¿Qué es España?
He aquí la pregunta que surge cuando España se encuentra en un trance difícil de sortear; y tan difícil que puede estar en peligro su propia existencia.
A esta pregunta contestó José Ortega y Gasset que España es “un animal histórico” (1), Pedro Laín Entralgo la definió como un problema (2) y Claudio Sánchez Albornoz como un enigma (3). Desde un punto de vista muy diverso Rafael Calvo Serer entendió que España no era un problema (4) y Manuel García Morente afirmó que España es una cuasi persona y hasta una personalidad (5).
Yo, por mi parte, me permito definir a España como un sujeto colectivo histórico al que llamamos indistintamente patria y nación; patria, porque ha sido forjada por nuestros padres, en el sentido amplio de la palabra, es decir, por las generaciones que nos han precedido, y nación, porque unida y en orden hay que entregarla a los nascituri, o sea, a los nacederos que han de integrar las generaciones que nos han de suceder.
Una de las conclusiones a que he llegado en una reflexión que estimo cristiano-católica es la siguiente: Si el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1.26), las naciones han sido creadas a imagen y semejanza del hombre, ya que el hombre es un ser social. Los hombres no tenemos una patria, sino que pertenecemos y somos de una patria. Claro es que hay una diferencia, como lo es, sin duda, el hecho de que las naciones no tienen un alma inmortal, por lo que no serán juzgadas en el juicio universal del último día. El premio o el castigo lo reciben las naciones en el tiempo y no en la eternidad, aunque la nacionalidad se conserve en los hombres como un dato identificador. (Apc. 5.9).
Precisamente, en razón de esa imagen y semejanza, según la doctrina que comparto, así como en el hombre hay cuerpo y alma, en las patrias o naciones hay unos elementos ónticos y un componente espiritual.
Los llamados elementos ónticos los ponen de manifiesto la geografía y la demografía, es decir, el territorio (superficie que produce y en la que se puede producir) y la gente (multitud de individuos diseminados que coexisten) y el componente espiritual viene a ser como un hálito divino denominado “alma” -entre otros- por José Luis Martín Ballesteros (6), “genio” por Ernesto Giménez Caballero (7) y “carácter”, por Víctor Pradera (8).
El componente espiritual convierte a la multitud “diseminada” de individuos en comunidad de personas que conviven compartiendo valores y voluntad de futuro.
Para mí, este ingrediente metafísico de la nación se percibe más claramente con las palabras genio y carácter; genio, porque su raíz se identifica con la idea de génesis, es decir, de aquello que engendra o genera (recuérdese la frase genio y figura hasta la sepultura), y carácter, porque a la manera del bautismo, aunque no de la misma manera, imprime carácter a la nación.
La nación, construida ya con los elementos ónticos que hemos señalado, y con el elemento metafísico, pide un Estado que jurídica y políticamente la proteja y que, por tanto, mantenga su unidad e identidad y sirva al bien común.
El elemento metafísico es el más importante. Sin territorio, o reducido éste al mínimo, y con pérdida casi total de la población, o con un pequeño grupo de ella en el exilio (por estar el territorio ocupado por una potencia enemiga), basta para que lo que, ciertamente, da la impresión de residual, conserve y ponga en ejercicio su genio, y consiga rehacer la nación. Tal es el caso de España, que comenzó a rehacerse al norte de la península, en Covadonga y en la Marca Hispánica, el de Israel, cuya población ha estado durante siglos esparcida por todo el mundo, y el de los países que estuvieron bajo la tiranía soviética durante años.
Además, como las naciones están hechas a imagen y semejanza de los hombres, al igual que éstos tienen una vocación, aquéllas tienen una misión que cumplir en el tiempo y además un ángel bueno que las custodia para que la cumplan (9) y un ángel malo que trata de pervertirlas. De uno y de otro, tenemos referencias en los textos sagrados, en la ayuda concreta del primero, y del segundo en la dolorosa realidad de las naciones que han desaparecido en el curso de la historia.
Tal y como hoy podemos contemplar, en lo que se ha llamado “noche oscura colectiva”, las naciones que un día constituyeron la Cristiandad, conformadas por el cristianismo, están sufriendo un ataque en bloque, que llega hasta su propia entraña.
Por lo que respecta a nuestra nación, somos testigos del avance de este proceso, puesto en marcha con verdadero descaro (aunque iniciado antes) a partir de la Transición; y ello en sus tres vertientes, la vertiente política, la castrense y la eclesiástica, con los tres cambios de chaqueta, de uniforme y de sotana.
Quiero fijar, de momento, mi atención en el desmoronamiento del Estado, que, como ya hemos dicho, existe para mantener la identidad y unidad de la nación y procurar el bien común. Pues bien, si el Estado no lo hace se convierte en un Estado antinacional, como el que actualmente tenemos, y que ha sido fruto de una Constitución elaborada no sólo por los que pretendían el finis Hispaniae, sino por algunos ingenuos, pero no menos responsables, que por razón de su ministerio, oficio y lecciones históricas muy recientes, debían saber que con su consenso contribuían y fortalecían la situación que ahora vivimos y lamentamos; “época oscura y desértica, en la que el riesgo y el peligro cercan no sólo a nuestras instituciones, a nuestro bienestar, a nuestra cultura, sino a nuestra patria”, como hoy podemos decir con palabras que escribió Ramiro Ledesma Ramos (10).
Ese Estado antinacional lleva a cabo una parcelación vertical del territorio (11) creando fronteras artificiales -lingüísticas, educativas, legislativas y fiscales- al amparo de un texto constitucional que afirmando en su artículo dos “la indivisible unidad de la Nación española (que) es la patria común e indivisible de todos los españoles”, reconoce la existencia de nacionalidades a las que, según el artículo 150 nº 2, el Estado podrá transferir o delegar competencias que son exclusivamente suyas y que son inherentes a la soberanía. Si además de esta transferencia o delegación, se legalizan partidos políticos independentistas, que han gobernado o han formado parte de los gobiernos de las nacionalidades, que declaran pública y repetidamente que las nacionalidades son naciones, es lógico que esa unidad indivisible de España esté a punto de romperse, como pone de manifiesto que en vez de España se hable de país o de Estado español; que con impunidad no se ize la bandera bicolor donde la ley dice que se enarbole; que se exhiban banderas separatistas; que no se toque el himno nacional en actos solemnes, que se celebren manifestaciones, incluso no autorizadas, en las que se pide la independencia y que con cargo al presupuesto del Estado y con dinero de todos los españoles se cometa lo que Víctor Pradera llama un “criminal matricidio” (12).
