La “ley integral contra la violencia de género” y su rotundo fracaso
Si en la recién -y afortunadamente- finalizada legislatura hay cuestiones calificables de necedades, de insultos a la inteligencia, a la vez que de crueldades y perversidades, esas son las denominadas “políticas de igualdad y género”, promovidas por el Partido Socialista Obrero Español (correa de transmisión del feminismo de género, o “feminazismo”) políticas aprobadas al dictado del lobby más fundamentalista y fanático del mundo occidental, del feminismo antihombre, antifamilia, omnipresente en la actualidad en todas las instituciones.
La ley feminazi por excelencia, que sobresale entre todo el demencial entramado legislativo y de reingeniería social creado por el zapaterismo es la denominada “ley integral contra la violencia de género”, de la que se cumplen siete años de su entrada en vigor, el día 28 de diciembre –Día de los Santos Inocentes- que, a riesgo de ser “linchado” por enésima vez, vuelvo a reiterar que no funciona, crea mayores problemas que los que pretendía solucionar, y sobre todo propicia la detención de hombres –de forma masiva e indiscriminada- acusados falsamente de maltrato, por sus esposas, novias, compañeras.
Tras siete años de su puesta en funcionamiento, ya han pasado por los puestos de la Guardia Civil, y las comisarías de policía más de 1.500.000 hombres. (SÍ, MÁS DE UN MILLÓN Y MEDIO).
Durante los últimos ocho años se han aprobando leyes antihombre mediante las que se están conculcando derechos constitucionales como el derecho a la presunción de inocencia, y se ha resucitado el “derecho de autor” a la manera de los nazis. Se han modificado el Código Penal y el Código Civil para introducir en ellos lo que el feminismo de género denomina “discriminación positiva”, para supuestamente hacerles pagar a los actuales varones una especie de “deuda histórica” por la marginación, la discriminación y las vejaciones que nuestros ancestros les propinaron a nuestras “ancestras”.
Si el Partido Popular, apoyó en el Parlamento (diciembre de 2004) aparentemente sin reservas (con algo más que reticencias) la aprobación de la perversa ley sexista antifamilia, androfóbica, misándrica. Aún considerando que algunos de sus diputados –y diputadas- apoyaron la ley antifamilia, por negligencia, o por ignorancia, o por miedo (tal vez pánico) al lobby feminista, o quizá incluso a sabiendas de sus posibles desastrosas consecuencias.
Somos muchos los que tenemos depositadas enormes esperanzas de que con toda la prontitud y urgencia que el asunto precisa, el actual Gobierno va a abordar todas las iniciativas necesarias para enmendar todo lo que en el derecho de familia está especialmente torcido. Por ello no puedo dejar de pasar la oportunidad de felicitar especialmente a quienes, como Ana Mato y Dolores de Cospedal están teniendo la valentía, el coraje de enfrentarse al feminazismo, al feminismo triunfante, subvencionado, al que en los últimos tiempos se le nota especialmente nervioso, por temor a perder todos sus privilegios, y que se acabe la situación de parasitismo en la que está instalado.
No se olvide que son más de 100.000 las mujeres “profesionales-liberadas” para asuntos de “igual-da y género”, temerosas de que se les acabe la mamandurria.La ley sexista antihombre aprobada por el Parlamento Español, con el apoyo entusiasta de “todo el arco parlamentario”, recoge y desarrolla los planes de re-ingeniería social, propuestos por Valerie Solanas (famosa prostituta, lesbiana estadounidense, que intentó asesinar a Andy Warhol) en su “Manifiesto Scum” (Manifesto de la Organización para el Exterminio del Hombre).
La perversa ley está inspirada en la denominada perspectiva o ideología de “género”, que cualquiera que esté medianamente informado sabe sobradamente que es una doctrina neomarxista, totalitaria, que pretende destruir a la familia convencional/tradicional, e implantar un estado de apartheid antihombre. Vamos, “el mito de las amazonas” trasladado al siglo XXI…Han pasado ya siete años desde su aprobación, y las cifras de mujeres asesinadas siguen siendo semejantes a las que se decía que se pretendía poner freno con la aprobación de la LIVG (por supuesto, también la cifras de varones, de niños, de ancianos, siguen en un “tono” muy semejante).
