Sólo las propinas
Cuando llegué como alcaldesa al Ayuntamiento de Fuengirola, hace ya veinte años, me encontré que las nóminas de los trabajadores municipales, podían pagarse o no. Si había dinero, cobraban y si no lo había, no recibían la obligatoria remuneración. En algunas ocasiones llegaron a acumularse varias mensualidades. Para paliar la situación, el alcalde daba vales del supermercado cuyas cuantías se descontaban de la deuda.
Los trabajadores se instalaban en la plaza para protestar, con pancartas, cacerolas e incluso realizando acampadas. Yo comprendía sus reivindicaciones y les apoyaba sinceramente. En realidad, tampoco había mucho que comprender. Tenían derecho a su sueldo. Sin más explicaciones.
Por esa anómala experiencia, me comprometí a que si era alcaldesa todos los empleados municipales cobrarían con normalidad. Dadas las circunstancias, lo habitual se convertía en promesa extraordinaria. Por ello, siempre he conservado una fuerte preocupación por cumplir este objetivo. Por ello, siempre lo he cumplido.
Ahora mi incertidumbre es grande y mi compromiso, una auténtica obsesión. La crisis económica ha afectado de lleno a las administraciones y nuestro ayuntamiento no es una excepción. Los ingresos por licencias urbanísticas se han reducido ocho veces, los convenios incluidos en el Plan General de Ordenación Urbana no los vamos a cobrar y el Estado nos ha disminuido las aportaciones económicas en cantidades importantísimas. Las ayudas del gobierno andaluz para Dependencia, Inmigración y Servicios Sociales casi han desaparecido. Mientras, las necesidades de la sociedad en estas y en otras cuestiones se elevan vertiginosamente por las carencias existentes.
Sabemos que las comunidades autónomas han puesto en marcha recortes diversos y severos. Los ayuntamientos de nuestro entorno, los de provincias vecinas y la práctica generalidad de ellos, están tomando medidas drásticas. Los despidos de trabajadores, la eliminación de todos los complementos y la paralización de los convenios municipales son las más comunes. Yo no deseo llegar a eso y creo que no me planteo ninguna utopía. Es un reto difícil, pero ganarlo será maravilloso.
Me gustaría superar esta crisis con la plantilla actual. Sin mermas, sin traumas, sin despidos. Con todos, para las duras y para las maduras. Pensando en su futuro, en sus proyectos familiares, en la estabilidad de sus vidas, en que son el eslabón más débil, en que la culpa es ajena, en que somos un equipo. Nuestro lema “Juntos, Fuengirola Avanza” tampoco es por azar y juntos, venceremos la adversidad.
Espero que la lógica sea nuestra consejera. Espero que los representantes sindicales se instalen en el sentido común, con ausencia de juego sucio, con altura de miras. Confío en que comprendan que las mejoras salariales no son posibles ni solidarias, que plantearlas es incompatible con el mantenimiento de la plantilla, que muchas prebendas costosas se lograron en épocas de bonanza, que el derecho al trabajo es la única prioridad. Deseo que la responsabilidad que la situación requiere, se convierta en su motor.
Si se opta por los caprichos laborales, se opta simultáneamente por el despido. Para que todos se queden, todos deben renunciar a determinados privilegios. En ningún caso me refiero a derechos básicos e incuestionables. Ni a la nómina, ni a las pagas extraordinarias, ni a las vacaciones o descansos, ni a las horas trabajadas fuera de jornada. Sólo a varias de las propinas pactadas en etapas de sueños de grandeza que ahora pesan como una losa. Nos aplastan y nos impiden respirar.
Precisamente tengo el convencimiento de que el sostén económico de tanto bienestar, conquistado por encima de las imposiciones legales, es la causa principal del desmantelamiento del modelo occidental al que asistimos confundiendo los términos. No se trata de crisis económica como punto de partida, sino como punto final. Se trata de una crisis de valores por las priorizaciones erróneas y por la ambición común. Seguimos inconscientes ante tan preocupante escenario.
Por ello, no creo equivocarme si mi nuevo compromiso es el respeto a la totalidad de los trabajadores municipales. Esta meta me estimula y la baso en una solidaridad verdadera. Se equivocan los que piden más a cambio del sacrificio del resto. Ese egoísmo puede ser letal para muchas familias de nuestra ciudad.
Mi propuesta ya la sabéis. Deberíamos brindar tras rubricarla.
*Alcaldesa de Fuengirola y portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía.
Pues eso mismo, que si en este artículo, la señora alcaldesa de Fuengirola, cuando habla de las propinas, habla también de las dietas que reciben los señores concejales por asistir a plenos, casi 300€ por pleno, libres de reducciones de irpf, o a las dietas que reciben por asistir a las diferentes Juntas Locales, sobre 150€ sin retención ninguna, lo cual es sumado a su correspondiente sueldo, el cual en algunos casos es el máximo establecido por la F.A.M.P (federación andaluza de municipios y provincias)…… eso sin contar con la “propina” que ha supuesto la subida de sueldo que ha… Leer más »
Solo decir, que como ciudadana de este pueblo, pido se priorice al nacional, tanto en cuestion de puestos de trabajo, como en los servicios sociales, o cualquier otra clase de ayuda, ya que ante la crisis que padecemos, y el alto numero de inmigrantes que soportamos, no tenemos la obligacion, ni lo veo justo, el tener que repartir los pocos recursos que tengamos entre nacionales y extranjeros, para que todos estemos aqui, si hay que hacer recortes se debe comenzar por recortarles ayudas a los foraneos.