José Eustasio Rivera y “La vorágine”
He aquí a uno de los muchos literatos que conocí en mi época más americanista de la universidad. Adquirí su obra de una edición de la Colección Fontana-Clásicos Universales, una de las máximas fuentes de mi modesta biblioteca.
Nuestro autor no se pudo mostrar muy prolífico puesto que la muerte lo atrapó bastante pronto, pero dejó un bellísimo testimonio para las letras indianas. No en vano llamó Menéndez Pelayo a la Bogotá decimonónica “la Atenas de Sudamérica”.
En esta novela se describe la crudeza de los caucheros en la selva que va uniendo fronteras en el desgarro. Con una historia de amor de por medio, nuestro protagonista, un poeta, se verá fugado en medio de un mundo que desconoce y que le sumergirá en unas arenas movedizas que amenazan con devorar todo.
Para mí, uno de los pasajes más significativos de la novela es este:”Mas no es justo olvidar la traición y el dolo. No todos los peones son palomas blancas: Algunos solicitan enganche sólo para robarse lo que reciben, o salir a la selva para matar a algún enemigo o sonsacar a sus compañeros y conducirlos a otras barracas.
Esto dio pie a un convenio riguroso, por el cual se comprometen los empresarios a prender a todo individuo que no justificase su procedencia o que presente el pasaporte sin la constancia de que pagó lo que debía y fue dado libre por su patrón. A su vez, las guarniciones de cada río cuidan de que tal requisito se cumpla inexorablemente.
Mas esta medida es fuente inexhausta de abusos y secuestros. ¿Si el capturador despoja de él a quien lo presenta? Réstame aún advertir a ustedes que es frecuentísimo el último caso. El cautivo pasa a poder de quien lo cogió, y éste lo encuentra en sus siringales a trabajar como prófugo, mientras se averigua lo conveniente. Y corren años y años, y la esclavitud nunca termina. ¡Esto es lo que me pasa con el Cayeno!
¡Y he trabajado dieciséis años! ¡Dieciséis años de miseria! ¡Mas poseo un tesoro que vale un mundo, que no pueden robarme, que llevaré a mi tierra si llego a ser libre: Un cajoncito lleno de huesos! ”
Palabras del “rumbero” (Nuevo baqueano) Clemente Silva; un personaje que se hará importante dentro de la aventura central del poeta bogotano Arturo Cova, que inicia su protagonismo en la “fuga por amor” que lo hará internarse en la selva.
Estamos sin duda ante un libro de una riqueza descriptiva monumental, de una composición de diálogos soberbia, de una cálida rapidez en el desarrollo, de un desenlace lógico. Un libro donde el autor muestra un talento innato, conociendo las causas y los efectos de la vida que hila para su historia. Una novela que teje del realismo al naturalismo y que refleja toda una época cuyas secuelas aún colean a día de hoy. Un tesoro que va del XIX al XX e inmortaliza el talento para la lengua castellana del pueblo colombiano, que parece ser uno de los pueblos más hispanistas de América.