¿Qué está fallando? Es importante señalar que la frase tantas veces repetida de, “no para de aumentar el número de mujeres muertas” y cosas por el estilo (amplificada hasta la saciedad por los diversos medios de comunicación…) es una absoluta falsedad, pues como demuestran las estadísticas del Ministerio del Interior (y de la Asociación Unificada de la Guardia Civil y el Instituto Nacional de Estadística) el número de mujeres y hombres muertos en el ámbito familiar, se mantiene más o menos estable.
La ley está fracasando por la sencilla razón de que está diseñada desde la ideología o perspectiva de género y no desde la interpretación de la realidad. La Ley Integral contra la violencia de género es un homenaje a tal doctrina (que no son pocos los que la consideran totalitaria…) cuyos efectos resultan negativos no solamente por su escasa eficacia sino porque ha judicializado penalmente las relaciones de pareja.
La doctrina política denominada “perspectiva de género” es una forma de “neomarxismo”, una revisión y relectura del mismo, una perversión, y como su “padre biológico” es una ideología totalitaria que tiene como objetivo la consecución de un nuevo tipo de dictadura.La perspectiva de género sostiene que la mujer está presa en un sistema patriarcal opresivo, y deriva en la práctica política, como veremos más adelante, hacia un movimiento antihombre, “misándrico”.Un alto porcentaje de las personas que se manifiestan partidarias de la doctrina o perspectiva de género, desconocen realmente cual es su significado.
La ideología de género no es una variante del feminismo, si entendemos éste como la pretensión de equiparar los derechos de las mujeres con los de los hombres; por el contrario, es un proyecto radicalmente distinto que, para empezar, niega una premisa esencial del feminismo: ser mujer en plenitud y asumir sus riquezas, potencialidades y limitaciones; porque en la perspectiva de género el ser-hombre y el ser-mujer no existen, la doctrina de género considera que se tratan solo de construcciones culturales.
La premisa de la que parte la doctrina de género, es muy simple: el sexo implica desigualdad. El poder masculino no existiría, los hombres no disfrutarían de privilegios si no hubiera “hombres”. Y las mujeres no estarían sojuzgadas, oprimidas si no existiera la “mujer”. […] El último objetivo de la dictadura de género es la eliminación de la familia biológica como condición imprescindible, como paso previo para suprimir la represión social.
No hay ninguna duda de que la familia, que denominan “tradicional” (en el sentido de “biológica” y “patriarcal”) es vista como algo tremendamente perjudicial, fuente de represión y causa y lugar de entrenamiento de la violencia, especialmente contra “la mujer”. La agenda del feminismo de género no solamente pretende modificar el matrimonio, convirtiéndolo en una experiencia más, sino también la paternidad, la maternidad y el parentesco.
Por un lado, para liquidar el sentido y la necesidad del dualismo sexual, y por otro para relativizar el parentesco biológico y fomentar el denominado parentesco cultural. Es evidente que una ideología que promueve la idea disparatada de que “no existen ni un hombre natural ni una mujer natural, que no hay conjunción de características o de una conducta exclusiva de un solo sexo, ni siquiera en la vida psíquica”; abre la puerta a cuestionar el que exista una forma natural de sexualidad humana. […].
Y todo esto es así porque la post izquierda española, tras la caída del muro de Berlín, al quedarse sin discurso y sin proyecto ha encontrado en la ideología de género, del homosexualismo político y sus reivindicaciones, el sucedáneo de la clase obrera a la vez oprimida y portadora del cambio histórico.Los cambios legales emprendidos por el gobierno socialista en los últimos años, afectan al significado y a la práctica del qué es ser hombre y mujer, y por lo tanto, del ser persona, de lo que significa ser padre y ser madre y sus deberes y obligaciones y funciones sociales. Implica la destrucción del sentido del matrimonio y, como consecuencia, de su papel fundante de la sociedad y, por extensión, de la familia, que también queda como una realidad “abierta” a cualquier interpretación y nueva propuesta. “Familia” es ya cualquier agregación de personas.