El Estado antinacional que tenemos arremete contra el segundo de los elementos ónticos, contra el pueblo, convirtiéndolo en multitud, muchedumbre, masa a la que se mentaliza, se teledirige y se maneja o trata de manejar a capricho; y no contento con eso reduce la generación española de repuesto con la difusión, incluso gratuita, de anticonceptivos, con el derecho al aborto, legalizado o clandestino (por medio de las píldoras del día siguiente), y por la homologación del “matrimonio”, lógicamente infecundo, de los homosexuales.
Simultáneamente, con la etiqueta de emigración, que cuando es verdadera beneficia al país de origen y al que se llega, ha permitido una auténtica invasión, con papeles o careciendo de ellos, sin ningún tipo de selección, y ha instalado en territorio nacional grupos ajenos a nuestra cultura y poco amigos de la misma, que no se integran en la sociedad española, sino que se injertan en la misma, aislados de ella y formando guetos, a los que a veces es imposible el acceso.
El Estado antinacional que padecemos está debilitando y esterilizando el carácter o genio en España. Por ello, si las naciones están hechas a imagen y semejanza del hombre, es preciso atacar las potencias de su espíritu y, por tanto su memoria, su entendimiento y su voluntad. A este proceso, cada día más acelerado de destrucción del espíritu nacional, asistimos en nuestro tiempo: A la memoria, ocultando o tergiversando hechos históricos, y enseñando contra la Verdad, con mayúscula o con minusculas; al entendimiento, con la confusión ideológica sembrada por el liberalismo, y por los medios mediatizados de comunicación; y a la voluntad, por la carencia de esperanza temporal y teologal en el futuro de España y de los españoles.
El Estado antinacional que soportamos no cree que España tenga una misión que cumplir, y le ofrece e impone un “imposible histórico” (13), que su código genético, su ADN, rechaza, hasta el punto de que no pudiendo asumirlo pierde su identidad convirtiéndose en una nación tránsfuga o pierde su existencia como una nación suicida.
Todo esto es lo que contuvo el Alzamiento nacional del 18 julio 1936 y la Cruzada subsiguiente por Dios y por España. Nuestra nación se reencontró consigo misma realizando un esfuerzo heroico y martirial admirable. España era, quizás, el último reducto de la Europa cristiana, y pudo, en esa Europa, en gran parte secularizada y pagana, dar un ejemplo de lo que pudiendo ser contagioso resultaba intolerable.
Nos aproximamos más, de este modo, al tema que hace surgir la pregunta: ¿Qué es España?, y a contestarla con toda claridad, ya que sólo de este modo podremos comprender lo que hoy sucede y sacar las conclusiones que expondré al final.
Creo, sinceramente, que Dios ha querido las naciones y a través de la Revelación no sólo ha hablado a los hombres sino que también les ha hablado a ellas. Dios, al encarnarse, ha entrado en la historia de la humanidad, y, por tanto, en el espacio y en el tiempo. Conocemos el día en que nació y el lugar, Belén, un pueblecito de la nación judía, integrada a la fuerza en el imperio romano. Así, Cristo -el Dios encarnado- se convierte en el alfa y omega, pero también en el centro de la historia. Cristo, nos dice Benedicto XVI, “tomó la historia de la humanidad en sus manos” (14).
A Cristo le ha dado “todo el poder en el cielo y en la tierra” (Mt. 28.18); sólo desde lo alto reciben ese poder, para premiar o castigar, incluso con la espada. (Epístola a los Romanos, San Pablo, 13.4) aquellos que gobiernan; y es “la Verdad (incluso la política) la que nos hace libres” (Jn. 8.32). Cristo se está dirigiendo a los reinos de este mundo (y no sólo a los apóstoles), a las naciones cristianizadas, cuando habla así: para que “mi nombre se anuncie a todos los pueblos” (Apc. 15.17), me “alaben todas las naciones” (Salmo 117.1), “pongan en Cristo su esperanza” (Mt. 1.21; Rom. 15.12) y “las ilumine” (Lc. 2.32), “id (pues) al mundo entero y predicad el Evangelio” (Mt. 16.15). “Dichoso es el pueblo cuyo Señor es Dios” (Salmo 33,12).
La primera respuesta a la pregunta ¿qué es España? debemos contestar, aunque sea paradójico, con la siguiente: ¿qué ha sido?, ¿qué nos cuenta su biografía, es decir, su historia? Pues nos cuenta que España, durante siglos oyó y escuchó la palabra de Dios, que sus reyes Isabel y Fernando fueron conocidos como Reyes Católicos, y que, convertida España en una nación-apóstol, envió misioneros a medio mundo, haciéndolo cristiano e incorporándolo en gran parte a la Cristiandad. No era la fe algo privativo, íntimo, personal, pues era, al mismo tiempo, una fe que trascendía e impregnaba la cultura, las costumbres, la vida pública y la conducta personal. España consiguió el reinado social de Cristo, tal y como con todo detalle lo describe Pío XI en su Encíclica Quas Primas, de 11 diciembre 1925.
España, como nación, a la que contemplamos con una perspectiva -repito- cristiano católica, tiene un código genético específico, en el que podemos considerar su concepción (mediante la que se encarna su genio o carácter en los elementos ónticos), su larga gestación, su vida, desde el nacimiento hasta su madurez, y la que ha venido en llamarse su decadencia.
