La República Checa deja a Grecia al borde del KO (2-1)
Salieron los checos disparados como misiles. La humillante goleada ante Rusia y un rival poco dotado para la defensa alentaron sus ansias y ayudaron a su éxito. Muy temprano, Hübschman halló un hueco a la espalda de la defensa helena que aprovechó Jirácek y poco después Rosický inventó un pasillo para que Gebre Selassie alcanzara la línea de fondo. El pase al corazón del área del excelente carrilero terminó en la red gracias a la colaboración de los zagueros mediterráneos y la fortuna de Pilar.
Con la contribución desafortunada de Chalkias la República Checa había inscrito su nombre como el equipo que más rápido ha anotado dos goles en una Eurocopa. Tan veloz como sus propios estiletes se aproximaba la victoria. En apenas seis minutos los griegos estaban noqueados por sus vertiginosos rivales, quienes sufrieron una mayor tragedia con la lesión de su portero en apenas veinte minutos.
En el otro lado del escenario los checos sonreían y disfrutaban de un papel inesperado. Su estilo rápido y atrevido había fructificado de inmediato gracias a los límites de sus adversarios y a sus propias virtudes. La mayor calidad de los centroeuropeos sirvió desde entonces para desplegar un juego de dominio y llegada asentado en la calidad de Rosický y Pilar y apoyado en la rapidez de Jirácek.
Con la hegemonía checa transcurrió el resto del partido. A las trabadas jugadas de ataque griegas respondían los de Michal Bílek con técnica y contragolpes punzantes. Vértigo contra corazón. Ingredientes que servían un caldo de cultivo inclinado para un triunfo checo con pocas posibilidades de cambio. Sin embargo, su mejor activo de seguridad cavó una grieta. Cech prolongó el mal día de los guardametas con un error inexplicable al dejar escapar un balón sencillo dentro del área. Gekas aprovechó el regalo para anotar y resucitar la fe entre los de Fernando Santos.
El técnico portugués cambió su estrategia y apostó por el balón largo y la acumulación de delanteros en busca de los nervios checos . Poco más lograron los griegos con su escasa capacidad para la creación, con solo dos tiros a puerta, y sus hombres clave desparecidos: Samaras buscando balones y Karagounis peleado con todo aquel que se le acercara. Resultó demasiado sencillo para los checos a pesar de que Rosický se quedó en el banquillo durante toda la segunda parte. Con un defensa estable que no repitió errores en los últimos minutos sumaron un triunfo que restaura su imagen y les sitúa a un paso de clasificarse para cuartos de final.