Sirva este texto de “carta abierta y pública” al Partido Popular, partido que dice defender a la “familia” (hemos de suponer que a “todos” sus miembros) Es una llamada urgente para que pare el desvarío, para que pare cuanto antes la persecución contra los hombres que, se viene practicando desde hace años en España, de forma indiscriminada y con saña por el simple hecho de haber nacido con pene, con el apoyo entusiasta en ocasiones, de algunos miembros del Partido Popular… Eso sí todo ello por “la noble causa de la liberación de la mujer”.
Este texto es un ruego para que el PP deje de dar su apoyo al feminismo más extremista (“feminazismo”) Es un ruego de que el Partido Popular desmantele la denominada “industria del maltrato”, integrada entre otras “instituciones” por las “casas de la mujer” y antros similares, donde son asesoradas cientos, miles de mujeres, y aleccionadas para que presenten denuncias falsas contra sus compañeros, esposos, etc. para conseguir ventajas procesales en los pleitos por divorcio y las custodias de menores.
Este texto es un ruego para que se desmantelen los tribunales de excepción (prohibidos por la Constitución Española de 1978) creados para juzgar exclusivamente a hombres, que se aprobaron con la reforma del Código Penal que introdujo la posibilidad de castigar a los hombres más severamente que a las mujeres cuando incurran en el mismo “ilícito penal” (violando también la Constitución en lo que respecta al principio de igualdad y no discriminación…) y que se derogue el Artículo 92 del Código Civil siguientes que propicia que cualquier mujer denuncie a su esposo (legalizaron con su voto el “repudio”, de la mujer hacia el hombre, por supuesto…) para obtener de inmediato la guarda y custodia de los menores en los pleitos de divorcio, y la posibilidad de que conseguir todo el patrimonio acumulado durante la convivencia.
Dicen que los seres humanos (incluyendo a los políticos) somos los únicos en la Naturaleza que tropezamos varias veces en la misma piedra, aunque yo soy de los que piensan que hay otra característica más “definidora” de la identidad de los humanos: por lo general, cuando uno de esos seres que algunos tuvieron la feliz ocurrencia de denominar “homo sapiens” (hombre capaz de pensar) emprende un determinado camino, y transcurrido cierto tiempo comprueba que no era la senda más acertada, no suele hacer lo que cabría esperar de un ser “racional”, no, al contrario se dirá a sí mismo cosas tales como que después del tiempo empleado, los esfuerzos realizados de todo tipo, el dinero destinado a ello, ya no es posible retroceder, volver a la encrucijada y tomar el verdadero camino.
Generalmente un animal de los denominados “racionales”, no recurrirá a la inteligencia que hemos de suponer que debería caracterizar a sus decisiones, no hará uso de su raciocinio en esos casos, tenderá a justificarse, engañarse, decirse a sí mismo que “en el fondo no me va tan mal, además, seguro que un poco más adelante encontraré un atajo a través del cual accederé al camino que, debía haber tomado en lugar del que equivocadamente emprendí”.
Pese a la anterior reflexión, somos muchos los que hemos depositado grandes esperanzas en el Partido Popular y confiamos en que el Gobierno de Mariano Rajoy no permitirá ni apoyará las políticas antifamilia que promueven las asociaciones de mujeres más extremistas… y si en verdad están por la defensa de la familia, del interés superior de los menores, promoverán la derogación de la sexista y antifamilia “ley integral contra la violencia de género” y de la actual legislación de divorcio, para que se generalice la custodia compartida en las rupturas de pareja, así como la mediación familiar obligatoria.