Para mí, la concepción de España es significativa. Fue en Zaragoza, la romana (César Augusta), junto al río Ebro. El apóstol Santiago predicaba allí el Evangelio y estaba triste por su escaso éxito. Juan, su hermano, el discípulo predilecto del Señor, que vivía en Éfeso con María, después de la muerte de Jesús, al tener noticia de ello se la comunicaría a la Señora, y María, por bilocación o transportada por los ángeles, vino a Zaragoza, al lugar en el que hoy vemos construido el templo en el que sobre un pilar se venera con auténtico fervor a quien ha sido ciertamente la Madre de España y la Madre espiritual de América a través de España, y, en suma, la Regina hispanorum gentium. ¿No es alentador que María, en su advocación de Inmaculada, con Santiago (y cierra España), sean los patrones de nuestra nación?
A partir de entonces comienza la que hemos llamado gestación de España, que concluye con su nacimiento (15); nacimiento que se produce con la monarquía visigoda durante la cual se logra la unidad política, religiosa y territorial. A partir de ese momento el genio o carácter -el ingrediente metafísico y espiritual de España- a pesar de la invasión sarracena y de la pérdida casi total de los elementos ónticos (tierra y gente como ya hemos dicho) logra, desde Covadonga y la Marca Hispánica, reconquistarlos, recuperando aquélla y repoblándola.
Fueron ocho siglos de combate heroico para recobrar la unidad con la toma de Granada. El hecho de que ese combate lo libraran reinos distintos no llevó consigo que la idea, la conciencia y el sentimiento de España como nación desapareciera. Hubo varios reinos, como nos detalla Menéndez Pidal, pero una sola nación (16). Por eso, los Reyes Católicos no dieron nacimiento a España, sino tan solo la rehicieron. Terminó el rompecabezas del período de la Reconquista al formarse un solo reino, la nación primogénita de Europa.
Qué bellas las palabras de Nebrija a los Reyes Católicos: “Los pedazos de España, que estaban por muchas partes derramados, se redujeron e ayuntaron en un solo cuerpo e unidad de reino”. ¡Y qué ejemplo el de España, que fiel a su misión para los pies a la islamización de Europa, no sólo en los Pirineos, sino en la batalla de Lepanto, derrotando a los turcos que lo intentaban desde el Este, y que estaba dispuesta a intervenir con su Ejército cuando los musulmanes se acercaban a Viena!
No creo necesario recordar por extenso a la España madura de los siglos de oro, en los que creó un Imperio sin imperialismo, una patria grande, en frase del argentino Manuel Ugarte, una raza, según el también argentino y presidente de la República, Hipólito Irigoyen, pero una raza cósmica, como la define el mexicano Vasconcelos, que no se identifica por el color de la piel, la Hispanidad, en suma, bellísima palabra y neologismo, que creó monseñor Zacarías de Vizcarra y popularizó Ramiro de Maeztu.
Acertada la reflexión sobre el versículo del Evangelio de San Mateo (8.36), “¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde el alma? ¿Pero “qué ocurre cuando, en aparente pugna con la máxima evangélica llegó un trance en que hubimos de conquistar el mundo para salvar el alma”? (17).
He aquí, a mi modo de ver, el origen de lo que viene llamándose decadencia de España, que no es otra que la infidelidad a su misión, infidelidad que se inicia con el cambio de la dinastía y el abandono de la cosmovisión cristiana que tuvo la clase dirigente.
Tanto la guerra de la independencia y las guerras carlistas del siglo XIX, como la Cruzada del siglo XX, son la prueba del enfrentamiento ideológico y armado de los españoles que querían una España fiel a sí misma con los que trataban, y hoy tratan, de hacerla infiel a su misión, o de no tener ninguna.
Centraré mi atención, en cuanto a la decadencia de España se refiere, a partir de la definición que de España hace Ortega y Gasset (y que hemos citado): “España es “un animal histórico” (18). La verdad es que tal definición es incompatible con lo que en el mismo libro nos relata, pues de un animal histórico no puede escribirse lo siguiente: “Tuvo España el honor de ser la primera nacionalidad que logró ser una (y) la unidad es un aspecto formidable que, por sí mismo y aun siendo muy débil quien lo maneje, hace posible las grandes empresas”; y añade: “La unión se hace (y se hizo, agrego) para lanzar la energía española a los cuatro vientos, para inundar el planeta. La unidad española fue, ante todo y sobre todo, la unificación de las dos grandes políticas internacionales que a la sazón había en la península; la de Castilla, hacia África y el centro de Europa (y) la de Aragón, hacia el Mediterráneo. El resultado fue que por vez primera en la historia; se idea una `Westpolitik´: la unidad española fue hecha para intentarla” (19).
¿Cómo es posible que Ortega y Gasset, escribiendo esto, y también en el mismo libro, afirme que: “La historia de España entera, y salvo fugaces jornadas, ha sido la historia de una decadencia… decadencia es un concepto relativo a un estado de salud, y si España no ha tenido nunca salud -ya veremos que en su época mejor tampoco fue saludable- no cabe decir que ha decaído”.
Si se habla de decadencia como si se habla de enfermedad, tenderemos a buscar las causas de ella en acontecimientos, en desventuras sobrevenidas a quien las padece. Buscaremos el origen del mal fuera del sujeto paciente. Pero si nos convencemos de que éste no fue nunca sano, renunciaremos a hablar de decadencia y a inquirir sus causas; en vez de ello hablaremos de defectos de constitución, de insuficiencias originarias, nativas, y este nuevo diagnóstico nos llevará a buscar causas de muy otra índole, a saber: no externos a los sujetos, sino íntimos, constitucionales” (20).
De acuerdo con ello, si no hay decadencia española porque sólo cae lo que está en alto, si lo que hay es un fallo constitucional interno, quiere decirse que España tiene una malformación concepcional, una enfermedad congénita, que alguien estima que fue -decía Ramiro Ledesma Ramos- “una monstruosa equivocación de la Historia, siendo por tanto magnifico ir desmantelándola piedra a piedra hasta su desmantelamiento absoluto” (21), y, otros -que, con palabras de Onésimo Redondo- entienden que España es una “nación que (ha) cometido el delito de existir, (y) que no es otra cosa que el arrabal pintoresco y disparatado de Europa” (22).
