España en el corazón
Hace mucho tiempo, casi en mis comienzos políticos, coincidí en un acto del partido con Manuel Fraga. A pesar de la impresión que me causaba y del apuro que sentí al acercarme, le hice una pregunta importante dada mi inexperiencia. Le dije que cuándo se me quitaría la vergüenza para hablar en público. Él, con ese tono característico y esa fuerza arrolladora, me respondió: “querida amiga, espero que nunca, porque entonces la perderás para muchas otras cosas”.
Una afirmación que, pasados los años y con mucho más bagaje, puedo asegurar que es verdad. Se aprende a disimular y a aparentar naturalidad pero el respeto al público debe convivir siempre con toda persona decente, máxime cuando deseamos contar con su comprensión y aprobación.
He referido esta anécdota porque refleja a la perfección la personalidad de Manuel Fraga. Era un hombre brillante, con una preparación excepcional. Número uno tanto en las oposiciones de Letrado de las Cortes como en la Escuela Diplomática o en la Cátedra de Derecho Político. Sus conocimientos se acompañaban de una gran rapidez mental, le sobraban palabras y le faltaba tiempo para expresar todo lo que bullía en su cabeza.
Hoy conocemos España como un país turístico de primer orden, pero no siempre fue así. Olvidamos que Fraga, como promotor de la idea, lo adivinó, se empeñó y lo consiguió. Entendió que el Turismo, hasta entonces inexistente, podía convertirse en una magnífica fuente de ingresos para muchos españoles. Podía funcionar como un potente dinamizador económico, como una alternativa al atraso que, en numerosos aspectos, padecía entonces nuestra nación.
Gracias a su esfuerzo y entusiasmo logró modernizar España, abrirla a Europa y al mundo y transformarla en un destino turístico por excelencia cuya relevancia permitió que año tras año fuésemos el principal país receptor de visitantes. Creó y consolidó la red de Paradores que intentaba poner en valor lugares de nuestra tierra que no contaban con las infraestructuras adecuadas. Ofreció a todos los españoles la rentabilidad económica de nuestra riqueza cultural y patrimonial.
Aunque con altibajos, hemos ido manteniendo el nivel. El turismo es nuestra principal industria y ha proporcionado trabajo a millones de compatriotas que, con esta herramienta, se han cualificado profesionalmente, han podido formar una familia y han disfrutado de una buena calidad en sus vidas. Tal vez la mayoría de ellos nunca se ha parado a pensar que todo comenzó un día abriéndose paso con ímpetu entre las ilusiones irrenunciables de un político apasionado incapaz de darse por vencido.
Fraga abolió la censura y construyó bases sólidas para la libertad de prensa en unos momentos políticamente duros. Otros se vanaglorian criticando sus aportaciones, pero no pueden negar que como consecuencia de las mismas, el avance de la Democracia en España entró en un camino sin retorno. Creo sinceramente que hizo más por nuestro país que si se hubiese conformado con situarse en la cómoda disidencia improductiva.
La transición política fue un hecho histórico ejemplar de infinitas consecuencias. La Constitución española contó, para su elaboración, con un progenitor experto y responsable que aportó su profundo amor a España como garantía de éxito y convivencia democrática. De nuevo, su inquietud le llevó a participar de forma destacada en la creación de las reglas del juego iguales para todos, en las que enmarcamos nuestras aspiraciones legítimas, nuestra seguridad y tranquilidad.
Fraga no se conformó y su nueva idea adquirió forma con la fundación de un partido que moderándose y centrándose se ha adaptado perfectamente a las ideologías modernas europeas. El Partido Popular ha gobernado España proporcionando la mayor prosperidad de toda la etapa democrática. Vuelve a hacerlo encontrándose con una herencia económica desastrosa, lo que supone un nuevo reto de esfuerzo y de logros para nuestro país. Ha sido depositario de la confianza en casi todas las Comunidades Autónomas y en la mayoría de Ayuntamientos. Y tiene por delante una meta imposible durante los últimos treinta años.
Si nos dejamos la piel para ganar las próximas elecciones autonómicas, Andalucía se beneficiará y rendiremos a Don Manuel el mejor homenaje por su vida y tras su muerte.
*Alcaldesa de Fuengirola y portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía.