Las autoridades de Filipinas han elevado a 1.010 los muertos por las inundaciones y los corrimientos de tierra causados por la tormenta tropical ‘Washi’ el pasado fin de semana en el sur del país.

El número de desaparecidos asciende a 53 debido al desastre natural, que afectó a 92.964 personas, de las que casi la mitad se encuentran en campos de evacuados, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres. Las Naciones Unidas han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que envíe ayuda a los afectados, que padecen carencia agua potable y medicinas, lo que eleva el riesgo de epidemias de disentería, tétanos o cólera. La situación es especialmente precaria para las 16.000 familias que viven en zonas de chabolas a las orillas del río en Cabayan de Oro, una de las ciudades más devastadas por las inundaciones.

El director del Centro de Desastres, Benito Ramos, señaló que las autoridades, que preparan el entierro de cientos de víctimas en fosas comunes por la imposibilidad de identificarlas, tardarán al menos tres meses en reubicar a los evacuados. Los daños provocados por la tormenta ascienden 998 millones de pesos (22,6 millones de dólares o 17,27 millones de euros), principalmente en carreteras, puentes, hospitales y escuelas. El presidente filipino, Benigno Aquino, declaró el martes el estado de calamidad nacional y anunció la creación de un fondo especial de 1.170 millones de pesos (26,6 millones de dólares o 20,4 millones de euros).