Ahora bien, si esto es así, y tenemos presente el papel protagonista que España ha desempeñado en la historia de la humanidad, y a la que ya hemos hecho referencia, y que llevó a José Antonio a definir nuestra nación como “unidad de destino en lo universal”, no cabe la menor duda de que España no tiene malformación de origen, ni enfermedad congénita, sino que ha sido sujeto paciente de una enfermedad contagiosa, a la que ha ofrecido resistencia y ha hecho frente, retardando, con sufrimiento, pero con fortaleza, los estragos de dicha enfermedad. España no estaba invertebrada. A España la están desvertebrando, que no es lo mismo, desmembrándola, desalentándola, desanimándola. ¡Qué curioso que así lo reconozca el propio Ortega y Gasset: “la raíz de la descomposición nacional está, como es lógico, en el alma misma de nuestro pueblo, que ha hecho posible que España se (vaya) deshaciendo (y que) hoy (sea) más bien que un pueblo, la polvareda que queda cuando por la gran ruta histórica ha pasado galopando un gran pueblo”. (23)
Ahora bien, la raíz de esta descomposición nacional no está en el alma, genio o carácter que la dio vida y la hizo tan grande como admirable, sino en la gravísima enfermedad contagiosa de que ha sido víctima, y que la hizo perder su contacto con la historia, y que se empeoró al “inventarse por extraños y a propalar por nosotros su incapacidad para una existencia real, culpando precisamente al memorable y extraordinario pasado religioso en España (esa) ineficacia”. (24)
Si la Revelación tiene dos cauces, como nos dice la Iglesia católica, a saber, la Sagrada Escritura (Antiguo y Nuevo Testamento) y la Tradición, a su manera podemos decir que en la escritura y en la tradición encontramos cómo han de comportarse las naciones en el curso de su historia. La escritura la podemos leer en los profetas políticos y la tradición en las lecciones altamente pedagógicas del pasado. El profetismo político se hace realidad en aquellos que se han compenetrado con la unidad y la identidad de España, desde San Isidoro de Sevilla hasta el cardenal Gomá, desde Recaredo hasta Francisco Franco, y la tradición auténtica se ha hecho audible en las figuras ejemplares, que fieles al espíritu y, por ello, a la esencia de España, de una forma o de otra consagraron la vida a su servicio, desde Guzmán el Bueno al Cid Campeador, y desde don Juan de Austria hasta José Antonio.
La tradición, desde el punto de vista político, no puede confundirse con la rutina, con el plagio, o con la nostalgia paralizante. La tradición, aunque así se le impute, no es una momia conservada, un corazón sin latido, una pieza arqueológica exhibida en un museo. Tradición, que significa entrega, es algo que vivifica a la nación, que vigoriza y fortalece su espíritu, su alma, su genio, su carácter, y en suma aquello que la concibió, encarnándose en un sujeto colectivo histórico. La tradición es como la antorcha que para seguir adelante ilumina el camino; una antorcha que la generación pasada entregó a la presente, y ésta, a su vez, la entrega a la que ha de seguirle: “Sin Tradición no hay Nación”, afirma Víctor Pradera. (25)
Son tres las vertientes de la tradición. La primera es la convivencia de cada generación en una comunidad de ideales; la segunda es la que hace que cada una de esas generaciones se estime como sucesora de aquellas que le han precedido, y la tercera no es otra que dotar a la generación de cada tiempo de una voluntad firme de ser fieles a la misión que la Providencia le ha encomendado.
A la tradición, postulada como signo de identidad de España, han hecho referencia quienes forman parte, e integran, el profetismo político español. Hemos de limitar las alusiones a la Tradición a alguno de ellos.
Víctor Pradera: “La tradición es el pasado… que sobrevive y tiene virtud para hacerse futuro”(26).
Manuel García Morente: “Romper la tradición es poner en peligro la existencia misma de la Patria. Porque la personalidad histórica significa, ante todo, continuidad en el tiempo. Querer que España sea total y absolutamente distinta es un error… Sería otra cosa no hispánica en el viejo solar de España, la tumba, la sepultura de España”. (27)
Juan Vázquez de Mella: “La tradición que no acrecentase nada el caudal recibido, indiferente a lo que exigen las nuevas necesidades, sería algo muerto y petrificado, que habría que apartar para que no obstruyera el cauce de la Historia” (28).
Zacarías García Villada S.J: “El ideal super-regiones no puede ser otro que la vuelta a la tradición, la vuelta al destino providencial que Dios nos ha señalado en la Historia” (29).
Onésimo Redondo: “(Hay que) volver los ojos a la tradición, (al) norte salvador de lo tradicional. Tradición y moral son el protoplasma espiritual de la nación” (30).
Ramiro Ledesma Ramos: “A la verdadera tradición nos sentimos ligados de modo profundo” (31).
José Antonio Primo de Rivera:”(ensalza) los valores religiosos, espirituales y nacionales de la tradición y califica a la `tradición´ como substancia, no con ánimo de copiar de lo que hicieron los grandes antiguos, sino con ánimo de adivinación de lo que harían en nuestra circunstancia (32)”.
Francisco Franco: “Los 26 puntos del Movimiento (son) la genuina expresión actual de la Tradición Española”. (33).
Pío XII: “España tiene una misión última que cumplir, pero solamente será digna de ella si logra totalmente de nuevo encontrarse a sí misma, en su espíritu tradicional y en aquella unidad que sobre tal espíritu puede edificarse”. (35).
Pues bien, si la Tradición asegura la identidad de la nación perpetuando su espíritu, ese mismo espíritu exige unidad, y esa unidad cultural, económica y política en España se construyó sobre la unidad católica. De aquí que el proyecto que la Transición puso en marcha tuviera como objetivo fundamental, para destruir las tres unidades, culturales, económicas y políticas, descatolizar a Europa. A España, en frase de Alfonso Guerra, no la iba a reconocer ni la madre que la parió; y no la reconocerá porque se ha hecho todo lo posible para que sea realidad lo que dijo Manuel Azaña: “España ha dejado de ser católica”.
