Fotones en el supermercado
Día sábado, de compras para abastecer la casa para toda la semana. Coincido con mi hijo, 20 años, estudiante de física en la universidad, para que me ayude y de paso compartir unos momentos de distendido diálogo.
Me encuentro casualmente con Antonio, le presento a mi hijo. Entre las góndolas de leche de larga duración y el stand de verduras frescas, mi amigo, óptico de profesión y fascinado por la vocación de mi vástago, le confiesa que siempre hubiera querido estudiar física. La conversación deriva por los inconmensurables caminos de la física cuántica con insospechada fluidez. Yo, como médico que soy y algo avergonzado por mi ignorancia en el tema, me siento un poco de más aunque comparto el entusiasmo que va in crescendo a medida que avanza la improvisada tertulia.
Pero el momento culminante lo dio un ciudadano francés que en perfecto castellano se dirigió con paso firme hacia nosotros desde el frigorífico de lácteos, y señalando el yogurt que acababa de coger exclamó: “Lo siento, no pude evitar escuchar vuestra conversación. Lo lógico en este lugar sería escuchar hablar de dietas y productos light, pero vosotros habláis de fotones. Simplemente estoy asombrado”. Hizo un gesto de aprobación y se fue sin más.
Es tal vez una anécdota curiosa, casi un chiste de tebeo, si no fuera por que los hombres, en el mundo actual cambiante y sorprendente, demuestran que piensan y saben hablar en serio, sobre fotones y otros muchos temas, en el supermercado o en cualquier otra parte.
No se engañe, gentes que hablen de estas cosas-sean hombres o mujeres- son una excepción…pregunte , pregunte sobre el partido del domingo, ahí vera la cultura del pueblo.
El super es ahora el agora del siglo XXI
Pues sí, de fotones y electrones, de Física y Química, de Matemáticas y Astronomía, de Política y Economía, y de muchos otros temas que las mujeres en general, no captan bien, por mucho que les duela a las feministas.