Vergonzosas condecoraciones
Resulta incomprensible que por el mero hecho de ser considerado “algo habitual” se proceda a la concesión de una condecoración de tan alto rango como es el Collar de Isabel la Católica, sin mérito alguno, al ex presidente Rodríguez Zapatero, tras haber dejado a España hundida en la más espantosa de las miserias. Según parece, tal despropósito también se hará extensivo a otros miembros del Gabinete.
Los vicepresidentes Salgado y Chaves, serán igualmente condecorados con la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III y Gran Cruz de Isabel la Católica respectivamente. Los restantes ministros, para no ser menos, recibirán igualmente las correspondientes distinciones por su entrega y labor realizada. Toda esta pantomima, carente de fundamento e impropia de los tiempos que vivimos, solo puede ser considerada como una ofensa a la inteligencia. La dignidad que entraña una condecoración debería mantenerse a ultranza, y con las citadas concesiones, lo único que genera es una tremenda vergüenza ajena, que el caso de ciertos ministros, podría ser considerado como una falta de respeto o bien, mover a la hilaridad…La elección de los nombres queda al gusto del lector.
Tratar de defender las bondades de Zapatero políticamente constituye una desfachatez. En todo caso, lo suyo, sería demandarle responsabilidades. Reconocer méritos y premiarlos es correcto siempre y cuando existan merecimientos, pero nunca a un Gobierno como el anterior que ha sido rechazado por una mayoría aplastante de españoles en función de su desastrosa gestión y resultados. Si la decisión de condecorarlos ha partido del presidente Rajoy, su actitud puede ser perfectamente considerada como una ofensa a la ciudadanía. Acción tan desdichada o más que la reciente y repentina subida de impuestos.
Con esta confusa ceremonia de difícil interpretación y duramente criticada en todas las tertulias políticas en TV y hasta la saciedad en las redes sociales, los “condecorados” piensan que el pueblo está reconociendo sus desvelos y patriótica entrega, pero nunca por el estado en que han dejado la Nación, cuya caótica situación corresponde a los errores de Aznar, los mercados y la insufrible “prima de riesgo”, familia directa de Ángela Merkel. Lo que no admite la más minima duda es que los cinco millones largos de parados están contentísimos con este festival de medallas de oro macizo, siendo su verdadero y justo sentimiento, bromas aparte, una mezcla de náusea e indecencia.
No puede entenderse como Rajoy, cansado de acusar a Zapatero en su época de responsable de la oposición por haber destrozado España, de mentir y falsificar las cuentas, ahora, como presidente del Gobierno, modifique su discurso y todo sean parabienes, cuando lo lógico sería mantener los postulados esgrimidos en la campaña electoral. Estos cambios repentinos de criterio no gustan, sino que más bien disgustan a votantes, militantes y simpatizantes del PP, que tienen muy presente los millones de parados, las subvenciones millonarias a sindicatos y patronal, corrupciones, amiguismos y enchufismos, ERES, Caso Campeón, Chaves, Alianza de Civilizaciones, Plan E, concesiones a ETA, humillación a las víctimas, y un largo etcétera que no están dispuestos a olvidar bajo ningún concepto.
Veamos don Mariano. Si no pone orden cuanto antes en todos estos desatinos, el tinglado se derrumbará más pronto que tarde. La oposición está aprovechando para insultar al Gobierno con la mencionada y dura subida de impuestos y la sociedad riéndose de su desafortunado reparto de prebendas en forma de condecoración. Está creciendo el número de militantes del PP que dudan si el presidente tiene verdadero interés en aclarar e investigar hasta el final tanto el 11-M como el Caso Faisán.
¿De que y a quien tiene miedo Rajoy? ¿Se nos está ocultando algo?. Se impone un retorno al Mariano Rajoy de la campaña electoral, a no ser que esté dispuesto a recibir el primer mazazo en las próximas elecciones autonómicas andaluzas. El descontento, por el momento solo crece en progresión aritmética; no permita que se convierta en geométrica….¡Tiempo al tiempo!