Lo que hoy presenciamos con inmenso dolor es que si a España le dio su unidad el cristianismo, la quiebra de su unidad lleva consigo la quiebra de España. No en balde dejó escrito Marcelino Menéndez Pelayo, (y aunque sea conocido el texto conviene recordarlo aquí): “El día (en que esa unidad católica se pierda) España volverá al catolicismo de los arévacos y de los vectores, o de los reyes de Taifas” (35).
En esta línea de pensamiento se unen al profetismo político numerosos autores, y entre ellos se pronuncian así:
José Corts Grau: “el catolicismo es nuestro primer valor espiritual, vínculo y nervio de España. Desentendiéndonos de él nuestra historia quedaría amputada en sus propia raíz” (36).
Zacarías de Vizcarra: “En España la pérdida de la unidad religiosa es, a breve plazo, la pérdida de la unidad nacional”. (37).
José Torras y Bagés: “El catolicismo (es) un elemento intrínseco y esencial en la constitución real y legal de la sociedad española”.(38).
Luis Martín Ballesteros: “España en todo su proceso formativo como nación fue plenamente católica. España logra su unidad y surge como nación al redactarse su partida de bautismo”. (39).
Manuel García Morente: “En la nación española y en su historia la religión católica no constituye un accidente, sino el elemento fundamental de su esencia misma. Es sencillamente imposible imaginar una historia de España sin religión católica. Sería la historia de otra nación… Lo que de su descristianización resultase ya no sería propiamente España, sino otra cosa, otro ser, otra nación, o probablemente aun, nada” (40)
Ramiro Ledesma Ramos: “¿Cómo no vamos a sentirnos católicos? ¿Pues no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se han realizado con el alma viva de España, es la Historia de España” (41).
Sin embargo, escribe George Uscatescu, hoy se trata de hacer “una historia sin espíritu (en la que) la fe sobrenatural en un orden trascendente (se sustituyó) por una fe ciega y cerrada en un bien material inasequible” (42). Es lógico, siendo esto así, que vivamos con un sentimiento de angustia y de terror, y que por eso, ante el miedo al futuro, ante la indisciplina escandalosa de muchos, ante la ineficacia de un régimen con alternativas liberal o socialista, que ofrecen como solución sólo proyectos económicos (el del Estado del bienestar o el del Paraíso del proletariado), desprovisto de espíritu, sólo cabe reaccionar afirmando que “no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4.4).
Y son esas palabras las que nos enseñan que el hombre no es un ser histórico fruto de la evolución, sino un ser trascendente, y que las naciones son instrumentos de la Providencia (43) pues como decía San Agustín: “Todos los reyes y reinas están dispuestos y ordenados por decreto y potestad de Dios” (44).
No podemos olvidar estos versículos del Nuevo Testamento: “Todo reino dividido será aniquilado” (Mt. 12.25 y Lc. 11.17); “Buscad el reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura” (Mt. 6.32).
Conclusiones
Esta exposición, con la que deseo dar a conocer una postura que puede considerarse contra corriente y hasta no eclesiásticamente correcta, ha de terminar con unas conclusiones que hacen referencia a la conducta que hemos de adoptar cuando, como alguien ha escrito. “En ninguna época anterior a la nuestra la angustia espiritual que vive el hombre, su turbulenta confusión, el incesante drama de su existencia, se han hallado tan íntimamente vinculados con su vida política y con el acontecimiento político general”.
Estas conclusiones son las siguientes:
1) Que “el cambio positivo real del mundo” del que habla Benedicto XVI (45) -y por consiguiente de la España en que vivimos, (en trance de desaparición)- requiere como condición si ne qua non, el cambio del hombre, toda vez que el liberalismo y el marxismo, sobre todo en su interpretación “gramsciana”, han invertido la mentalidad y la conciencia de los españoles, transformándolos en individuos integrados en una masa, que sin resistencia se amolda, y de tal forma, que no hay una oposición eficaz.
2) Que es preciso partir de la consideración y del comportamiento del hombre, no como individuo sino como persona, portador de valores eternos e hijo de Dios, afirmando, a la vez, que España, en su unidad e identidad, y como instrumento de la Providencia, tiene un espíritu animador católico y una misión universal que concuerda con él.
3) Que con el fin de que esa unidad e identidad permanezcan es preciso que a la rebelión de las masas se enfrente la rebelión de una minoría, que heroicamente luche por esa unidad e identidad, basada en la tradición que nos une al pasado, en la convivencia y comunión en los valores espirituales y en la cultura de las generaciones presentes, y en la voluntad firme de que España se reencuentre consigo misma para seguir cumpliendo su misión en el futuro.
4) Que esa minoría tenga conciencia muy clara de que la Nación ha de nacionalizar al Estado, ya que si el Estado desnacionaliza a la Nación acaba con ella. Por eso, esta minoria ha de proponerse como tarea inmediata que evite que el cuarto de máquinas del Estado lo ocupen quienes estén dispuestos a utilizar sus instituciones para destruir a España (48).
5) Que esa minoría sostenga que, sin perjuicio de las opiniones, hay una verdad política, es decir, un conjunto de valores innegables, que son la roca sobre la cual descansa la nación, de tal forma que si la misma se apoya sobre las opiniones, la nación puede derrumbarse, al igual que se convierte en escombros el edificio construido sobre la arena cuando el huracán sopla, o se produce un terremoto. (Mt. 4,24 a 27).
6) Que esa minoría deje constancia de que la verdad política es una de las manifestaciones de la Verdad, como lo es la verdad científica y la verdad histórica, a la que es indispensable permanecer fieles, sin ocultarla ni falsearla, pues sus lecciones son las más pedagógicas para orientar el presente y el porvenir de la nación.
7) Que esa minoría declare que solamente la Verdad es la que nos hace libres (Jn. 8.32), y que una cosa es la libertad psicológica para elegir lo que es bueno o lo que es malo, y otra, muy distinta, es la libertad moral, que determina lo que es malo y lo que es bueno, para calificar, por ejemplo, de bueno lo que me beneficia o es útil, y de malo lo que entiendo que es inútil o no me beneficia; como también, por ejemplo, practicar la eutanasia a un enfermo grave, o eliminar a un anciano porque es antieconómico mantenerlo o simplemente porque es un estorbo y molesta.
