Manifestación ayer en París en protesta por el asesinato de Toulouse

¿Cuánto habrían tardado las autoridades francesas en detener al autor de los cuatro asesinatos en una escuela judía ayer en Toulouse si  hubiese sido un defensor de los autóctonos europeos? Posiblemente ya estaría en algún sótano de la dirección antiterrorista de París sometido a severos interrogatorios y la prensa europea llevaría ya horas con el sable desenvainado y arremetiendo sin descanso contra la candidata Marine Le Pen y, por extensión, contra todos los grupos identitarios europeos que la apoyan.

Que el autor del cuádruple crimen no es un europeo de origen es materia inopinable. De haberlo sido, insistimos, ya habría sido detenido. El crimen de París se trata pues de uno de esos extraños sucesos que tienen lugar extramuros de sus supuestos protagonistas y cuyos verdaderos objetivos quizás Nicolas Sarkozy conozca mejor que nadie.

Si se trataba de detener el ascenso que dan todas las encuestas al Front National, asociándolo con un pretendido rebrote del antisemitismo en Francia, la operación no ha podido ser más chapucera. El ministro francés del Interior y destacado miembro de la masonería, Claude Guéant, ha reconocido hoy que no se ha avanzado mucho en la investigación de los cuatro asesinatos en una escuela judía ayer en Toulouse, pero ha indicado que uno de los testigos de la matanza vio que el asesino llevaba una cámara. Lo que ocultó a los franceses el ministro de Interior son los datos que relacionarían al asesino con una organización terrorista islámica que, en abril del pasado año, amenazó con atacar a soldados franceses de origen africano y con atentados contra objetivos judíos en suelo francés.

¿Por qué se minimizan tales datos, que contribuirían a espantar a los demonios que al ‘establishment’ de la vecina república le interesa ahora resucitar. ¿Hubiese sido tan ‘discreto’ el representante gubernativo galo de haberse detectado cualquier conexión entre el pistolero y alguna organización europea que hubiera amenazado con asesinar a soldados de origen africano y a ciudadanos judíos?

Por otra parte, una de las armas utilizadas por el asesino es la misma que se utilizó la semana pasada para asesinar a un soldado también en Toulouse y a otros dos militares el pasado jueves en Montauban, según han confirmado fuentes de la investigación. ¿Cómo puede un sólo criminal poner en jaque a todo el Estado francés? ¿Quién protege al misterioso motero asesino?

En una entrevista a la emisora de radio ‘Europe 1’, el político, que ha afirmado que “hemos llegado a la cumbre de la barbarie”, ha contado que el asesino tenía una cámara que le colgaba del cuello y ajustada en el pecho: “no sé si filmaba todo, pero le vieron ese aparato”. Llamativo que se detallen los objetos que portaba el presuto asesino, pero no sus rasgos físicos.

La presidenta del Consejo Representativo de Instituciones Judías en Francia en Midi-Pyrénées, Nicole Yardeni, que ha visionado los vídeos de las cámaras de vigilancia del colegió judío donde ayer fueron asesinados tres niños y el padre de dos de ellos, ha resumido su contenido como “algo insoportable”. Es “una pesadilla, como ver un filme de horror”, ha declarado a varios medios de comunicación franceses antes de detallar el aspecto “muy frío, organizado y determinado” del supuesto asesino. Era “como alguien que mata animales”, como quien practica “su deporte”, ha subrayado al borde de las lágrimas.

Se ve a “alguien que baja de una moto y se pone a disparar y la gente cae muerta, y entra en el patio del colegio y atrapa a una niña y le da un balazo en el tímpano”, ha añadido Yardeni, una de las pocas personas que ha visto las cintas antes de que la policía las precintase. La pequeña, de ocho años según algunos medios, de diez años, según otros, era la hija del rabino y director del establecimiento, Yaacov Monsonego. Antes de ir tras ella y dispararle en la cabeza, el asesino había matado con idéntica sangre fría a otros dos niños, de 3 y 6 años, y a su padre, profesor de religión en el centro, que intentó protegerles, según han relatado algunos testigos.

El asesino parecía “determinado y muy normal”, ha explicado Yardeni, quien ha precisado igualmente que la moto era de color blanco y gran cilindrada. “No se puede decir si está sereno, porque está enmascarado” y lleva el casco de motorista puesto todo el tiempo, pero sí se le ve partir “con calma, deprisa, porque es alguien atlético, pero con calma también”, ha añadido.

Homenajes a las víctimas

Las dos cámaras que captaron estas imágenes, ha indicado, cubren esencialmente la entrada y el inicio del patio del instituto-liceo judío Ozar-Hatorah, donde tuvieron lugar los hechos, ante cuya valla padres, alumnos y ciudadanos han depositado hoy numerosos ramos de flores. También han rendido homenaje a las víctimas en París, Toulouse y Burdeos varios miles de personas en diferentes marchas silenciosas convocadas por la Union des Étudiants Juifs de France.

En París, el cortejo ha ido de la plaza de la República hasta la de la Bastilla y comenzó hacia las 19.30 GMT, al término del acto organizado en la sinagoga Nazareth, una de las más amplias de la capital francesa, donde alrededor de un millar de personas ha rendido homenaje a las víctimas, entre ellas el presidente francés, Nicolas Sarkozy, su esposa, Carla Bruni, y el líder socialista y candidato presidencial, François Hollande. En Toulouse, el Gran Rabino de Francia, Gilles Bernheim, ha oficiado una ceremonia religiosa en presencia del ministro francés del Interior, encargado de los Cultos, Claude Guéant, y del candidato centrista a las presidenciales de abril-mayo próximos, François Bayrou, entre otras personalidades.