La vida del nasciturus “es un bien jurídico”
La Vida, plena vida, vida joven, llena. Vida que no sólo es carne sino esencia que respira. Vida neutra. Vida alba, pura vida entera, resulta para el ser humano, un simple “bien jurídico protegido” Por si fuera poco, los protectores legales son aquellos que dictan la ley con las carnes que les place. Lo demente de este asunto no es el enunciado. Lo demencial, lo insólito es que el ser humano se declarar competente para dictaminar cual es un “bien” y por lo tanto cual un “mal” La pregunta de los Ángeles si estos existirían sería ¿En virtud de qué fuero, ley razón o lógica?
La demencia de creernos jueces y parte del Universo llega hasta tal punto que en un alarde de locura divina nos arrogamos el poder suficiente para legalizar el bien y el mal, la vida y la muerte. Además de la justicia y libertad no sólo de la propia raza sino incluso también de las demás razas vivas.
Nos cuesta admitir que somos una raza infame, pues nuestro ego vive inmenso en la fanática percepción de que somos la raza predilecta, la raza divina. La raza entre las razas. Sin embargo, la raza humana no posee ni más razón ni más legalidad para impartir dignidad y libertad que la que poseen todas las razas vivas conocidas y por conocer. Esto, suponiendo que seamos parte de razón legal alguna dentro del universo, que es mucho suponer. Y el que no lo entienda así, esta cósmicamente equivocado. Somos una raza más, una más de entre billones.
En principio, ni mejor, ni peor, ni más santos, ni más demonios que las demás. Volviendo con el enunciado simplemente hay que reflexionar lo justo para entender el significado exacto de la frase en sí “bien jurídico protegido” En primer lugar ; un ser humano lo es en el mismo instante en que se fusionan los elementos precisos para la evolución del mismo.
En segundo lugar, un ser humano no es mercancía carnal, cuya propiedad pertenezca a persona o colectivo alguno, excepto al universo en su conjunto. Lo mismo se puede decir del bien y el mal razonado por raza, en este caso la humana. Puesto que tanto el Bien como el Mal, conciernen a la relatividad del propio Universo donde el ser humano únicamente es parte del conceptual núcleo al que denominamos “bien o el mal”.
Luego siendo esto cierto lo que resuelta ser un bien o un mal para el ser humano resulta en múltiples ocasiones justo lo contrario para otras razas e incluso para el propio planeta. Y ya no hablemos del orden Universal. En cuanto el término jurídico, se puede decir lo mismo. Puesto que la jurisdicción es un sistema propio absolutamente ajeno a la “jurisdicción” universal. Es decir, para que no se líen… a las potestades cósmicas por las cuales se rigen todo lo conocido y por conocer de las cuales somos una ínfima nadería. El término protegido es un simple aforismo más. El ser humano también protege al lince ibérico, al burro y elimina, dependiendo de conceptos propios, a los lobos a las liebres, los topos etc. En definitiva, el jefe es el jefe y en la Tierra no hay más jefes que el ser humano el cual hace y deshace a su antojo vidas propias y ajenas.
Para resumir, además de dejar las cosas claras, es primordial comprender que una cosa es el ingeniado manual de humano en el cual nos dicen qué es bueno y malo, legal o ilegal. Quién es Santo o Satán, profeta o embaucador, listo o tonto, cuerdo o loco, y otra bien distinta, la lógica que proviene del acontecer universal única e irrefutable realidad, mediante la cual, la Vida, en este caso la humana, es un misterioso hecho ajeno a otro derecho que el supuesto derecho por el cual se produjo la misma en el planeta Tierra.Luego no hace falta decir que el ser humano no posee derecho alguno para legislar sobre la Vida. El único derecho que posee es aquel por el cual inexorablemente ha de morir.
En cuanto al aborto en sí, verdad es que la capacidad para procrear es inherente a la evolución de la raza, sin embargo no es algo vital para la vivencia del ego en cuestión. Es decir, la natural necesidad de todos los seres vivos de cohabitar no lleva implícito procrear. He aquí la cuestión por la cual quienes abortan a conciencia de que lo hacen comenten el descomunal sacrilegio cual es eliminar vidas ajenas exclusivamente por puros intereses propios…Quienes engendran vida no pueden alegar, aunque lo aleguen, vital necesidad para su propia existencia. Luego el acto en sí es un acto propio que genera vida ajena. Interrumpirla voluntariamente es un vil asesinato, ya se vista de la legalidad que las partes interesadas- raza humana- quieran vestirla.
Por otro lado y para finalizar, me gustaría incidir en el apéndice legal por el cual se pretende que determinadas deformaciones físicas y psíquicas de la Vida en gestación “no merecen” venir al mundo. Y digo yo ¿por qué no empezar eliminando a todos los tontos del culo vivos, a los imbéciles, a los tiranos, a los asesinos, pedófilos, violadores y demás?Verdad es que las clínicas que se hacen de oro con los abortos se arruinarían, pero joder, los verdugos se pondrían las botas, actualmente hay demasiados en paro para los numerosos asesinos que andan sueltos. ¿No les parece?
En resulta y resultado; El ser humano puede legislar lo que se le ocurra a sus santísimos códigos genéticos sobre la Vida ajena y propia, nadie se lo va ha prohibir, sus arsenales nucleares le avalan. Sin embargo, es de supremos estúpidos mentales no asumir íntegramente la lógica del universo. Lo cierto, lo visto y por ver, la razón natural. La decencia celestial y demás infinitas cuestiones de éter universo. Única verdad aleatoria e indescifrable razón.
Despues de leer este maravilloso articulo solo me cabe decirle que es usted un genio
Muy interesante, don Gerard.