocasiones: el terrorismo del norte… Y ahora engorda el caso del yerno, que empieza a parecer que todo su entramado de estafa a España era por encargo, siendo sólo la punta del iceberg de lo que esconde una familia con amigos muy peligrosos.
A veces los grandes cambios de la historia se producen por una pequeña traición. Nadie va a defender a las instituciones que tanto daño han hecho capitaneando la traición. Es más, los verdaderos enemigos de las mismas ya preparan su ofensiva. Ya no vale reírles las gracias –“hablando se entiende la gente”- ni elogiarles –“Zapatero es un hombre de honor que sabe lo que quiere”- ni organizar cenas con esos amigos de logia –“donde estamos los buenos”-, retirando a la vez una estatua de a quien todo deben, porque ellos nunca apoyaron nada que represente a la Nación. ¡Qué triste! Pero el tiempo coloca a cada cual donde debe estar.
Crisis interna en el PP de Madrid
Esperanza Aguirre, que es de las pocas personas que en este país se ha opuesto al Zapaterismo, ha expulsado a uno de sus fieles al ver que se aproximaba a Rajoy. Al parecer, ha sido a la vez una muestra de poder, una pérdida de confianza y, lo último que me llega: “preparar el partido por si las revueltas internas o las presiones internacionales tumban al Gobierno de Marino Rajoy, en plan Papendreu o Berlusconi”.
Proceso apaño con ETA
Eguiguren ha decidido no callar, dando la razón a Mayor Oreja y a Alcaraz. Y confirma que el comunicado del 20 de octubre se pactó con el Gobierno y exigiendo que el PP aceptara el proceso iniciado en el año 2000. Y comenta además que habrá presiones internacionales sobre el nuevo Gobierno de Rajoy. Y uno no puede dejar de recordar que en el año 2007 Rajoy asistía a las manifestaciones de la AVT, en 2008 se fue a Méjico, al poco echó a San Gil y este año decía “que el comunicado de ETA venía sin otorgarles concesiones políticas” olvidando la infame legalización del Bildu.
Avanzan las investigaciones sobre el 11MLa juez Cillán, que ya ha sufrido algún que otro incidente de la secreta como la juez del Caso de Pepiño, sigue avanzando en la causa contra el Jefe de los Tédax, confirmando las peores hipótesis sobre la masacre: que desde el inicio había un proyecto para destruir cualquier prueba que pudiera conducir a la verdad… Además, como la putrefacción moral de la sociedad es terrible, me cuentan que algún que otro funcionario parece dispuesto a cantar no porque le reviente la conciencia, sino porque ahora que hay cambio de Gobierno le puede servir para medrar. Y justo hoy Pedro J., siempre interesante aunque no se entiendan sus pretensiones, reitera en su carta dominical su compromiso con la verdad sobre la masacre de Madrid, afirmando que donará dinero a las Víctimas del 11M a las que el poder ha cortado las ayudas y avisa de que pronto habrá nuevos datos.
Me apasiona que la verdad sea la verdad, se busque o no y se quiera conocer o no. Y encima, lo bueno, es que el que la busca la encuentra.En contraste con todos estos hechos que revelan la grave enfermedad de nuestra partitocracia –perdón por la redundancia- ayer asistí a una cena memorable –como un viaje a un tiempo que no viví- organizada por la Fundación Nacional Francisco Franco. Se aprovechaba la cena anual para entregar una serie de premios a españoles ejemplares, entre otros, Ricardo de la Cierva, Utrera Molina, o mi abuelo Blas Piñar. Asistían cerca de trescientas personas. Ningún medio dirá nada. Pero allí se escucharon testimonios sobre unos años, que con la que nos está cayendo, será fácil empezar a comprender como mucho mejores que los que nos toca vivir hoy.
Es más, allí había gente ilustre, grandes profesionales de todo ámbito, españoles que aman a la Patria y con un testimonio sincero apoyado en el valor que tiene decir ciertas cosas en ésta época donde todo y a todos se compra con facilidad. A mí me gusta aprender del pasado para construir el futuro. Y sé que vivimos en una sociedad dañada por un sistema que intenta legitimarse sobre una gran mentira y la gran maldad de la traición. Por eso pasa lo que pasa. Porque no se puede construir sobre falsedades ni sobre traiciones. Y así, estamos como estamos.
Ahora toca la gran tarea de construir. Estamos ante un cambio de época. Y ¿qué hacer? Buscar la verdad de la Historia, agarrarse a los principios y ser fieles. Llegarán tiempos mejores y, aunque fastidie a tantos cargados “de odio diabólico o masónico,” según Ricardo de la Cierva: “volverá a reír la primavera” y veremos “al pueblo español que vuelve a resurgir”. Y esta vez, en la lucha que nos toca, que es la de la verdad contra la mentira, algunos sabremos estar preparados para una nueva y rotunda victoria pero, ésta vez, eso sí, sin perder la paz, que es lo que nos ha pasado a los españoles en los últimos dos cientos años.