Derecha, Comunicación y Cultura
Ha calado en la sociedad, por los errores del PP en materia de comunicación y cultura y por la eficaz propaganda comunista del siglo XX, que la izquierda utiliza mejor los medios para llegar a la gente, ya sea con libros, música, televisión, cine o marketing político. Es un hecho tan lamentable como cierto. Por eso, cuando al poco de publicar La Tesis Prohibida, un conocido historiador me dijo que se alegraba de que irrumpiera en el mundo de la novela con una óptica necesaria por ausente, sentí que estaba desempeñando un papel que podía ser importante, lo cual me hizo mucha ilusión. Tanto, que al poco me embarqué en lo que será mi próximo libro: una novela sobre cómo vivieron la Guerra Civil mis antepasados en la que no faltará, por supuesto, el resultado de mis investigaciones sobre el origen de La Tesis Prohibida durante la contienda.
Recuerdo perfectamente aquella conversación, allá por octubre de 2011. El historiador siguió explicándome los motivos por los que la derecha pasaba de la cultura: interés por una vida ordenada –no bohemia-, demasiada inquietud por los negocios, falta de rebeldía por conservadurismo y, por supuesto, un afán de vivir sin enfrentamientos que muchas veces resulta ser la causa de los mismos… No digo yo que el historiador acierte –que hay grandes autores en la derecha-, pero efectivamente es una explicación lógica del hecho de que, por ejemplo, casi todas las novelas o películas sobre nuestra historia publicadas en los últimos cuarenta años en España, son de tendencia izquierdista. También, el medio de difusión masivo que es la televisión está dominado por corrientes progresistas.
Por todo esto, cuando muchos me preguntan, con razón y preocupación, –como si yo debiera saberlo- “¿para cuándo un partido?”, suelo contestar que primero necesitamos estudio, cultura, formación y, mucho después, cuando todo ello cuaje en un medio de comunicación con cierta capacidad de influir, entonces podremos decir que tenemos algo que comunicar y, además, contaremos con la forma de comunicarlo. Porque partidos que quieren intentar entrar en el juego del sistema, ya existen, como es el caso de AES (Alternativa Española), pero que, a pesar de su enorme esfuerzo, jamás podrán ser escuchados como merecen en un sistema que subvenciona los medios y donde casi nadie quiere hablar de un partido que precisamente se atreve a pensar diferente.
Curiosamente, quien más esfuerzo dedica a abortar –qué verbo más preciso- cualquier iniciativa por la derecha en España, es el Partido Popular y sus medios afines. ¡Cuán absurda estrategia! No comprenden que en España muchos votos de la derecha quedan sin representación. Esos votos, algún día, hubieran sido fundamentales para, presionando antes al PP, haber superado ciertas imposiciones del socialismo o del separatismo. Pero, no: en la partitocracia, lo de menos es la nación y sus ciudadanos, porque solo interesa que el partido obtenga la máxima cuota de poder.
Por eso, antes de cualquier intento político, ya sea de un partido, asociación o planteamiento de una reforma del modelo de Estado, urge aclarar principios, actualizar mensajes, modernizar criterios económicos, sumar gente con tanta vocación como un nivel cultural adecuado y entrar de lleno en los medios de comunicación. No es una tarea fácil, por cuanto la gran parte de los obstáculos suelen provenir de la proximidad siempre atenta para boicotear iniciativas en nombre de dogmas, tópicos, principios mal digeridos, nimiedades, mezquindad y consignas de otros tiempos. Pocos comprenden aquí que la política es una actividad que requiere de habilidad, pacto, cesión y planteamientos coherentes con la época en la cual toca vivir. Así, llega a existir tanto apego a doctrinas tan mal aprendidas que denigran a sus referentes, que algunos se contradicen quedando tan reducidos a la marginalidad que su actividad política es del todo ineficaz.
En fin, seguiremos adelante soñando que en España pueda encauzarse, de forma parecida a aquella Polonia de los setenta, la resistencia cultural de una nación fiel a sus esencias para resucitar la libertad y la patria, que estuvieron apunto de sucumbir por el mismo totalitarismo de todos los tiempos.
Una empresa utiliza el marketing. Así la derecha que surja debe utilizar ese “marketing” para llegar a la gente.