8) Que esa minoría, cuando se grite que se quiere libertad, ponga las cosas en su sitio, para no confundir la libertad psicológica con la libertad moral, y descubrir que, amparándose en la primera, lo que se exige y trata de imponer es la segunda. En ese caso, la libertad deja de serlo, como ocurre en el caso de la libertad liberal, que acaba siendo -y está a la vista- una libertad libertina o libertaria, es decir, un verdadero libertinaje.
9) Que esa minoría aclare que para que exista auténtica libertad, es necesaria una autoridad que la proteja, pero que en ningún momento, y por abuso, se convierte en tiranía.
10) Que esa minoría, inasequible al desánimo, asuma la tarea del reencuentro de España consigo misma, y recuerde que Jesús oraba, cuando dormían sus discípulos en el huerto de Getsemaní (Mt. 26.42. Mc. 14.37 y Lc. 24.25), y que el enemigo sembró la cizaña mientras los hombres que habían sembrado el trigo estaban ausentes (Mt. 13.25 y 28), que la levadura de la verdad consigue, fermentando, una masa nueva (I Cor. 6/8. Gal. 5.9), que la sal, si se vuelve sosa, no sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente (Mt. 5.13), que se enciende una lámpara para ponerla en el candelero e iluminar a todos los de la casa. (Mt. 5.15), y que, en frase de Juan Pablo II, la fe ha de hacerse cultura, para que impregne a la sociedad.
Notas
1) “España invertebrada”. Edit. Espasa Calpe. 2ª ed. Madrid 1922, pág. 146.
2) “España como problema”, titula uno de sus libros. Edit. Seminario de problemas iberoamericanos. Madrid 1948.
3) El título de su libro, que consta de dos volúmenes, se titula “España, un enigma Histórico”. Edit. EDHSA. Barcelona 1955.
4) “España, sin problema”. Edit. Rialp. S.A. Madrid 1957.
5) En “Ideas para una filosofía de la historia de España”. Edit. Rialp. S.A. Madrid 1957.
6) “La esencia de lo español. Conferencia de esta formación política en la Universidad de Zaragoza”. Imprenta Tono. Logroño 1946. Pág. 19.
7) “Genio de España”. Edit. Doncel. Madrid, 7ª edición. 1971. Pág. 102.
8) “El Estado nuevo”. Edit. Española. 2ª edición. Pág. 98 (en la página 113 también habla de la personalidad colectiva). También se habla del carácter (y concretamente del carácter esencial español) en “Carácter y labor de España”, libro publicado por la vicesecretaría de Educación Popular. Madrid 1942.
9) Rafael Breide Obeid publicó sobre “Los Ángeles y las Naciones” un precioso trabajo sobre este tema en la revista argentina “Gladius” (nº 46, de 25 diciembre 1999). Yo hice referencia al mismo tema en mi libro “Tiempo de Ángeles”. Edit. Arca de la Alianza Cultural S.A. Madrid 1987. Págs. 76 a 78. Marcello Stanzione, en su libro “365 giorni con gli angeli” (Edit. Garibaldi. Milán 206. Pág. 117, nº 16, cita a Juan Pablo II: “Se puede afirmar que el cometido de los ángeles como embajadores de Dios vivo se extiende no sólo a los hombres… sino también a las naciones”.
10) “Escritos políticos”. Editora “Trinidad Ledesma”. Madrid 1985.Pág. 40.
11) Onésimo Redondo: “El Estado Nacional”.Edit. Fe. 1939Pág. 72.
12) Ob. Cit. Pág. 94.
13) Manuel García Morente. Ob. Cit. Pág. 283.
14) “Luz del Mundo”. En inglés. Edit. Ignatius Press. San Francisco. 2010. Págs. 36 y 37.
15) Ramiro Ledesma Ramos, en su “Discurso a las juventudes de España”, nos dejó escrito: “La Iglesia fue testigo del nacimiento de España como ser histórico. Está ligada a las obras culminantes de nuestro pasado nacional, y en muchos aspectos unida de un modo profundo a dimensiones españolas de calidad alta. (Edit. Herederos del autor. Madrid 1981. 7ª edición. Pág. 94).
16) “El imperio hispánico y los cinco reinos”. Edit. Instituto de Estudios Políticos. Madrid 1950.
17) Se formula esta pregunta José Corts Grau en “Motivos de la España eterna”. Edit. Instituto de Estudios Políticos. Sexta edición. Madrid 1942. Pág. 42.
18) Ob. Cit. Pág. 160.
19) Ob. Cit. Págs. 163 y 51.
20) Ob. Cit. Págs. 160 y 161.
21) Ob. Cit. Pág. 59.
22) Ob. Cit. Pág. 91.
23) Ob. Cit -que se publicó en 1922- págs. 174 y 68.
24) Enrique Ruíz García. “Ensayo sobre la personalidad española”. Murcia 1953. Pág. 121.
25) Ob. Cit. Pág. 841.
26) Ob. Cit. Introducción. Pág. 25.
27) “Ideas para una Filosofía de la historia de España”. Edit. Rialp. S.A. Madrid 1957. Págs. 300 y 301.
28) Discurso en Santander. 1916.
29) “El destino de España en la historia universal”.Edit. Cultura española.2ª edición. Pág. 259.
30) Ob. Cit. Págs. 162, 195.
31) Revista “J.O.N.S.” Nº 2, de 2 junio 1933.
32) Discurso en el Cine Europa, de Madrid, el 2 febrero 1936. Prólogo al libro de Pérez Cabo, 1935.
33) En el discurso en la sesión del Consejo Nacional del Movimiento, celebrada en Burgos, el 10 junio 1939.
34) Citado por José Corts Grau en “La vigencia de España”. Conferencia en el Círculo español de Puebla (Méjico). 1959, Editada por el Instituto Angelopolítano de Cultura Hispánica. Pág. 15.
35) “Historia de los heterodoxos”. Vol. VI 1 Edit. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 1948. Pág. 508.
36) Ob. Cit.Pág. 28.
