Vecinos de Guadiana del Caudillo votando ayer a mediodía en las urnas habilitadas en el colegio público.

Para unos ha sido una reafirmación de sus orígenes, para otros un anacronismo que vulnera la ley. Para Antonio Pozo Pitel, el alcalde de Guadiana, ahora sí, del Caudillo, la consulta realizada ayer para decidir de una vez cómo se llama el pueblo que rige hace cinco años ha sido en realidad un alivio.

Es un peso que se quita de encima, un marrón que estaba soliviantando a los vecinos, poniendo a su pueblo de 2.540 habitantes bajo el foco de la actualidad nacional e, inevitablemente, en el punto de mira de los defensores de la Ley de la Memoria Histórica, que considera que este tipo de votación ha sido de una debilidad legal pasmosa. De hecho, un día antes la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (Armhex) emitió una nota solicitando a los vecinos que no participaran en este «remedo de consulta».

De momento, de un censo 1.950 votantes, 495 escribieron ayer Guadiana del Caudillo, 310 solo Guadiana, y seis usaron la tercera opción e inventaron su propia denominación: cuatro Guadianas del Condado, una Guadiana de Springfield y otra Guadiana de los Barracones. Votos nulos hubo cuatro y dos en blanco. Para muchos, asunto zanjado.

Pozo lo ha organizado todo de manera sencilla y directa. Guadiana del Caudillo era entidad local menor adscrita al Ayuntamiento de Badajoz. Quería independizarse, pero este paso depende de la Junta de Extremadura, que en la anterior legislatura era socialista y su presidente, Guillermo Fernández Vara, les dijo que antes tenía que eliminar el apellido que evocaba al dictador. En Guadiana del Caudillo la gente votó al PP. Cambió hacia este signo el ejecutivo autonómico y la independencia le fue concedida el pasado 23 de febrero.

Problemas más importantes

Como Eulalia Lagar, una abuela que votó ayer a las dos de la tarde, casi nadie desvelaba cuál era su opción para evitar rencillas. Todos decían que había problemas más importantes aludiendo al paro.

Y como el dilema de Caudillo sí, Caudillo no permanecía, estaba dividiendo al pueblo y, a la vista está, emborronando señalizaciones, Antonio Pozo convocó un pleno y tanto PSOE como PP aprobaron preguntarle a quienes viven allí. El bando firmado por el alcalde el pasado 2 de marzo decía literalmente en su primer párrafo: «Aprobado, por unanimidad, celebrar una encuesta a la población con el fin de entrevistar a sus vecinos para preguntarles su opinión respecto al nombre de nuestro pueblo».

Cada facción podía convencer a los demás como quisiera. Según Antonio Pozo, él se comprometió a no hacer campaña por ninguna opción «excepto para aclarar mentiras, como que el pueblo se iba a quedar sin subvenciones si mantenía del Caudillo».

También insistía ayer el regidor en que dejar el nombre original no era necesariamente la opción de los del PP y acortarlo la de los del PSOE y otra gente de izquierdas. Solo reconocía que la discusión «desde hacía semanas había un ambiente enrarecido, y por eso quería zanjar la situación de la manera más democrática posible».

La cita con las tres urnas fue ayer en el colegio público San Isidro que está en la calle Constitución, la cual curiosamente mucha gente conoce aún como calle Francisco Franco, que era como se llamaba hasta hace catorce años y de hecho así llegan algunas cartas todavía.

A votar acudió ayer entre las nueve de la mañana y las ocho de la tarde el 41,8% de un censo electoral ligeramente ampliado desde los últimos comicios, ya que la lista de votantes se revisó para incluir a todos aquellos que hubieran cumplido los 18 años a partir del pasado 20 de noviembre.

Mientras saludaba a unos y otros, Antonio Pozo decía que si salía cambiarle el nombre a su pueblo él no tendría problema en añadir aún más trabajo al que ya le está suponiendo haberse segregado el mes pasado de Badajoz, como actualizar el padrón, el catastro, traspasar competencias fiscales al Organismo Autónomo de Recaudación y otros trámites. Lo que le fastidia, decía, «es que me hayan dejado a mí este muerto, a un alcalde que lleva aquí cinco años cuando antes estuvieron los independientes cuatro años, los del PSOE 16 y con mayoría absoluta y antes los comunistas durante ocho años».

Ayer sobre las nueve de la noche, nada más terminar el recuento, levantarse acta y dar fe a la secretaría del Ayuntamiento, Pozo no tenía ganas ni de valorar el resultado más allá de un escueto «no ha habido ninguna incidencia, es lo que ha querido el pueblo y si hoy es un día grande aquí es porque la gente ha decidido en libertad».

Es consciente de que ahora habrá colectivos que no aceptarán este proceso electoral que consideran ilegal. «Esos ya que vayan al juzgado y que a nosotros nos dejen tranquilos que tenemos muchas cosas que hacer», les dice el alcalde de Guadiana del Caudillo, que esta semana tiene previsto ratificar en pleno lo que ayer decidió su pueblo.

«Yo creo que hay en el pueblo problemas más grandes que éste de cambiarle el nombre. Aquí hay mucho parado. Le pongan el nombre que le pongan la vida va a seguir igual», decía ayer esta joven que vive en el pueblo desde 1978.

«La mayoría de la gente se guarda lo que ha votado, yo no me lo he pensado mucho, lo que no sé es si seguirán las discusiones después de que salga el nombre definitivo», decía ayer esta chica de 19 años.

«Yo le dejaría con el que tiene porque es el de toda la vida, lo fundó quien lo fundó y si quieren cambiar el nombre, pues que quiten todo lo que él hizo, los pantanos, el canal de Montijo y las parcelas se las vuelvan a dar a los mismos. Esto ha generado mucha discusión en el pueblo»