La recta final
Las elecciones del próximo 25 de marzo son peculiares por dos razones fundamentales. Es la primera vez en treinta años que las encuestas indican el triunfo del Partido Popular, lo que provoca reacciones definidas por parte del PSOE. En segundo lugar, la campaña está impregnada de noticias diarias referidas a la corrupción del gobierno andaluz, aunque desconocemos qué consecuencias desencadenará este hecho en la intención de voto.
Sabemos que las encuestas sólo indican tendencias. No obstante, el aviso de alarma se convierte en pánico para la extensa familia socialista que ha ido creciendo a la sombra del gobierno y que ve peligrar su magnífico estatus. Lo han diseñado al amparo de un auténtico abuso de poder y lo han disfrutado con impunidad durante demasiado tiempo. El socialismo español es tan sectario y ambicioso, que no siente vergüenza en utilizar fondos públicos para perpetuarse. Con esos fondos hace favores y ofrece prebendas que van configurando una tela de araña firme: su auténtico tejido de sostén.
Los miles de componentes de esa estructura pertenecen a familias afines al régimen, cercanas siempre, que han vivido opíparamente. Su único mérito es la proximidad ideológica. Su currículo, con frecuencia, ninguno. En estas elecciones, si el PSOE no gana, se desmoronará el tinglado de toda esa gente que se adhiere al régimen como una lapa. La ansiedad por la supervivencia les agobia y son capaces de cualquier cosa. Por ello apelan al miedo contra el PP, cuando en realidad bajo esa excusa están camuflando su propio pavor ante la pérdida de privilegios que nunca debieron existir. Su táctica es tan desesperada, tan burda, que supone un insulto a la inteligencia de los andaluces. Verles defender sin escrúpulos su enorme parcela de influencia gestionada desde el egoísmo, es patético.
Según los socialistas, el PP va a terminar con todos los derechos. Privatizará la sanidad, la enseñanza, recortará las prestaciones sociales y finiquitará la Ley de Dependencia. Eliminará las ayudas a la agricultura, las becas, las subvenciones a la cultura y retrocederá décadas con la pérdida de logros alcanzados con tanto esfuerzo. Ayudará a los ricos y maltratará a los pobres. Así, un sinfín de mentiras disparatadas que repiten hasta la saciedad sin sentir apuro de su propia mezquindad, de su propio engaño interesado, de su afán por mantener favoritismos.
El tiempo del socialismo en Andalucía parece que se acabó, que tiene fecha de caducidad y la corrupción de más de una década ya no la pueden ocultar. Por el contrario, aflora cada día con más crudeza indicándonos la podredumbre de un gobierno que devora todo para sí mismo frenando con indiferencia el progreso de ocho millones de andaluces.
La ética se ha demostrado incompatible con el gobierno socialista, según sus propios altos cargos. Lo que nos queda por comprobar es si la ética es imprescindible para el conjunto de Andalucía. El próximo día 25 podemos bendecir actuaciones horripilantes o censurarlas con claridad. Si elegimos lo primero estaremos entregando un cheque en blanco a un gobierno que ya ha cometido demasiadas tropelías.
En Democracia siempre escogemos nuestro destino y por eso me asusta pensar que nos resulte indiferente la corrupción, que no exijamos conductas impecables a nuestros representantes políticos, que no consideremos la honestidad un valor irrenunciable. Si sucede así, Andalucía habrá preferido la peor de las opciones condenándose a un futuro fracasado.
Necesito creer que nuestra tierra reaccionará, que se rebelará ante tanto reparto de dinero público a los amigos, que dirá NO a la indecencia y que no perdonará la burla, la falta de respeto de un gobierno que ha llegado muy lejos en su ambición corrompida. Andalucía no puede aguantarlo todo. Andalucía no debe ser cómplice de la podredumbre, del expolio, del robo. Ni del despotismo.
Seamos mejor los cómplices del progreso, de la confianza en nuestras posibilidades de crecimiento, de la esperanza en un futuro espléndido, de la igualdad de oportunidades, de la ilusión y la exigencia, de la reivindicación más elevada.
El 25 de marzo es la fecha en la que puede empezar la nueva etapa. Es el día en que debemos aspirar a lo mejor dejando atrás la resignación y el conformismo que todo lo contamina. Es el día en que podremos encerrar en el pasado conductas bochornosas de los que piden el voto pero no piden perdón.
El 25 de marzo es el día del Cambio Andaluz. De nosotros depende.
*Alcaldesa de Fuengirola y candidata número 1 del PP al Parlamento de Andalucía por Málaga.
EL SOCIALISMO DEBE DE DESAPARECER ,SON LA CUADRILLA DE ASESINOS Y CRIMINALES ,LO FUERON EN 1936 Y LO HAN SIDO EN 2010 ,HAN IMPUESTO LA PENA CAPITAL A LOS ESPAÑOLES POR NACER . .EL CRIMEN DEL ABORTO. ESTA ES MI OPINIÓN. ME AMPARO EN ART 19 -20-