Open de Australia.- Federer sucumbe ante un grandioso Nadal
La grandeza de dos de los mejores deportistas de la historia. La gloria de dos dioses del Olimpo de la raqueta. La inmensidad de dos tenistas que llevan el tenis al límite en cada uno de sus encuentro. La complejidad de un deporte que, cada uno a su manera, llevan perfeccionando durante años. Es más que un duelo. Son Rafael Nadal y Roger Federer. O lo que es lo mismo, la historia de un enfrentamiento legendario en el que, por fortuna para el español, su habilidad para superar los momentos complicados del encuentro y su infinita capacidad de superación fue superior a la inmensa clase y la calidad del suizo.
Federer cayó con grandeza, con el honor del mejor tenista de la historia. No se dejó absolutamente nada y exprimió al máximo sus recursos. Pero enfrente tenía a un tenista inmenso que le tiene tomada la medida. Apretó al balear, batalló desde principio a fin sin mirar atrás, pero no fue suficiente. Después de más de tres horas y media de un partido hercúleo de ambos, Nadal firmaba otro éxito más en su interminable lista de triunfos. Tras un encuentro que se cerró por 6-7(5), 6-2, 7-6(5) y 6-4, el número dos del mundo agrandaba un poquito más este deporte. Nunca serán olvidados. Han sido capaces de marcar una época.
La enormidad del encuentro se demostró desde el inicio. Los tres primeros juegos del suizo fueron una nueva muestra de talento y precisión. Tocando todas las bolas delante y sincronizando a la perfección todo su cuerpo, era un recital. Un tiro ganador por allí y un saque directo por allá. Y mientras tanto Nadal se limitaba a devolver las pocas bolas que le dejaba golpear el suizo. Aguantaba el chaparrón a la espera de su oportunidad. Y esta llegó. A pesar de estar dominado por el juego excelso de Federer, contrarrestó la rotura de servicio inicial e igualó el partido a cuatro.
Los fuegos artificiales paran el duelo
El manacorense había evitado la sangría. La exhibición del suizo y el despliegue de todos sus magistrales tiros dieron paso a una cascada de errores que metió al español en la manga. Además, el partido llegó al momento en el que el poder mental se impone a los golpes. Sin embargo, a pesar de que podía parecer que esa situación beneficiaba al de Manacor, Federer no falló en la muerte súbita y cerró la primera manga.
Y no solo eso, consiguió romper el servicio del número dos del mundo al inicio del segundo acto. El partido estaba donde quería el helvético, pero le duró muy poco esa comodidad. Nadal contrarrestó el ‘break’ y se lanzó a por el set. Además, con 3-2 a su favor, dos golpes que solo existen para el balear, dos puntos que únicamente él es capaz de conectar -un ‘passing-shot’ de derecha y otro de revés-, se tradujeron en una nueva rotura de saque que le llevó al 5-2 a su favor.
En ese momento clave, el partido se tuvo que parar: los fuegos artificiales para celebrar la fiesta nacional australiana tenían prioridad sobre el espectáculo que se estaba viendo en la pista. Tras la reanudación, Federer se desenchufó del partido. Además de ceder el set y el primer juego de la tercera manga, otorgó al de Manacor una triple ventaja para colocarse 2-0.
A pesar de ese mal comienzo, el número tres del mundo se rehízo en ese juego y en la manga. E incluso se llegó a poner con 4-3 y un ‘break’ de ventaja. Pero los excesivos errores no forzados -25 en el set- le imposibilitaron ir más lejos aún. Enfrente tenía a su bestia negra, al tenista que le ha impedido ser todavía más grande.
Demasiado para Federer
Si en los momentos clave del acto inicial había rendido por encima, en el tercer set no fue el caso. La generosidad en la pista del balear y su coraje defensivo propiciaron que se llegase a la muerte súbita. Los viejos esquemas relucían de nuevo: un golpe tras otro del español sobre el revés de su oponente variado a la perfección con alguna derecha paralela. Con la casta y la mentalidad por bandera, y con sufrimiento después de gozar cinco bolas de set, Nadal daba un paso de gigante para alcanzar la final del Abierto de Australia.
Las pesadillas que han atormentado a Federer durante la mayoría de sus enfrentamientos ante el balear volvieron a tomar protagonismo. Pese a que el partido lo tenía muy cuesta arriba, no se dio por vencido. Es más, al final del último acto fue capaz de dar lo mejor de sí mismo. Pero tuvo un problema: el español también lo hizo. Tras ofrecer los puntos más espectaculares del encuentro, Rafael Nadal, un titán en la pista, vencía al dios del tenis, a Roger Federer.