37) Citada por José Luis Díez Jiménez en Ob. Cit.Pág. 294.
38) En el libro a que alude la nota anterior: “Carta Pastoral. Dios y el César”, y en la misma página.
39) Ob. Cit . “La esencia de lo español”. Torroba. Logroño 1946.
40) Ob. Cit. Págs. 161, 262.
41) ¿Fascismo en España?. Anexo I. Edit. Trinidad Ledesma Ramos. Madrid 1988. Pág. 167.
42) “Rebelión de las minorías”.Edit. Nacional. Madrid 1955.Pág. 203.
43) Así lo dice Luis Martín Ballesteros. Ob. Cit. Pág. 92.
44) “La ciudad de Dios”. 2ª edición. Madrid 1933. Libro IV. Cap. 33.Pág. 190.
45) Ob. Cit.Pág. 157.
46) “Restauración de la nación”. Edit. Alce. S.A. Madrid 1978.Págs. 31 y 32.
Para mi es un orgullo que este brillante y documentado artículo de don Blas PIÑAR, q. e. p. d., encabece el listado de mis modestas colaboraciones en ALERTA DIGITAL, pero la autoría es suya, que no mía. ¡Y bien que lo siento, pues me gustaría escribir tan bien como él! Por cierto Armando, aprovecho para sugerirte la posibilidad de recopilar todos los trabajos de don Blas PIÑAR en un libro, que puedes publicar en ebook en Amazon, por ejemplo, o incluso en edición impresa, aunque tendrías que contar con sus herederos, pues tienen la propiedad intelectual de sus obras hasta… Leer más »
Discurso de un Diputado
Bravo por D. Blas Piñar. Arriba España. Alzamiento Nacional.
http://lascrucesdelasespadas.blogspot.com.es/2010/03/el-mejor-orador-de-europa-blas-pinar.html
http://blogestosehunde.blogspot.com.es/2010/03/blas-pinar-en-la-sesion-de-investidura.html
Muy bello artículo. Enhorabuena. Doy gracias a Dios por tenerle aún entre nosotros en estos tiempos difíciles. Que Él le preservé muchos años.
España es el culo de europa Sr Blas…..
Don Blas, pues claro que una minoría es la que decide siempre, una minoria con voluntad, con virtud, con empuje, sabiendo que es su Destino pues el testigo lo recogió de sus antepasados. Con sólo un máximo del 20 % de Hechados pa`lante, esto cambiaría…Pero se necesita un nucleo o masa crítica, un centro atractor, que sea el punto de apoyo sobre el cual mover todo, y hacerlo girar, y llevarlo mas allá. Y ese punto de apoyo, o es bien el fijo e inmutable, que es Dios.
Don Blas, ¿que es España? desde mi humilde opinión España es lo que dijo José Antonio, 2UNA UNIDAD DE DESTINO EN LO UNIVERSAL” y el romance de Julio Cejador y Frauca, “A ESPAÑA” en eso es para mí España, reciba todo mi afecto y un filial abrazo y siempre a sus órdenes don Blas, para lo que guste mandar.
¿Qué es España? Un invento jurídico, una realidad fictícia. Es el intento de volver a poner a Castilla en la élite del mundo, como en los siglos XV y XVI. Es la construcción de un Estado mediante la anexión de las naciones catalana, vasca y gallega, bajo un mismo paragüas, con voluntad centralista y uniformizadora. El nombre de España, para definir la unión territorial del actual Estado, no aparece jurídicamente hasta 1812, con la primera Constitución. España es un invento: el disfraz de Castilla, para dar rienda suelta a su imperiosa necesidad de recuperar el respeto y la envídia que… Leer más »
¿Qué es cataluÑa?
La anexión de Noreste español por parte de una tribu que llegó huyendo de Francia, creando un miserable condado (Barcelona) y con la ayuda del Reino de Aragón, se apropiaron de otros territorios (la actual Cataluña)
Pero tranquilo, pronto regresareis de donde nunca debisteis salir
A la mierda cagalana, yo no la considero enemigo, solo es eso la mosca cojonera que se aplasta facílmente, y nada más, con agua se limpia todo, agua fuerte, para tí.Gordo de mierda, y lleno el cerebro de sebo, eso eres Obés morbíd.
Como duele que os digan la verdad… ¿Cuanto estaríais dispuestos a dar para recuperar vuestra reputación perdida? ¿Cuanto pagaríais para volver a ser la nación “donde nunca se pone el sol”? A dia de hoy, España es la nueva verguenza mundial: símbolo del derroche estúpido de dinero para construir infraestructuras no utilizadas y construcción urbanística y símbolo de la tirania de la casta política que recorta derechos y hace paga a los ciudadanos de los errores de los bancos. 1. Me gustaría saber como regresareos de donde nunca deberíamos haber salido 2. Somos vuestro enemigo, claro, ¿por qué negarlo? Somos… Leer más »
España, está por encima de la mierda de sus gobernantes y de los excrementos cagalanes, anda y vete a paseo, por cierto ARturito Mas porqculeador, pide dinero y aún no ha empezado el año, ¿tan mal estais los cagalanes? si no servís ni como inmundicia.
