“Comparezco en el día de hoy para demostrar mi inocencia y mi honor en mi actividad profesional que he ejercido con total transparencia. Mi intención es aclarar la verdad de los hechos y la declaración de hoy ayudará a demostrarlo”. Iñaki Urdangarin ha dado la cara. Una declaración ante la prensa de 26 segundos y, sobre todo un gesto a su llegada a los juzgados: ha decidido hacer el paseíllo y ha entrado en la sede judicial a pie -como el resto de los imputados- junto a su abogado, Mario Pascual Vives.

El duque, acompañado solo de un conductor, ha llegado a las 8.48 horas a los juzgados de Vía Alemanya a bordo del mismo ‘Opel Zafira’ azul con el que ayer Urdangarin y la Infanta entraron al palacio de Marivent. Dos motoristas de la Policía le han abierto paso. Una marea de flash ha inundado la estrecha calle a la espera de captar una fugaz instantánea del exdeportista. Y ahí ha surgido la sorpresa. Cuando el coche parecía encarar el callejón que da acceso a los juzgados para evitar a Urdangarin el ‘paseíllo’ (tal y como había autorizado el decano de los juzgados por motivos de seguridad), el yerno del Rey se ha bajado del vehículo. Muy delgado, con cara demacrada, gesto cansado y vestido de traje oscuro y corbata clara, ha mirado por unos segundos a los dos centenares de manifestantes republicanos e independentistas catalanes que se han congregado a menos de cien metros. Luego, de inmediato, se ha reunido con su abogado, que le aguardaba al inicio del callejón.

Un ensordecedor griterío, en el que han destacado sobre todo los insultos de “¡hijo de puta! ¡hijo de puta!”, se ha apoderado de la zona mientras el duque y su letrado han recorrido los escasos 30 metros del famoso ‘paseíllo’ mientras eran el foco de decenas de cámaras. Ha sido entonces cuando el yerno del Rey se ha parado ante la prensa para hacer las breves declaraciones previas al interrogatorio, que se ha reiniciado tras un receso de poco más de una hora para comer, cuando ha regresado al Palacio de Marivent.

El papel de la Infanta

En su primera declaración ante el juez José Castro, el duque de Palma ha respondido a todas las preguntas formuladas por el magistrado, ha confirmado que la Casa del Rey le pidió en 2006 que dejara de contratar con administraciones públicas y ha definido como “testimonial” el papel que tenía la Infanta Cristina en el Instituto Nóos.

A preguntas sobre operaciones entre diversas sociedades, Urdangarin ha querido dejar muy claro que tan sólo había estado vinculado a Nóos Consultora, como socio al 50%, y a Aizoon, como socio y administrador. Ha insistido en que nada tenía que ver, ni como accionista ni como gestor, en las otras empresas investigadas: Bufete Tejeiro, Virtual Estrategies, Intuit, Shiriaimasu y De goes, entre otras. Ha acotado su responsabilidad a las gestiones que realizó como presidente del Instituto Nóos, dentro de un ámbito de competencias limitado a sus conocimientos en patrocinios y deportes.

“Sólo era la imagen, no llevaba las cuentas”, ha defendido el yerno del Rey, que se ha desvinculado, una y otra vez, de la llevanza de la contabilidad y de las operaciones entre sociedades contenidas en el sumario y de las que ha declarado no saber nada, descargando toda responsabilidad en su exsocio Diego Torres, con el que dice no hablarse desde 2008.

Durante el interrogatorio, el exdeportista ha reconocido que se reunió en el Palacio de Marivent, en 2003, con el expresidente balear, Jaume Matas, y el exdirector general de Deportes José Luis Ballester, a fin de negociar la posibilidad de que el Ejecutivo autonómico patrocinase el equipo ciclista Banesto, que tras esta operación adoptaría el nombre Illes Balears-Banesto. aunque ha defendido que él no adoptaba resoluciones en materia de contratación.

Empresa familiar

Urdangarin también ha relatado cómo tras reunirse con el presidente valenciano Francisco Camps en la Generalitat les dieron un contrato en tan solo tres días. Se trataba de la celebración del Valencia Summit, una cumbre sobre eventos deportivos, celebradas entre 2004 y 2006 y por las que Noós recibió un total de 1.350.000 euros. Ha defendido que fue su socio Diego Torres quien ya llevó los proyectos hechos a la reunión asicomo las cuestiones económicas.

El momento más tenso ha llegado cuando ha sido preguntado por la empresa ‘Namaste 97’, de la que son socios sus hijos. El duque ha reconocido que tomó esa decisión cuando sus hijos Pablo y Juan tenían 3 y 4 años, respectivamente, para que esta fuera una empresa familiar y que éstos tuvieran así su parte. El juez Castro ha sido muy minucioso y Urdangarin ha respondido con todo lujo de detalles, sobre todo en lo que respecta al entramado societario, mostrándose “muy tranquilo” en su declaración y ha contestado con entereza y “muy bien” a todas las preguntas que le ha formulado el magistrado.

Protestas y blindaje

Desde una hora antes de la llegada del duque, dos centenares largos de manifestantes han estado concentrados en las inmediaciones del juzgados convocados por los independentistas catalanes de Maulets, las juventudes republicanas de Izquierda Unidad Balear y varios colectivos ciudadanos contra los recortes. Aunque la Jefatura de Baleares había advertido de manera insistente al decano balear sobre la posibilidad de incidentes para reclamar que Urdangarin no hiciera el paseíllo, lo cierto es que el único incidente que ha ocurrido ha sido el lanzamiento de huevos contra el coche del exdeportista por parte de una señora de avanzada edad.

El ambiente ha sido reivindicativo y fiestero, mucho más que violento. Los congregados han gritado decenas de consignas como “Urdangarin trabaja en el Burguer King”, “Borbones a los tiburones”, “fuera la monarquía de los Países Catalanes” o “no hay pan para tanto chorizo”. Las banderas de la República española y las senyeras independentistas esteladas se han mezclado con carteles en los que se ha podido ver a don Juan Carlos caracterizado de El Padrino o una gran pancarta en la que se ha leído “Nóos robaaaaan” u otra con la leyenda “realmente ricos a nuestra costa”. Los concentrados han abucheado la llegada de los fiscales anticorrupción y de algún abogado.

El despliegue de seguridad, tal y como se preveía, ha sido de gran envergadura. Unos 150 agentes de las Unidades de Intervención de la Policía (UIP, antidisturbios) han blindado desde horas antes toda la manzana de los juzgados, a la que solo han podido acceder vecinos, abogados y periodistas debidamente acreditados. Varios de los vehículos particulares de la zona han sido remolcados por la grúa para dejar absolutamente limpio el acceso a los juzgados de la reducida comitiva del duque.

El duque de Palma está citado para declarar como imputado por la irregularidades en el Instituto Nóos, el organismo sin ánimo de lucro al que se incorporó en 2004. Dicho instituto y las sociedades satélites de sus dos socios se habrían hecho con 16 millones de euros en contratos procedentes de más de cien instituciones y empresas desde la entrada en el mismo de Urdangarin. Buena parte de ese dinero procedía de arcas públicas. El yerno del Rey debe tratar de contrarrestar las pruebas que apuntan en su contra en presencia del juez José Castro, juez instructor del ‘caso Palma Arena’.