Humor norteamericano
Dice el avezado sociólogo Amando de Miguel que en España, los que más presumen de ser “antiyanquis” son los que más imitan a los norteamericanos en todo, de forma compulsiva y obsesiva. Gran verdad, pues. En España la izquierda es mucho más pro-norteamericana que la derecha, que ya es decir. Pocas veces se ha visto que un gobierno español se arrodille ante la administración de las barras y las estrellas de una forma tan pastelosa y nauseabunda como se ha hecho en la época de Zapatero, y eso que los años de Bush y Aznar dieron bastante de sí. Pero Zapatero y Obama han superado todas las expectativas. Para mal.
El pueblo angloamericano tiene virtudes y no son pocas. Por ejemplo: Causan vergüenza ajena ésos que tildan a los gringos de ignorantes…. Nada menos que al país de Columbia, Harvard y Yale. Estados Unidos es un país que, a pesar de una demencial política exterior y de una especie de gobierno paralelo de finanzas y multinacionales que no representan el interés popular sino al contrario; en fin, a pesar de los pesares, podemos afirmar que es un país libre.
Empero, no es cuestión de poner en una balanza lo bueno y lo malo de los Estados Unidos. Sería demasiado extenso. Pero bueno, ya que reconocemos que para el cine (Como para la narrativa, heredado de sus padres británicos) son unos auténticos maestros, por nuestra parte, el humor no lo hacen demasiado bien, al igual que la gastronomía.
Y es que decía un tío mío que a él le daban mucho coraje las series venidas de Estados Unidos que tanto nos gustaban a los chiquillos (Como “Cosas de casa” con Steve Urkel y compañía) porque en esas series “te dicen cuándo te tienes que reír”. In illo tempore yo lo tachaba de exagerado, pero con el tiempo, lo voy entendiendo. Será que me hago mayor… Ay, cuando suenan las sonrisitas programadas en tal o cual escenita…
Con todo, la furibunda progresía nos fue trayendo la moda del “club de la comedia”, con monólogos de ladrillera pared y solitario micrófono, faltaría más. Intentando imitar un humor que por una cosa o por otra no parece amoldarse a nuestra idiosincrasia y encima con humoristas pésimos, la gran mayoría que ni saben contar un chiste ni saben hacer una imitación en condiciones ni nada de nada. ¿Es que no tienen sentido del ridículo? No, pero tienen sentido del dinero; mientras que nuestra patria se sigue empobreciendo.