Me molesta enormemente que opine asi de España de esta forma peyorativa y despectiva porque todavia existen personas ante esta decadencia moral y politica actual del Estado que creemos en una futura regeneracion sino por accion de la sociedad aborregada que tenemos de un Mesias como en el pueblo de Israel que lance un mensaje que nos una nuevamente a todos con ilusion y vision de futuro. El problema mas profundo de España con esta partitocracia que padecemos es que ninguno de los partidos politicos que se consideran con ambito nacional tienen conciencia nacional,el PP es un partido que representa… Leer más »
Estamos insertos en una crisis absoluta economica debido al despilfarro de nuestra clase politica,el pesimo gobierno del PSOE y ahora del PP lo que origina una falta de credibilidad de nuestra clase politica independiente del disfraz que porten porque comunistas ,socialistas,centristas y conservadores no les importa el pueblo y solamente su posicion social y economica,y ellos por sus esplendidos suieldos que perciben de erario publico se olvidadn del sufrimiento del pueblo.No es de extrañar que en la manifestacion del 25 S insultaran a los diputados cuando salieron del Congreso porque el pueblo pide una democracia y no la partitocracia que… Leer más »
BIOGRAFIA:JULIO REYES RUBIO JULIO REYES RUBIO (Campo Real (Madrid), 9 de octubre de 1944) es un historiador español. Contenido del Índice 1. Biografía 2. Fotos del autor 3. Características de su obra 4. Temática de Ensayos 5. Su pensamiento y tesis 6. Obras 1. BIOGRAFIA Julio Reyes Rubio es hijo de un militar que participó en la Guerra Civil (1936-1939) en el bando republicano discriminado durante toda su vida profesional por haber pertenecido a la zona roja. Estudio en la Escuela Técnica de Peritos Industriales de Madrid, terminando en el año 1966, solicitando posteriormente el título de Ingeniero Técnico Industrial… Leer más »
Hoy dia 26 de Abril he enviado mi nuevo libro que titulo:¿Que es España? a la imprenta asi que dentro de 15 dias estara terminado para distribuirle en distintas librerias de Madrid y especialmente donde siempre encuentras los ejemplares de mi obra es la Casa del Libro en la Gran Via-Madrid.
Saludos cordiales
Julio Reyes Rubio “Al-Mayriti”
Estoy finalizando la correccion del ensayo:¿Que es España? y en breve voy a proceder a editarlo.Hoy he solicitado el deposito legal y considero que es un libro que he dedicado un largo tiempo para su redaccion y recoge una gran cantidad de ideas para proyectar la imagen de España en el mundo a traves de su union con Portugal con la fundacion de Iberia como objetivo inmediato y como mediato la construccion de la Comunidad Iberica de Pueblos,una macronacion de mas de 700 millones de almas con una identidad cultural y espiritual unidos por lazos fraternales con un objetivo comun… Leer más »
Soy autor de varios libros(24 editados),conocidos en la Casa del Libro,e Internet y en otras librerias y en algunos de ellos reflexiono sobre el futuro de España.Entre los conocidos sobre este tema, estan:La España agonica:Supervivencia o Balcanizacion”;La España critica….una Iberia posible”;”La nacion Iberica:España y Portugal:una Federacion de Estados”;Al-Andalus:¿Realidad politica futura?;”El Reencuentro:Hacia la construccion de la Comunidad Iberica de Pueblos(CIP)” y por ultimo en revision para publicar inmediatamente:¿Que es España?.Mi eslogan es:”España sobrevivira sin Vasconia o Cataluña como sobrevivio Gran Bretaña sin Irlanda,Suecia sin Noruega,Holanda sin Belgica y la Republica Checa sin Eslovaquia”. Su futuro esta en separarse de la Union… Leer más »
MUY BIEN D. BLAS SIEMPRE CON USTED
Con todo el respeto, pero a la respuesta de qué es España yo solo puedo contestar que hoy por hoy es una soberana mierda coronada como la copa de un pino.
Siempre Presente Don blas.
¿Cuantos españoles existen como don Blas?, ¿sólo él?, ¿dos?, ¿tres?
Y ¿cuantos hacen falta para devolver la dignidad a España?, ¿dos?, ¿tres?
o ¿cincuenta millones?
Necesitamos un líder carísmatíco que nos aleje de esta clase política ,sin distinguir las mascaras que portan porque toda presumíblemente es corrupta y no la mueven las intereses nacionales por encima de sus intereses privados ,y su enriquecimiento ilicíto es decir necesitamos un filosofo que busque solamente la fama póstuma(su recuerdo eterno de la nación española) y que tenga ideales puros orientados al concepto de patria despreciando los intereses espúreos,comunes en los políticos corruptos.España si no encuentra este personaje providencial se desintegrara en taifas como en el pasado y sera botín de nuevos pueblos que dirigíran en un futuro la… Leer más »
Sr. Blas cada día son más buenos sus artículos, porque no habrán más hombres como usted, que defiendan nuestro país como usted.
Una vegada més les meves felicitacions a aquesta persona tan bona i tan patriota com es el Sr. Blas Piñar. Miri Sr. Blas sóc testimoni directe del que es Espanya arà. Per a mi es una nació desmembrada i que cada dia perd més la seva identitat. Sóc català però hem sento també espanyol, dons miri, aqui a Catalunya s´hem nega el dret dels meus sentiments i no puc dir lo de espanyol perqué automaticament se m´exclou quasi de la societat. Quant dic el que sento hi ha gent que fins i tot hem deixen de parlar i saludar, i… Leer más »
Si los políticos que están rigiendo nuestras vida y hacienda, tuvieran la milésima parte del concepto que tiene don Blas de lo que es España, no estaríamos en la catastrófica situación en que estamos; es una lástima que personas como el Sr. Piñar esté apartado de la política porque (y a pesar de su edad) esa cabeza tan perfectamente amueblada, rige de maravilla.- Gracias, Don Blas, se lo dice un español de su concepto.
Sr. Blas Piñar España hoy dia es una verdadera mierda y es por la ausencia de D.Francisco Franco Bahamonde. (Franco) Yo soy un joven de 22 años, quiero decir que no he tenido el placer de conocer a este gran hombre y aunque le resulte raro lo echo de menos., cada dia me considero mas de derecha,mas franquista y mas facha, y todos los dias digo en voz alta y clara ¡ Franco ¿donde estas? ! ¡Vuelve, España te necesita urgentemente! Y para finalizar le mando un abrazo y le digo que España los 3 hombres mas importantes que ha… Leer más »
¿PERO COMO PUEDES METER A AZNAR EN EL MISMO SACO QUE A DON BLAS PIÑAR Y A FRANCO?
Blas Piñár y Franco son patriotas íntegros, Aznar solo es un puto neocon made in FAES , un mamporrero de los intereses globalizadores y judeoyanquis, un patriota de hojalata y de su cartera.
Como se nota que tienes 22 años, te queda mucho aún por leer.
(Por cierto, a Blas Piñar Aznar le cae como una patada en la entrepierna)